Propuestas Contrarias A Maquiavelo.

Ensayo:

José Rafael Hernández Arias, este escritor al leer las ideas de Quevedo empezó a sacar sus propias investigaciones y así el empieza a llegar que Quevedo es que en una parte apoya a sus ideas y a su política y por sus propias fuentes él busca de otros escritores hasta que se dé ellos mismos llegue a la realidad de que Quevedo en su política tiene las ideas para vencer la política de Maquiavelo. Entre los estudiosos del tratado de Quevedo: Política de Dios y Gobierno de Cristo existe una doble polémica. Por una parte, se ha producido un debate en torno a la originalidad singularidad de la política, por otra, se estudian las fuentes o, mejor, el núcleo argumentativo de Quevedo, para determinar hasta qué punto esas fuentes pueden aportar datos fiables que aclaren su posición política. Respecto a la originalidad de la política, la mayoría de los especialistas coinciden en denegársela. José Luis Aranguren, en su Lectura política de Quevedo, ha denominado al escritor español un “profundo re-pensador” y ha subrayado, respecto a su Política de Dios, la falta de sistema y la escasa capacidad creadora del autor. Uno de los más radicales en su enjuiciamiento ha sido Tierno Galván. En el orden político, considera la política de poco mérito, sin escaparse del tópico más vulgar y reiterad. En la introducción a una antología del pensamiento político del Siglo de Oro, justifica la inclusión de un fragmento de la obra de Quevedo por el hecho de su fama, pero no por su supuesto valor teórico. Esta opinión, sin embargo, queda relativizada, ya que Tierno Galván le ha negado al pensamiento político español del Siglo de Oro la mínima capacidad creadora, y le ha atribuido una absoluta falta de originalidad. Esta idea alcanzó cierta difusión más allá de los ámbitos especializados gracias a Jorge Luis Borges, que, en su volumen “Otras Inquisiciones”, destacó lo arbitrario del método de Quevedo y la trivialidad de sus conclusiones. No obstante, siempre ha habido intentos de reivindicar la originalidad de la obra de Quevedo o, al menos, su consistencia intelectual. Entre otros podemos mencionar a Osvaldo Lira, con una reivindicación político moral, a Gonzalo Fernández de la Mora, que sitúa a Quevedo en el frente contra reformista español, caracterizado no sólo por un enfoque dogmático del pensamiento político, sino también por un enfoque racional, lo que se reflejó en la lucha contra el maquiavelismo. También se podría mencionar en esta misma línea a Monroe Z. Hafter que descubre la Política de Dios y Gobierno de Cristo: Quevedo contra Maquiavelo, originalidad de Quevedo en la inquietud del autor, que ha dejado profunda huella en los lugares comunes de la doctrina que expone. En lo que se refiere a las fuentes, la polémica se centra en la valoración de su política, en si su interés por debatir sus ideas políticas con un material esencialmente cristiano se debía a una convicción, amero oportunismo o, como se ha insinuado, a una personalidad escondida.

Estudiosos como Astrana Marín, Ettinghausen o Crosby, entre otros, han analizado las circunstancias que rodearon el origen de la política. De este modo se ha conocido la importancia que dejaron las vicisitudes históricas y biográficas en el texto de Quevedo. Pero aquí no profundizaremos en estos problemas. Nos limitaremos a realizar algunas reflexiones en torno al título, Política de Dios, Gobierno de Cristo y

Tiranía de Satanás, tal y como apareció en las primeras impresiones, mediante su análisis, intentar describir el mundo político en el que se desenvolvía Quevedo, los principios que determinaban su pensamiento, así como las contradicciones argumentativas forzadas por un mundo que experimentaba profundos cambios. En nuestro análisis evitaremos el empleo de términos como conservadurismo, nacionalismo o antisemitismo, inaplicables por su ineficacia, histórica o semántica,

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