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Platón Y Aristóteles

annna26 de Octubre de 2012

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PLATÓN

Introducción: La finalidad de la filosofía platónica

La finalidad de toda la filosofía platónica es la reforma social. Ello se muestra con toda claridad en la famosa Carta VII:

“De esta suerte, yo que al principio estaba lleno de entusiasmo por dedicarme a la política, al volver mi atención a la vida pública y verla arrastrada en todas direcciones terminé por adquirir el convencimiento con respecto a todos los Estados actuales de que están, sin excepción, mal gobernados; en efecto, lo referente a su legislación no tiene remedio sin una extraordinaria reforma, acompañada además de suerte para implantarla. Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que no cesará en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra”.

Seguramente (según Cornford) la propia fundación de la Academia1 responde al deseo de convertir en filósofo a algún posible gobernante. Las enseñanzas de Platón estaban, pues, guiadas por un interés práctico, político, y no sólo teórico. Su metafísica, basada en la Teoría de las Ideas, no es sino el soporte, la base sobre la que se asentarán su ética y su política. Platón busca a través de la Teoría de las Ideas alcanzar un conocimiento absolutamente válido y combatir el relativismo y el escepticismo de los sofistas. Porque sólo si obtenemos un conocimiento absoluto de los conceptos ético-políticos (una definición universalmente válida de los conceptos y valores como el bien, la justicia, etc.), podremos diseñar el Estado Ideal. Dicho de otra manera: sólo si es posible definir absolutamente la Justicia será posible construir el Estado Justo.

1. CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN

1.1. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

a. Contexto histórico

Justo antes de nacer Sócrates, Atenas vivía su época de mayor esplendor. En ella florecieron sin igual la democracia, la filosofía y las artes. Después de su victoria sobre los persas en las Guerras Médicas, y bajo la dirección de Pericles, Atenas se convierte en la potencia hegemónica del Mediterráneo oriental.

Pero esta situación cambiará radicalmente cuando comienzan las Guerras del Peloponeso en el año 431 a.C., o sea, cuatro años antes del nacimiento de Platón. Las guerras del Peloponeso son las guerras entre dos ciudades-estado (Atenas y Esparta) por el liderazgo de la Magna Grecia, pero sobre todo representan la lucha entre dos formas de entender la sociedad (la democracia y la aristocracia). La guerra, que duró más de treinta años, acabó con la victoria de Esparta sobre Atenas, en el año 404 a. C. Así, Atenas perdió su hegemonía político-económica y entró en un periodo de decadencia. Esparta, que no estaba preparada para gobernar las ciudades griegas, impone a Atenas el gobierno de los treinta tiranos, gobierno que se caracterizó por ser reaccionario, violento y corrupto. En él participan familiares y amigos de Platón que le invitan a formar parte del mando. No obstante Platón decide mantenerse al margen por la crueldad que muestran. El descontento general lleva a una guerra civil que tiene como consecuencia la reinstauración de la democracia, pero se trata de un burdo simulacro de la anterior: el caos, la demagogia y la corrupción se instalan en Atenas. Es en este contexto en el que se produce la injusta condena a muerte de Sócrates (399 a. C)

Platón vive, pues, unas circunstancias históricas extraordinariamente convulsas. De alguna manera su filosofía es una respuesta a la decadencia y al desorden que le tocó vivir. Atenas se desmoronaba y es natural que los atenienses más lúcidos se preguntaran cómo se había llegado a esta situación después del esplendor anterior.

Platón cree encontrar la causa en la ignorancia de ciudadanos, en la corrupción de los políticos del momento educados en el espíritu sofista y en la democracia como sistema de gobierno. La única posibilidad de mejora pasa, pues, por la educación filosófica de los gobernantes. Así, tras la muerte de Sócrates, que le había llenado de frustración, escribió en la Carta VII que “todos los Estados actuales están, sin excepción, mal gobernados". Y considera que hay que llevar a cabo una reforma radical: "ví que el género humano no llegaría nunca a librarse del mal si antes no alcanzaban el poder los verdaderos filósofos", los únicos que pueden llegar a obtener una visión perfecta y total de lo que es justo. Por tres veces, en sucesivos viajes a Siracusa, intentó Platón poner en práctica las ideas políticas diseñadas en la República con consecuencias catastróficas.

