Puntos Importantes "El Maestro Ignorante"

El maestro ignorante: Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual.

• 1818: Joseph Lacotot, lector de literatura francesa en la Universidad Lovaina, tuvo una aventura intelectual.

• Enseñaba retorica en Dijon y se preparaba para el oficio de abogado.

• La convención lo nombró sucesivamente instructor en la oficina de Municiones, Secretario del Ministro de Guerra y Director suplente de la Escuela Politécnica.

• De vuelta en Dijon, había enseñado análisis, ideología y lenguas antiguas, matemáticas puras y transcendentes y derecho.

• Joseph ignoraba por completo el holandés.

• Telémaco, hizo llegar el libro Bruselas, en edición bilingüe, a los estudiantes por medio de un intérprete y les pidió que aprendieran el texto francés con ayuda de la traducción.

• Cuando llegaron a la mitad del primer libro, les hizo saber que debían repetir sin cesar lo aprendido y conformarse con leer el resto.

• Les pidió a los estudiantes que escribieran en francés todo lo que habían leído.

• Hasta entonces, él había creído lo mismo que creen todos los profesores concienzudos: que la gran tarea del maestro es transmitir sus conocimientos a los alumnos para elevarlos gradualmente hacia su propia ciencia.

• El acto esencial del maestro era explicar, despejar los elementos simples del conocimiento y hacer que su simplicidad de principio concuerde con la simplicidad de hecho que caracteriza a los espíritus jóvenes e ignorantes.

• Enseñar era, al mismo tiempo, transmitir conocimientos y formar espíritus.

• El alumno se eleva en la apropiación razonada del saber y en la formación del juicio y el gusto, tan alto como lo requiera su destino social.

• Primero hay que adquirir una sólida y metódica formación para luego dar impulso a las singularidades del genio. Así razonan los maestros concienzudos.

• En treinta años de profesión, no le había dado a sus alumnos ninguna explicación sobre los primeros elementos de la lengua. No les había explicado la ortografía ni las conjugaciones.

• En la mente de Joseph Lacotot, una iluminación repentina echó luz brutalmente sobre la evidencia ciega de todo sistema de enseñanza: la necesidad de explicaciones.

• El libro es el arte singular del explicador.

• El secreto del maestro es saber reconocer la distancia entre la materia enseñada y el sujeto a instruir, como también la distancia entre aprender y comprender.

• Por lo general, se necesita de una explicación oral, para explicar la explicación escrita, ya que los razonamientos son más claros y se imprimen mejor en la mente del alumno cuando son transmitidos por las palabras del maestro.

• En el rendimiento desigual, lo que mejor aprenden los niños es aquello que ningún maestro explicador puede explicarles: la lengua materna.

• Joseph Jacotot: La explicación no es necesaria para remediar la incapacidad de comprender.

• Explicar algo a alguien es, en primer lugar, demostrarle que no puede comprenderlo por sí mismo.

• El embrutecedor no es el viejo maestro obtuso que atiborra el cerebro de sus alumnos, es mucho más eficaz en la medida en que es sabio, iluminado y actúa de buena fe.

• El niño que balbucea bajo amenazas de golpes obedece a la férula, aplicará su inteligencia en otra cosa. Pero el pequeño explicado en cambio, invertirá su inteligencia en este trabajo del duelo, comprender, es decir, comprender que no comprende si no le explican.

• Aprender y comprender son dos maneras de expresar el mismo acto de traducción.

• La inteligencia que les había hecho aprender el francés fue igual como aprendieron la lengua materna: observando, reteniendo, repitiendo y verificando, relacionando aquello que buscaban conocer con lo ya conocido.

• El

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