POR TODOS LOS DIOSES (RAMON GARCIA DOMINGUEZ) (RESUMEN PERSONAL)
elprofejhon15 de Noviembre de 2013
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POR TODOS LOS DIOSES (RAMON GARCIA DOMINGUEZ)
(RESUMEN PERSONAL)
La mayor parte del tiempo que hablamos de mitología, siempre se nos viene a la cabeza el olimpo con todos sus dioses, desde Zeus el mayor, hasta la más bella ninfa. Cada uno de los protagonistas de estos relatos es dotado de dones especiales, como lo fue Apolo, hijo de Zeus y Leto, cuya belleza desde el primer día de su vida, deslumbro a su padre el mayor dios del olimpo, le doto de maravillosos dones, convirtiéndole en el dios de la música y la poesía.
En este capítulo podemos conocer un poco más lo que fue la vida de Apolo, francamente aunque su padre Zeus lo hizo el más bello y apuesta de la familia, y era considerada como el prototipo ideal de la belleza varonil, no tuvo suerte en el amor; al principio se enamoró de la hija del rey Príamo, hermana de Paris llamada Casandra, y le doto de el don de profecía, en vista de que ella no le fue fiel, ese mismo don fue a su vez maldición para su pueblo, pues por tal infidelidad, el dios Apolo la maldijo diciéndole que todas las profecías que ella dijera nadie las tomaría en cuenta, y fue así que ella “predijo” el final de su pueblo, sin nadie queriendo escucharle. Luego fue con la ninfa Dafne, por haber hecho burla de las flechas de cupido, este lanzo una flecha al corazón de Apolo, y otra al de la ninfa Dafne, solo que el amor que sentía Apolo por esta ninfa era pasional, y en cambio el que sentía la ninfa por él, era de inmenso desprecio, fue así que de tanto correr de las propuestas amorosas de Apolo pidió a los dioses ayuda, y estos a su vez la convirtieron en un verde laurel. Con la única mujer con la que tuvo suerte fue con la madre de Asclepio, su hijo dado al cuidado del centauro Quirón, quien más adelante le enseñaría el arte de la medicina, y fue tanta la destreza de Asclepio que aprendió tan bien de su maestro que incluso llego a encontrar la cura a todas la enfermedades, y también a la muerte, hecho que molestaría bastante al dios hades, pues fue a reclamarle a Zeus, como era posible que si le había dado a el dominio del reino subterráneo ahora el hijo de Apolo, estuviese reviviendo a todos aquellos que tenían lugar allí, este hecho molesto bastante a Zeus e indignado , pues según él, solo los dioses tenían el dominio sobre la vida y la muerte, así que envió uno de sus rayos y dio muerte a Asclepio. Enfurecido Apolo por este desafortunado hecho, se dirigió al lugar donde los cíclopes fabrican los rayos de su padre, y dio muerte a cada uno de ellos; por la venganza que tomo Apolo contra Zeus, este le desterró del olimpo y como castigo le mando a trabajar como esclavo para los humanos.
RESUMEN POR CAPITULOS
CAPITULO I
Homero es el autor de las dos más grandes obras épicas de la antigua Grecia: la Ilíada y la Odisea. Se conoce de Homero, se estima que vivió entre 1159 y 865 a. de C. Muchas ciudades pretenden haber sido su cuna: Argos, Atenas, Rodas, Salamis, Chipre y Esmirna. La Ilíada narra la guerra de Troya, el secuestro de Elena llevado adelante por Paris y las proez as de Héctor y Aquiles. La Odisea es la fábula de los viajes de Ulises y los argonautas, el avance del permanente e inagotable canto de las sirenas y las incitaciones de la ninfa Calipso, hija de Atlas, que retuvo a Ulises (también conocido como Odiseo) durante siete años hasta que él contradijo su oferta de inmortalidad y regresó a su fiel esposa Penélope. La Ilíada es un poema épico sobre la guerra de Troya atribuido a Homero. La obra se divide en veinticuatro libros y sus acciones se desarrollan durante la contienda y relata las aventuras del héroe Aquiles, el más grande de los guerreros griegos. La historia comienza sorpresivamente con las reyertas entre Aquiles y el rey Agamenón. (Los críticos latinos llaman a esta forma de iniciar los relatos inmediatez, en el medio de las cosas, por oposición a ab ovo, desde el huevo o comienzo). Como resultado de aquellos desacuerdos, Aquiles y su amigo Patroclo escaparon de las fuerzas griegas. Sin Aquiles, los griegos soportaron muchas pérdidas, Incapaz de continuar manteniéndose luego de que los troyanos le prenden fuego a la flota griega, Patroclo pidió autorización a Aquiles para aglutinarse con sus antiguas fuerzas. Aquiles aceptó y le prestó su escudo. Patroclo fue muerto por el héroe troyano Héctor. Aquiles, tomando revancha, mata a Héctor. Hacia el siglo VIII a.C. En ese tiempo los guerreros lidiaban con armas de bronce, pero también poseían elementos de hierro, material nada frecuente durante la época micénica. Éste es un simple ejemplo pero tal vez el más claro ejemplo de las diversas irregularidades temporales que se pueden encontrar en ambas obras; de modo que es imposible buscar una conexión fundada dentro del argumento de la historia.
