Maquiavelo
ekhymosis922 de Septiembre de 2011
787 Palabras (4 Páginas)441 Visitas
Maquiavelo- Os confieso que esta incursión en las finanzas todavía me
aterra. Me habéis cogido por mi lado débil: os dije que era poco entendido
en estas materias; mas tendría, os lo aseguro, ministros que sabrían
replicar a todo y demostrar el peligro de la mayor parte de tales medidas.
Montesquieu- ¿No podríais, siquiera en parte, hacerlo vos mismo?
Maquiavelo- Desde luego. Reservo a mis ministros la tarea de producir
hermosas teorías; en ello consistirá su principal ocupación; en cuanto a mí
mismo, más os hablaré de finanzas como político que como economista.
Hay un hecho que parecéis propenso a olvidar y es que la cuestión de las
finanzas es, de todos los aspectos de la política, el que mejor se ajusta a
las máximas del Tratado del Príncipe. Esos Estados con presupuestos
tan metódicamente ordenados y sus cuentas oficiales tan en regla, me
hacen el efecto de esos comerciantes que, llevando sus libros a la
perfección, van a parar a la ruina. ¿Quién, decidme, tiene presupuestos
más abultados que vuestros gobiernos parlamentarios? ¿Qué cuesta más
caro que la república democrática de los Estados Unidos, que la república
monárquica de Inglaterra? Cierto es que los inmensos recursos de esta
última potencia se hallan al servicio de la más profunda, la más inteligente
de las políticas.
Montesquieu- Os habéis apartado del tema. ¿A dónde queréis llegar?
Maquiavelo- A esto: a que las normas que rigen para la administración
financiera de loa Estados no guardan relación alguna con las de la
economía doméstica, como al parecer pretenden demostrarlo vuestras
concepciones.
Montesquieu- ¡Ah! ¡ah! ¿la misma diferencia que entre la política y la
moral?
Maquiavelo- Pues bien, sí, ¿no es acaso esto universalmente reconocido
y practicado? ¿Acaso no sucedía lo mismo en vuestros tiempos, mucho
menos avanzados sin embargo en este terreno? ¿Y no dijisteis vos mismo
que en finanzas de los Estados se permitían licencias que harían ruborizar
al más descarriado hijo de familia?
Montesquieu- Dije eso, es verdad, mas si extraéis de ello un argumento
favorable a vuestra tesis, será para mí una verdadera sorpresa.
Maquiavelo- Queréis decir, sin duda, que no hay que dar prevalencia a lo
que se hace, sino a lo que se debe hacer.
Montesquieu- Precisamente.
Maquiavelo- A ello os respondo que se debe querer lo posible, y que lo
que se hace universalmente no puede dejar de hacerse.
Montesquieu- Esto es práctica pura, lo admito.
Maquiavelo- Y tengo la sospecha de que si hiciéramos el balance de las
cuentas, como vos decís, mi gobierno, absoluto como es, costaría menos
caro que el vuestro; dejemos sin embargo esta disputa que carece de
interés. Os equivocáis y mucho si creéis que me aflige la perfección de los
sistemas financieros que acabáis de describirme. Me regocijo con vos por
la regularidad en la percepción de los impuestos, la integridad de la
recaudación; me complace la exactitud de las cuentas, sí, me complace
muy sinceramente. ¿Creéis que se trata de que el soberano mete las
manos en los cofres del Estado, de que maneja los dineros públicos?
Semejante lujo de precauciones es en verdad pueril. ¿Acaso el peligro es
este? Tanto mejor, lo digo nuevamente, si los fondos se recaudan, se
mueven y circulan con la precisión milagrosa que me habéis explicado. Es
mi intención, precisamente,, utilizar para el esplendor de mi reinado todas
esas maravillas de contabilidad, todas esas bellezas orgánicas de la
materia financiera.
...