Maquiavelo
charlie099212 de Noviembre de 2011
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Maquiavelo
Su postura es “realista”, ya que se aleja de las concepciones ideales, y muestra la realidad tal cual es. Exalta el gobierno Republicano.
Es Italiano, y como tal, entiende que su país estaba en desventaja respecto al resto ya que seguía siendo un mosaico de ducados, principados y repúblicas. En ese contexto, escribió “el príncipe”: un manual de relaciones políticas que tiene como objetivo la unificación de su país.
Detecta que hay 2 fuerzas esenciales que determinan la política:
• “Virtú”: Es la capacidad del político para aprovechar las circunstancias oportunamente, leyendo la historia y midiendo los tiempos, eligiendo el momento adecuado para la acción política utilizando todas las herramientas a su alcance. El virtuoso es el político que logra alcanzar sus objetivos mediante la fuerza y la astucia. Es virtud saber utilizar la fuerza y la violencia, pero también el engaño y la traición cuando estos resultan útiles. Es una cualidad subjetiva e interna.
• “Fortuna”: Es la suerte, el azar, el conjunto de elementos que los hombres no pueden controlar ni entender, y que sin embargo son determinantes para sus empresas. Es una cualidad objetiva y exterior.
La virtú y la fortuna operan en conjunto: es virtuoso aquel que es capaz de actuar cuando la fortuna está de su lado, y también el que es capaz de generar las condiciones para que la fortuna lo acompañe. El arte de la política depende de ambas cuestiones.
Por otro lado, su postura siempre parte de una visión antropológica negativa. Califica al hombre de “ingrato, cambiante, simulador y disimulador, cobarde frente al peligro, ávido de ganancia”. Es por ello que la política es tan relevante: se hace necesaria a partir de un estado de guerra latente, porque entre ellos hay relaciones de poder que generan tensiones. El hombre es un ser peligroso y ávido de poder, y en consecuencia, todo el análisis de Maquiavelo va a estar construido sobre ese supuesto.
El poder, que se halla en el Estado, es la capacidad de aplacar los conflictos entre los hombres. La única finalidad que debe tener es mantenerse, perpetuarse en el tiempo. Para Maquiavelo, la política es dominación, porque es lo único que puede traer la armonía, sin importar los medios que utilice. Por este motivo, la excluye de cuestiones morales, y la separa de cualquier otro tipo de esfera (sobre todo, la religiosa).
El político busca el poder, y en pos de ese objetivo, todas las acciones son válidas. El “ser bueno moralmente” resulta incompatible con el “ser bueno políticamente”, porque el primero se priva de una serie de herramientas que lo dejan en inferioridad de condiciones.
Cuando el príncipe llega al poder debe utilizar su fuerza de una sola vez y toda junta para librarse de quienes se opongan a sus ideas. Deben establecerse reglas claras a seguir, que serán acatadas por el temor. Usar la violencia constantemente es una arbitrariedad, y trae odio en la sociedad, lo cual no es bueno.
El príncipe debería buscar ser amado y temido a la vez, pero como resulta difícil combinar ambas cosas, es mucho más seguro ser temido que amado. Esto se debe a que los hombres vacilan menos en atacar a un hombre que se hace amar, porque el amor se mantiene bajo un vínculo de obligación que los hombres rompen cuando resulta conveniente. En cambio, el miedo se mantiene por temor al castigo, que nunca lo abandona.
El temor debe infundarse mediante el ejército, que debe ser propio. Los ejércitos mercenarios no son buenos porque se venden al mejor postor, ni tampoco del ejército prestado porque siempre responderán a su dueño.
El príncipe debe mostrarse austero, y gastar solo lo necesario, porque sino el pueblo creería que los tributos se usan para los lujos personales del príncipe. El gobernante nunca debe inmiscuirse en la propiedad ni la mujer de sus súbditos.
Por otro lado, el príncipe debe imitar al zorro y al león, “porque el león no se defiende de las trampas, ni el zorro de los lobos”. Es necesaria la astucia del zorro, y la fuerza del león: es la combinación perfecta para ser un gran político.
Sin embargo, Maquiavelo considera que el político tiene un objetivo último de beneficiar a todos. Por lo tanto, la utilización de herramientas contrarias a lo aceptable desde el punto de vista moral, se justifica por la búsqueda de un bien de orden superior.
En este caso, su objetivo primordial es crear una República, un Estado, y entiende que es necesario imponer el poder para lograrlo. Para el autor, el conflicto es permanente, y la forma de aplacarlo es la imposición del temor. La violencia es el camino directo para la imposición del temor, y debe ejercerse toda junta al principio de un nuevo gobierno, para generar el clima de respeto que le garantizará al político perpetuarse.
