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Osho- El Profeta Que Rie


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  2.780 Palabras (12 Páginas)  •  357 Visitas

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Capítulo I

De los filósofos famosos

Discurso 24

¡Habéis servido a la gente y a las supersticiones de la gente, todos

vosotros, filósofos famosos! ¡No habéis servido a la verdad!

Y es precisamente por esa razón por la que os han reverenciado...

y vuestro corazón siempre se dijo: “Vine del pueblo, también la voz de

Dios viene a mí de ellos”.

Habéis sido siempre obstinados y astutos, como el asno, en tanto que

abogados del pueblo.

Para que aprenda a creer en vuestra “autenticida”, tendréis que

romper antes vuestra voluntad veneradora.

Genuino... así llamo yo a aquel que va a los desiertos olvidados por

Dios y ha roto su corazón venerador... pero en las ciudades moran los

famosos filósofos bien alimentados... los animales de carga.

Porque ellos siempre, como asnos, ¡tiran del carro del pueblo!

Sois todavía del pueblo, hasta en vuestra virtud, del pueblo con sus

ojos miopes, ¡del pueblo que no conoce qué es el espíritu!

El espíritu es la vida que penetra en la vida:a través de su propio

tormento acrecienta su propio saber. ¿Sabíais esto antes?

Y ésta es la felicidad del espíritu: ser ungido y consagrado por las

lágrimas, como una víctima del sacrificio. ¿Sabíais esto antes?

Y la ceguera del ciego y su buscar y andar a tientas habrán de dar

testimonio del poder del sol al cual miró. ¿Sabíais esto antes?

¡Y el hombre iluminado aprenderá a construir con montañas! Es poca

cosa para el espíritu mover montañas ¿Sabíais esto antes?

Conocéis solamente las chispas del espíritu: pero no habéis visto el

yunque que es el espíritu, ni la ferocidad de su martillo ¡En verdad, no

conocéis el orgullo del espíritu! Pero menos aún podríais soportar la

modestia del espíritu si éste se dignase a hablar!

Vosotros no sois águilas: por eso tampoco conocéis la alegría del

espíritu en el terror. Y quien no es pájaro no hará su nido sobre el

abismo.

Sois tibios: pero todo conocimiento profundo fluye frío.

Las más profundas moradas del espíritu son glaciales: un alivio para

las manos ardientes y los trabajadores.

Estáis ahí, respetables y tiesos, con la espalda erguida ¡vosotros,

filósofos famosos! No hay viento fuerte ni voluntad que os impulse.

¿No habéis visto jamás una vela flotando sobre el mar, surcando el

mar, hinchada, redondeada y temblorosa bajo la fuerza del viento?

Como una vela temblando bajo la fuerza del espíritu, mi sabiduría

surca los mares... ¡mi sabiduría salvaje!

Pero vosotros, sirvientes del pueblo, vosotros, filósofos famosos ¿cómo

podríais andar conmigo?

...ASÍ HABLABA ZARATHUSTRA.

Zarathustra no es un filósofo. La filosofía es para él una pérdida de tiempo -no sólo de tu propio tiempo, sino también del de los otros¬- porque la filosofía no es nada sino un juego de la mente. No es la manera de encontrar la verdad, no es la manera de encontrar el amor, no es la manera de encontrar la belleza, sólo continúa construyendo sis¬temas de palabras vacías.

Pero ha engañado a millones y ha impedido que millones saliesen a la bús¬queda para encontrar la llave de los misterios de la vida. La filosofía nunca ha transformado a nadie. Le da a la gente cabezas hinchadas, pero no trae una re¬volución a sus vidas. Ninguna metamorfosis sucede a través suyo. Es el mayor engaño que el hombre se ha estado dando a sí mismo y a los otros. Ha dado her¬mosas palabras para que las personas jueguen, ha tratado a las personas como niños y aquellos que han permanecido jugando con esas palabras, han seguido siendo niños retardados.

Por ejemplo, el mundo de la filosofía te ha dado su palabra más famosa: Dios, que es tal vez la palabra con menos significado en el lenguaje humano. No ha si¬do un descubrimiento para ti, no ha sido tu creación. Por el contrario, los filósofos, los teólogos, los sacerdotes, te han convencido de que eres la creación de Dios.

Este es el punto más significativo desde el cual comenzar un peregrinaje con Zarathustra. En el pasado, Dios ha sido aceptado como el creador de todo, pero esta misma idea reduce al hombre a una cosa. Sólo las cosas pueden ser crea¬das. Si el hombre es creado por Dios, el hombre no tiene orgullo, no tiene dig¬nidad propia, es solamente un títere. En cualquier momento Dios puede cam¬biar de idea y destruir a la humanidad y nosotros estamos absolutamente des-protegidos. Ni tomamos parte en nuestra creación, ni tomaremos parte alguna en nuestra destrucción.

Si esto es verdad, la vida pierde todo significado, se torna una tragedia, una prisión, una prolongadísima esclavitud.

Y Zarathustra no está solo al señalar el hecho de que el concepto de Dios es¬tá en contra de la evolución del hombre. Mahavira está de acuerdo con él, Gau¬tama Buda está de acuerdo con él. Estos tres genios están en absoluto acuerdo en un solo punto: a Dios no se le puede permitir ser el creador del hombre y su consciencia. Permitirle esto es destrozar todo sentido, significado, libertad, amor, creatividad: todo lo que le da alegría y éxtasis al hombre es destrozado.

Sin Dios el hombre es libre: no ha sido creado, ha estado evolucionando. Tie¬nes que entender este punto: que la idea de creación y

...

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