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Poesias Completas


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  44.860 Palabras (180 Páginas)  •  291 Visitas

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ANTONIO MACHADO

POESÍAS

COMPLETAS

_____________________________________________________________

ESPASA – CALPE, S. A.

DIGITALIZADO CON ANTIGUA GRATITUD POR EL_GATO

ANTONIO MACHADO

Misterioso y silencioso

Iba una vez y otra vez,

Su mirada era tan profunda

que apenas se podía ver.

Cuando hablaba tenía un dejo

De timidez y de altivez.

Y la luz de sus pensamientos

Casi siempre se veía arder.

Era luminoso y profundo

Como era hombre de buena fe.

Fuera pastor de mil leones

Y de corderos a la vez.

Conduciría tempestades

O traería un panal de miel.

Las maravillas de la vida

Y del amor y del placer,

Cantaba en versos profundos

Cuyo secreto era de él.

Montado en un raro Pegaso,

Un día al imposible fue.

Ruego por Antonio a mis dioses,

Ellos le salven siempre. Amén.

RUBÉN DARÍO

SOLEDADES (1899-1907)

I

(EL VIAJERO)

Está en la sala familiar, sombría,

y entre nosotros, el querido hermano

que en el sueño infantil de un claro día

vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,

un gris mechón sobre la angosta frente;

y la fría inquietud de sus miradas

revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales

del parque mustio y viejo.

La tarde, tras los húmedos cristales,

se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina

suavemente. ¿Floridos desengaños

dorados por la tarde que declina?

¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?

Lejos quedó —la pobre loba— muerta.

¿La blanca juventud nunca vivida

teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe al sol de oro,

de la tierra de un sueño no encontrada;

y ve su nave hender el mar sonoro,

de viento y luz la blanca vela henchida?

El ha visto las hojas otoñales,

amarillas, rodar, las olorosas

ramas del eucalipto, los rosales

que enseñan otra vez sus blancas rosas..

Y este dolor que añora o desconfía

el temblor de una lágrima reprime,

y un resto de viril hipocresía

en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea

todavía. Nosotros divagamos.

En la tristeza del hogar golpea

el tictac del reloj. Todos callamos.

II

He andado muchos caminos,

he abierto muchas veredas;

he navegado en cien mares,

y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto

caravanas de tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño

que miran, callan, y piensan

que saben, porque no beben

el vino de las tabernas.

Mala gente que camina

y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,

preguntan adonde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa

ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;

donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.

III

La plaza y los naranjos encendidos

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