La política y los hombres
Maquiavelo realiza una distinción entre los hombres: “los grandes” y “el pueblo”. Los primeros, son los políticos que buscan imponer su poder sobre los otros. Los miembros del pueblo son los que solo pretenden que exista un límite a esa dominación. Los objetivos del pueblo son más elevados que los de los nobles, y la República es la forma de gobierno que garantiza que ese interés por no ser dominados, encuentre un reaseguro frente a la voracidad de “los grandes”.
Maquiavelo demuestra que todos pertenecemos al mundo de la política, y que si bien existen distintos tipos de hombres, todos son dominadores o dominados en un mundo que es político. El que no es “príncipe” es “pueblo”, y no existe posibilidad de escapar a las relaciones de poder político que fundan las sociedades que conocemos.
República o Monarquía
Las lecturas predominantes, consideran a Maquiavelo un defensor del bien común y un republicano. Visiones opuestas, lo van a catalogar de tiránico.
En su libro “El príncipe”, defiende la monarquía y hasta incluso la tiranía. Sin embargo, en su libro “Discursos” (obra más larga y meditada), Maquiavelo expresa sus verdaderas convicciones republicanas fundadas sobre la admiración del Imperio Romano, como modelo de organización política a recuperar.
Estas contradicciones a primera vista, tendrían una forma de conciliación: el Maquiavelo monárquico corresponde a una problemática en particular (la necesidad de fundar una República y acabar con el estado de guerra), mientras que el republicano expresa la necesidad de un gobierno que atienda los intereses de todos en los períodos de normalidad.
Locke
La mayor parte del Siglo XVII fue altamente inestable en Inglaterra por las luchas entre el rey y el parlamento, el advenimiento del calvinismo, y la intolerancia religiosa.
Cuando Cromwell muere, su hijo es quien toma el poder. Debido a su debilidad, se abre la restauración monárquica.
El monarca era protestante, pero toleraba otros cultos, por lo que se suscitó un período de relativa estabilidad. En esta época se permitía el parlamentarismo, se buscó anexar Escocia, se recuperan tierras de ultramar y merma la persecución católica. Fue un período muy próspero para Inglaterra.
Pero cuando el rey debe elegir su sucesor, este no tenía herederos, por lo que naturalmente correspondía el trono a su hermano que era católico. Por este motivo, el parlamento quería impedir su acceso a la corona.
El rey desconoció el anhelo del parlamento, y nombró rey a su hermano.
En este escenario se delineaban 2 corrientes parlamentarias: los “tories” (conservadores) y los “whigs” (liberales y progresistas).
Cuando el rey católico asume, debe hacerse cargo de una conspiración en su contra. Los protestantes le ofrecen al trono a María, que era católica, pero estaba casada con Guillermo de Orange (protestante).
Guillermo de Orange entra en Londres, y sin derramar una sola gota de sangre el parlamento lo nombra rey. A esta revolución se la conoce como “gloriosa”.
A partir de la llegada del nuevo monarca, comienza un período muy próspero para Inglaterra: se somete a Holanda y se anexa Escocia, hechos que trajeron poderío y tranquilidad.
Se establece el anglicanismo, pero los católicos podían seguir profesando su culto en el ámbito privado. Además, cuando Orange llega al parlamento establece el “Hábeas Corpus” en el acta de reforma, que estuvo hecho por una mayoría “Whigs”.
Locke escribe sus obras luego de la Rev. Gloriosa inglesa, por lo que sus textos se desarrollan en un período estable y pacífico. Su ideología constituye la base del pensamiento liberal.
La línea de este autor se basa en cómo el Estado impone su poder, y de qué manera se lo limita.
Locke retoma algunos temas de Hobbes, pero les da un tratamiento diferente. También parte de un hipotético estado de naturaleza en el que los hombres viven, anteriores al orden jurídico, civil y estatal.
Funda el estado de naturaleza a partir de individuos iguales y libres, portadores de derechos. Concuerda con Hobbes, en que hay en el hombre una tendencia a obtener el bienestar propio y la conservación de la vida. El principio vital que los hombres persiguen es el placer.
Pero según Locke, esta libertad no es de licencia, ya que aún dentro de ese estado natural existe una limitación: la razón (ley de naturaleza). Según Locke, ninguno puede dañarse a uno mismo y mucho menos la vida, la salud, la libertad y las posesiones del prójimo. Somos todos iguales, y por eso mismo debemos respetar al otro al igual que a uno mismo. Esta diferencia con Hobbes es fundamental.
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