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Platón Y Aristóteles


Enviado por   •  10 de Julio de 2013  •  2.041 Palabras (9 Páginas)  •  269 Visitas

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Platón

Platón considera que el cuidado del alma constituye la tarea más importante del hombre, que la virtud es conocimiento, visión directa y clara aprehensión del bien y que todas las virtudes son una. Sostiene que el hombre virtuoso es el que obedece a su razón divina, iluminada por el recuerdo de las Formas que la ha visto en una existencia incorpórea anterior. La virtud mantiene una exacta correspondencia con las Formas morales: la Justicia en si, el Valor en si, y las demás, que la razón que gobierna en el hombre tiene el poder de percibir.

Platón heredó de los filósofos itálicos que el cuerpo terrenal es solo una prisión y que la vida en un mundo superior es la única apropiada al espíritu humano.

El gran tema dominante del pensamiento platónico fue el deber que el hombre tiene de obedecer a la razón, es decir, el gobierno de la razón divina en el hombre, en el Estado y en el universo. Es preciso que en el hombre haya un reino sobre el que la razón pueda gobernar. A partir de esto, desarrolla la teoría platónica del alma, a la cual la divide en tres partes:

Racional: es la parte del alma que piensa y decide

Irascible: es la parte del alma que tiene voluntad

Concupiscible: es la parte del alma que se inclina al placer

El hombre debe esforzarse en lograr un orden natural del alma por medio de las virtudes. El alma racional debe dominar a las otras dos partes. Para esto se tiene que valer de la fuerza del alma irascible para someter al alma concupiscible. La parte bestial del hombre jamás puede ser dominada por la sola razón, sino que ésta precisa actuar a través de las emociones superiores y nobles y en cooperación con ellas.

Por eso Platón insiste en que una de las funciones más importante de la educación, y la más importante en sus primeros grados, es el adiestramiento de las emociones y el deseo.

La virtud es una y representa en el hombre el dominio de la razón que contempla las Formas morales y distingue cuatro virtudes particulares:

Prudencia: se refiere a la sabiduría practica.

Justicia: virtud que conserva toda cosa en su apropiado lugar, tanto las partes del alma como los ciudadanos del Estado.

Valor: es la virtud en acción contra los impedimentos, el arrojo y la abnegación que confiere dominio sobre las cosas y hace posible la realización del orden justo, y que surge des perfecto dominio de sí mismo que es la templanza.

Templanza: de esta depende la justicia y el valor y se encuentra íntimamente relacionada con la prudencia.

Todas las virtudes se influyen, superponen y compenetran entre si, toda virtud es una y resulta imposible poseer una virtud sin poseerlas todas. Los principios del orden moral según los cuales tenemos que vivir para la salud de nuestra alma son los mismos que han de gobernar al Estado y que hallan su ejemplo perfecto en el divino orden racional del universo. Considera que: "El hombre que obedece a sus pasiones sin freno de la razón que contempla el bien moral es el peor de todos los esclavos".

Platón presta mucha atención al material sobre el que la razón debe trabajar en este mundo: el elemento irracional de la naturaleza o necesidad, jamas enteramente sometido al gobierno de la razón. En lo político, este elemento aparece en primer término en el medio ambiente del Estado, su clima y situación geográfica y de modo aun mas particular en las características naturales e innatas de los ciudadanos.. El Estado es un organismo jerárquico y los individuos solo viven para desempeñar sus funciones en éste. El gran objetivo de la estabilidad social, el establecimiento de un orden racional y justo que concierte entre sí los diversos elementos de manera tan perfecta que el cambio y la decadencia se retarden lo mas posible y logre mantenerse la mejor vida colectiva.

Primer ejemplo:

Realicé mi Primer Período de Residencia en el Colegio San José y me tocó 3° Grado. Durante las dos semanas que me encontré a cargo de los alumnos realizando mis prácticas, los niños debían ensayar una hora por día ya que eran los encargados de actuar en el acto referido al 25 de mayo organizado por las maestras de dicho año.

Durante el tiempo de ensayo debía estar presente en el mismo y colaborar para mantener un orden entre los nenes que no actuaban y también ayudar a aquellos que si participaban.

Por esta razón, al terminar mi residencia, mi docente me pidió si el viernes 24 de mayo podía asistir al acto así prestaba mi ayuda en la organización del mismo ya que estuve presente durante todos los ensayos y conocía el momento en el que les tocaba actuar a cada uno de los nenes. Sin tener ninguna obligación de concurrir a la celebración, di mi palabra y me comprometí.

Llegó del día y mis compromisos para el mismo aumentaban: tenía el acto de mi hija en Jardín y tenía que dar clase particular a dos nenas, entre otras cosas. A ésto, se le sumaba un cansancio físico ya que venía durmiendo muy mal.

El acto comenzaba a las tres de la tarde pero yo debía llegar a las dos y media. Aproximándose la hora y después de realizar mis tareas como alumna y madre, sentí unas fuertes ganas de no ir. En ese momento era mas fuerte el deseo de quedarme en mi casa descansado que me llego a importar muy poco mi compromiso por un momento. La voluntad de ir estaba, pero el deseo de faltar era más fuerte. Me recosté y comencé a razonar la situación, hasta que comprendí que mi compromiso con la institución y mi docente tenía mas peso que el deseo de quedarme en mi casa. Considero que la razón se unió con la voluntad y logro vencer al deseo de manera que actué bien ya que los niños esperaban mi presencia y la docente se puso muy contenta al verme. Si me hubiera quedado en mi casa, muchos tendrían una sensación de descontento

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