b. contexto cultural

La decadencia política tiene también su reflejo en el ámbito cultural. Debido a la crisis económica provocada por la guerra, ya no se acometen proyectos arquitectónicos semejantes a los del siglo V a.c. (El Partenón y el Erecteión de la Acrópolis). En literatura, sólo las comedias de Aristófanes se acercan a las grandes producciones del siglo V a.c. (las tragedias de Esquilo, Sófocles o Eurípides…) y en el ámbito de la historiografía Jenofonte se acerca a las grandes obras de los fundadores de este género, (Heródoto y Tucídides). Pero la crisis no es completa porque, por ejemplo, la oratoria (Demóstenes) y la retórica (Isócrates), saberes que eran fundamentales para triunfar en el ágora, alcanzan un relieve extraordinario; y en cuanto a la escultura, Praxíteles, Escopas y Lisipo introducen el “estilo bello” que rompe con el estilo clásico (equilibrio, armonía, adaptación a un canon rígido) y que se caracteriza por un mayor realismo, movimiento, sensualidad y expresión de movimientos.

1.2. CONTEXTO FILOSÓFICO

Veamos cuáles son las influencias más significativas en el pensamiento de Platón.

De Pitágoras (560- ¿?), referente permanente en su obra, Platón toma:

a) la importancia concedida a las matemáticas (no olvidemos que a la entrada de su Academia, Platón colocó la inscripción “Nadie entre aquí que no sea geómetra”).

b) el dualismo antropológico: en el ser humano hay dos realidades diferenciadas e independientes: el cuerpo (finito) y el alma (inmortal), la cual se ve obligada a transmigrar de un cuerpo a otro;

c) pero sobre todo la idea de que la realidad primera no es algo material sino algo formal. Pitágoras dirá que son los números y Platón las Ideas.

De Parménides (540 – 470 a.C.) toma:

a) Dualismo ontológico: la distinción parmenídea entre lo que verdaderamente existe (el ser) y el universo cambiante (apariencia de ser). Para Platón, las Ideas son lo que existe de verdad y éstas van a tener las mismas característica que el ser de Parménides (eterno, inmutable, inmóvil...).

b) Dualismo epistemológico: a los dos tipos de realidad les corresponden dos tipos de conocimiento, el de los sentidos (que proporcionan una realidad sólo aparente) y el de la razón (que proporciona una realidad verdadera).

De Heráclito, a través de su discípulo, Cratilo, Platón toma la concepción del mundo sensible como un perpetuo fluir, si bien con la diferencia fundamental de que para Platón se trata de un mundo que no es auténticamente real.

De Anaxágoras la idea de una inteligencia ordenadora o demiurgo (nous en Anaxágoras), de la que procede el orden del universo.

De Sócrates (470 – 399), su gran maestro, toma:

a) Universalismo: Frente al relativismo moral de los sofistas, Sócrates recoge la convicción socrática de que los conceptos morales se pueden fijar racionalmente mediante definiciones generales que recogen el rasgo (o conjunto de rasgos) común a todos los particulares a los que se aplica el concepto universal (“justo”, “bueno”...). Este rasgo (o conjunto de rasgos) que es común y que no se identifica con ninguna acción justa particular será, para Platón, la Idea de Justicia. La diferencia entre uno y otro está, como el mismo Aristóteles nos dice, en que Platón va a atribuir a estos conceptos generales el estatuto de realidades subsistentes en sí (la Justicia en sí, el Bien en sí), es decir, que existen de forma independiente y separada de las cosas. (Teoría de las Ideas).

b) Intelectualismo moral: Consiste en la identificación de la virtud con el conocimiento. Sólo el que conoce el bien podrá conducirse con justicia tanto en el ámbito de lo público como en el privado. Bajo esta influencia planteará Platón el gobierno del sabio.

c) El diálogo: Sócrates lo practicó oralmente y Platón lo convirtió en un género de escritura filosófica.

Mención aparte merecen los sofistas (segunda mitad del siglo V a. C) por cuanto fueron los grandes adversarios de Platón. Platón responsabiliza a los sofistas de ser la causa principal de los males de la vida política ateniense. Sus enseñanzas habían convertido la vida política en un campo de batalla donde los individuos pugnaban por hacer prevalecer sus propios intereses mediante el dominio de la retórica, en lugar de buscar el interés de la ciudad. Así, Platón, siguiendo a su maestro Sócrates,

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