CAPÍTULO II
La mayor parte del tiempo que hablamos de mitología, siempre se nos viene a la cabeza el olimpo con todos sus dioses, desde Zeus el mayor, hasta la más bella ninfa.
Cada uno de los protagonistas de estos relatos es dotado de dones especiales, como lo fue Apolo, hijo de Zeus y Leto, cuya belleza desde el primer día de su vida, deslumbro a su padre el mayor dios del olimpo, le doto de maravillosos dones, convirtiéndole en el dios de la música y la poesía. En este capítulo podemos conocer un poco más lo que fue la vida de Apolo, francamente aunque su padre Zeus lo hizo el más bello y apuesta de la familia, y era considerada como el prototipo ideal de la belleza varonil, no tuvo suerte en el amor; al principio se enamoró de la hija del rey Príamo, hermana de Paris llamada Casandra, y le doto de el don de profecía, en vista de que ella no le fue fiel, ese mismo don fue a su vez maldición para su pueblo, pues por tal infidelidad, el dios Apolo la maldijo diciéndole que todas las profecías que ella dijera nadie las tomaría en cuenta, y fue así que ella “predijo” el final de su pueblo, sin nadie queriendo escucharle. Luego fue con la ninfa Dafne, por haber hecho burla de las flechas de cupido, este lanzo una flecha al corazón de Apolo, y otra al de la ninfa Dafne, solo que el amor que sentía Apolo por esta ninfa era pasional, y en cambio el que sentía la ninfa por él, era de inmenso desprecio, fue así que de tanto correr de las propuestas amorosas de Apolo pidió a los dioses ayuda, y estos a su vez la convirtieron en un verde laurel.
Con la única mujer con la que tuvo suerte fue con la madre de Asclepio, su hijo dado al cuidado del centauro Quirón, quien más adelante le enseñaría el arte de la medicina, y fue tanta la destreza de Asclepio que aprendió tan bien de su maestro que incluso llego a encontrar la cura a todas la enfermedades, y también a la muerte, hecho que molestaría bastante al dios hades, pues fue a reclamarle a Zeus, como era posible que si le había dado a el dominio del reino subterráneo ahora el hijo de Apolo, estuviese reviviendo a todos aquellos que tenían lugar allí, este hecho molesto bastante a Zeus e indignado , pues según él, solo los dioses tenían el dominio sobre la vida y la muerte, así que envió uno de sus rayos y dio muerte a Asclepio. Enfurecido Apolo por este desafortunado hecho, se dirigió al lugar donde los cíclopes fabrican los rayos de su padre, y dio muerte a cada uno de ellos; por la venganza que tomo Apolo contra Zeus, este le desterró del olimpo y como castigo le mando a trabajar como esclavo para los humanos.
Ente muchas de las cualidades y dones que poseía Apolo anteriormente nombradas, están: la poesía, el canto y la improvisación con la lira que le había regalado su padre Zeus el día de su nacimiento, siempre en el monte parnaso, en compañía de todas las musas que eran su inspiración. Hubo una vez un sátiro, llamado Masias, inventor de la flauta de doble tubo, el cual le reto, Apolo acepto, y todo el pueblo de Nisa les escucho tocar armoniosamente sus instrumentos, pero en definitiva la lira de Apolo fue la que les lleno el corazón de inmensa alegría.
CAPÍTULO III
Del caos surgieron el Cielo y la Tierra, los hombres y todas las cosas del universo, y los dioses del Olimpo se encargaron de velar por ellas.
Y el padre y señor de todos los dioses, el cabeza de familia del Olimpo, por así decirlo, era el gran Zeus o Júpiter Tenante.
Alto ahí, maestro, ¿o el uno o el otro?
¿Qué quieres decir?
Quiero decir que si el padre de los dioses era Zeus o era Júpiter. Zeus y Júpiter son solo dios. Sí, una única divinidad pero nom- brada de dos formas diferentes. Zeus es el nombre que le dábamos nosotros, los griegos, y Júpiter es el que le otorgaron después los romanos. —Claro, entonces de ahí viene la expresión «¡Por Júpiter!», similar a la que tú empleas invocando a Zeus.
Justo. Pero vamos a dejar una cosa bien sentada desde el comienzo: los nombres auténticos de los dioses son los nuestros, los de la mitología griega. La mitología romana es una copia servil de la nuestra, y en lo único que se molestaron los cesares, sacerdotes y senadores romanos fue en cambiar los nombres a los dioses para que el plagio no resultara tan palpable. ¡En eso estriba toda su originalidad, ya ves tú!
Pero ocurrió luego una cosa: como ellos fueron unos guerreros empedernidos y conquistaron medio mundo, impusieron su religión y sus dioses que, en realidad, eran los nuestros a los vencidos, y de ahí que los nombres de las divinidades romanas resulten más conocidos y familiares en la historia que los nombres auténticos de las divinidades helénicas. Olimpo te conté que había sido labrado por Hefesto o Vulcano? Hefesto es el nombre griego, Vulcano, el que los romanos le dieron al mismo dios. Y lo cierto es que Vulcano
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