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Multiculturalismo


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  1.881 Palabras (8 Páginas)  •  338 Visitas

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¿Qué es el Multiculturalismo?

Delfín Ignacio Grueso

Miembro del Grupo Praxis

Departamento de Filosofía

Universidad del Valle

El multiculturalismo está de moda. Varias cuestiones tienden a identificarse con este concepto. En primer lugar, las luchas contra la discriminación contra los individuos en razón de su color de piel, creencias religiosas, origen nacional y pertenencia étnica en el seno de sociedades en proceso de liberalización, lo que constituyen luchas que bien pueden llamarse liberales. En segundo lugar, y tomando distancia frente a las anteriores, las luchas de las identidades colectivas, sean estos pueblos, etnias o confesiones, que no luchan por un trato igualitariamente liberal a sus miembros sino por un reconocimiento a su colectividad a partir de la diferencia. Mientras estos dos tipos de lucha enfocan sus objetivos a reformas políticas y legales, hay un tercer tipo de lucha que enfoca sus objetivos en un plano más simbólico y cultural, en el terreno del canon educativo, de los patrones culturales en pro de cierto reconocimiento a cierto acervo cultural, usualmente estigmatizado, ridiculizado, desconocido o simplemente en vía de desaparecer.

Como ocurre con todos los paradigmas que se ponen de moda, su apropiación está atravesada por la agenda y los conflictos de cada cultura y país y permite el sesgo de diferentes perspectivas políticas e ideológicas. Por otra parte, aunque el nicho básico del paradigma es nuevo, sus problemas no lo son tanto y es bueno tener en cuenta lo que cambia con la apropiación de los viejos problemas desde el nuevo lenguaje. He interpretado que lo que se me ha pedido es una clarificación conceptual sobre este paradigma, mostrar sus limitaciones y potencialidades. Es lo que trataré de hacer.

Comienzo por tomar en consideración la afirmación Gerd Baumann según la cual “el enigma multicultural es americano en sus orígenes, pero los intentos más variados de afrontarlo los encontramos en Europa” . Quizás lo norteamericano del multiculturalismo ha sido recoger banderas que ya se agitaban en la lucha por los derechos civiles en la década de los 60, y que tomaban la forma de una lucha por una democracia entre culturas, aunando a la lucha del movimiento negro la denuncia del brutal exterminio de los pueblos indígenas y la lucha de los latinos por un mejor trato, combinando reivindicaciones laborales con formas de resistencia cultural. Ello explicaría por qué Lawrence Blum tiende a identificar el multiculturalismo con la “oposición al racismo, o un ideal de justicia racial”, aunque reconoce que las dos cosas no equivalen a lo mismo. La razón para esto es que “el carácter de los grupos que (se) piensan como ‘culturas’ en el contexto del multiculturalismo, especialmente en los Estados Unidos –afroamericanos, latinos, americanos-asiáticos e indígenas- están íntimamente ligados a la historia racial de los Estados Unidos y al tratamiento racista a esos grupos” . Sin embargo, como bien lo anota el mismo Blum, grupos y formas de discriminación como el género, la edad y la orientación sexual son también considerados dentro del ámbito del multiculturalismo. A ello han contribuido lo que en la vida académica norteamericana se llaman ‘Estudios Culturales’ y aquellos que recogen reivindicaciones de género y de orientación sexual. Por eso no es extrañar que una filósofa como Nancy Fraser asocie el multiculturalismo con las soluciones afirmativas contra la homofobia . La cosa ha llegado hasta mezclar, a los temas ya mencionados, los del canon estético y del lenguaje políticamente correcto.

Ésta no es exactamente la misma connotación que el multiculturalismo tiene en Canadá, donde el tema aparece fuertemente asociado al problema de Québec, que de acuerdo con la tradición canadiense ha sido pensado más en términos de federalismo que de modificación de actitudes sociales y culturales. Es decir, para emplear la terminología del filósofo español Francisco Colom, más acudiendo a la figura del mosaico que a la del melting pot, el crisol donde todas las diferencias se funden. En el mundo académico, el tema aparece ligado a dos filósofos que lo plantean de forma distinta: Charles Taylor, quien tiende a identificar el multiculturalismo con la política del reconocimiento, y Will Kymlicka, quien, desde una perspectiva liberal, ha tratado de responder a las demandas de las minorías nacionales y étnicas a través de una propuesta de ciudadanía multicultural. Mientras Taylor enfatiza más el problema de las actitudes y las relaciones entre culturas, moviéndose más en el plano de lo simbólico y de las representaciones, Kymlicka tiende ubicarse en el territorio y desde allí evalúa los derechos de los nativos, de las minorías que se mueven por todo el territorio y de la cultura que para unas representa la tierra y para otras los hábitos, la cocina y la memoria. Como hegeliano, Taylor piensa más en los procesos horizontales de lucha por el reconocimiento y logro de las identidades. Como liberal, Kymlicka prioriza la preocupación por la gobernabilidad y los ordenamientos jurídico-políticos. Pero para ellos el problema no incluye a homosexuales, minusválidos ni mujeres.

El problema de Québec, por otra parte, no es muy distinto del de las nacionalidades que viven sometidas a un Estado político, problema familiar a muchos países europeos, como en el caso de las regiones españolas, del problema vasco en España y Francia o todo el problema de las identidades culturales y nacionales en la antigua Yugoslavia. Pero en Europa tampoco el multiculturalismo se quedó allí. Pasó rápidamente a articular el problema social y político de las minorías, especialmente las de inmigrantes, y fácilmente llegó a incorporar las demandas de la ciudadanía plena, de

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