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Pensamientos Extrangulados Por Emile Cioran


Enviado por   •  29 de Junio de 2011  •  1.789 Palabras (8 Páginas)  •  1.565 Visitas

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Se está acabado, se es un muerto en vida, no cuando se deja de amar, sino de odiar.

El odio conserva: en él, en su química, reside el "misterio" de la vida.

Por algo es el mejor tónico nunca encontrado, tolerado además por cualquier organismo, por débil que sea.

El refinamiento es signo de vitalidad deficiente, en arte, en amor y en todo.

Lo que corresponde a quien se ha rebelado demasiado es no tener ya energía más que para la decepción.

Ante ese insecto, del tamaño de un punto, que corría por mi mesa, mi primera reacción fue caritativa: aplastarle, pero después decidí abandonarle a su alocamiento.

¿Para qué liberarle de él? ¡Solamente que me hubiera gustado tanto saber "adónde" iba!

Lo que espera un amigo son miramientos, mentiras, consuelos, cosas todas ellas que implican esfuerzo, trabajo de reflexión, control de sí mismo.

La permanente preocupación de delicadeza que la amistad supone es antinatural.

¡Pronto, indiferentes o enemigos, para que se pueda respirar un poco!

La muerte es el aroma de la existencia. Sólo ella presta gusto a los instantes, sólo ella combate su insipidez. Le debemos casi todo.

Esta deuda de agradecimiento que de tarde en tarde consentimos en pagarle es lo más reconfortante que hay en este mundo.

Después de algunas noches, debería uno cambiar de nombre, porque ya no se es el mismo.

Cuando se sabe que todo problema no es más que un falso problema, se está peligrosamente cerca de la salvación.

No se pide la libertad, sino apariencias de libertad. Por tales simulacros el hombre se esfuerza desde siempre. Por lo demás, dado que la libertad no es, como se ha dicho, más que una "sensación", ¿qué diferencia hay entre "ser" libre y "creerse" libre?

El escepticismo es la fe de los espíritus ondulantes.

Si estuviese seguro de mi indiferencia a la salvación, sería con gran diferencia el hombre más dichoso que hubiere.

Sólo es subversivo el espíritu que pone en tela de juicio la obligación de existir.

Buscar un sentido a lo que sea es menos obra de un ingenuo que de un masoquista.

Sólo en la medida en que no nos conocemos podemos realizarnos y producir. Es fecundo quien se engaña sobre los motivos de sus actos, aquel a quien repugna pesar sus defectos y sus méritos, quien presiente y teme el callejón sin salida al que nos conduce la visión exacta de nuestras capacidades.

El creador que llega a ser transparente para sí mismo, ya no crea: conocerse es ahogar sus dones y su demonio.

¿Es imaginable un ciudadano que no posea un alma de asesino?

Apreciar solamente el pensamiento indefinido que no llega a la palabra y el pensamiento instantáneo que vive sólo gracias a ella. La divagación y la boutade.

Un joven alemán me pide en la calle un franco. Converso con él y me cuenta que ha recorrido medio mundo y que ha estado en la India, país del que admira a los mendigos, a quienes se jacta de imitar. Sin embargo, no se pertenece impunemente a una nación didáctica. Le observé pedir: parecía haber recibido cursos de mendicidad.

La naturaleza, buscando una fórmula que pudiera satisfacer a todo el mundo, escogió finalmente la muerte, la cual, como era de esperar, no ha satisfecho a nadie.

Hay en Heráclito un lado Delfos y un lado manual escolar, una mezcla de ideas fulminantes y de rudimentos; fue un inspirado y un preceptor. Es una lástima que no hiciera abstracción de la ciencia, que no siempre pensara fuera de ella.

He condenado con tanta frecuencia toda forma de acto, que manifestarme, de cualquier manera que sea, me parece una impostura, por no decir una traición. -Sin embargo continúa usted respiran- do. -Sí, hago como todo el mundo. Pero...

¡Qué juicio sobre los seres vivos si es verdad, como alguien ha sostenido, que lo que perece nunca ha existido!

Mientras me exponía sus proyectos, le escuchaba sin poder olvidar que no le quedaban más que unos días de vida. Qué locura la suya de hablar de futuro, de su futuro. Pero, ya en la calle, ¿ Cómo no pensar que a fin de cuentas la diferencia no es tan grande entre un mortal y un moribundo ? Lo absurdo de hacer proyectos es sólo un poco más evidente en el segundo caso.

Quedamos siempre anticuados por lo que admiramos. En cuanto citamos a alguien que no sea Homero o Shakespeare, corremos el riesgo de parecer pasados de moda o tocados de la cabeza.

Como máximo, podemos imaginar a Dios hablando francés. Jamás al Cristo. Sus palabras pierden su encanto y su vigor en una lengua tan inadecuada para lo ingenuo o lo sublime.

¡Interrogarse sobre el hombre durante tantos años! Imposible exagerar más el gusto por lo malsano.

¿La rabia proviene de Dios o del Diablo ? -De los dos. ¿Cómo explicar si no que sueñe con galaxias para pulverizarlas y no pueda consolarse de tener únicamente a su alcance este pobre, este miserable planeta?

¿Para qué nos agitamos tanto? Para volver a ser lo que éramos antes de ser.

X., que ha fracasado en todo, se lamenta de no haber tenido un destino. -Todo lo contrario, le digo. La serie de tus fracasos es tan notable que parece revelar un designio providencial.

La

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