¿Qué, Por Qué, Quién?

¿Qué, Por qué, Quién?

DEBER – OBEDECER

Para poder responder a estos interrogantes, será necesario aclarar lo que entendemos por cada uno de los conceptos a que refieren las preguntas y luego, lo que derivaría de cada una de las cuestiones planteadas.

En primer lugar, ¿qué es el DEBER?

En la Historia de la Filosofía se plantean dos posturas claramente definidas en cuanto al dominio de la razón. Una llamada “racionalista” que postula la capacidad de abordar la teoría en todas sus manifestaciones (abstracción, generalización, definición, crítica, conocimiento objetivo, etc.) posee una función principal, hasta diríamos única en los problemas éticos, ofreciendo un fundamento a los criterios de moralidad. En esta tendencia podemos ubicar a filósofos como Sócrates, Platón, Santo Tomás, Spinoza, Kant, entre otros.

La otra tendencia que podríamos denominarla “irracionalista” por su oposición a la anterior, sostiene la incapacidad de la dimensión teorética del hombre, tanto para esclarecer cuestiones éticas como para fundamentar criterios universales de moralidad. Para ella, el mundo moral del hombre tiene relación con las emociones, el sentimiento, la intuición, la fe, la voluntad, la subjetividad. La razón ocupa un lugar secundario. En ella encontramos referentes como Hume, Shopenhauer, Kierkegaard, Sartre, como así también un filósofo contemporáneo como Wittgenstein de quien analizaremos alguna de las ideas que ofrece en sus tesis éticas y que nos ayudará a dilucidar las cuestiones planteadas en el presente trabajo, en contraposición con el pensamiento racionalista kantiano.

Wittgenstein separa drásticamente el “ser” del “deber ser”.(1) no pretende negar el carácter absoluto del DEBER ético (lo que lo diferencia fundamentalmente con Kant) sino la posibilidad de que se exprese lingüísticamente y puede ser comprendido a través del lenguaje. Que no pueda expresarse el “deber”, que su formulación sea un sinsentido, nos evidencia que nada tiene que ver éste con el “ser”, con los hechos del mundo, que sí son expresables. (2)

Wittgenstein pretende, a partir de su libro Tractatus Logico-Philosophicus “trazar límites al pensamiento, o mejor (…) a la expresión de los pensamientos (…) al lenguaje”.(3) Considera que el problema para definir estos parámetros de la ética tienen relación con el lenguaje o la expresión.

Sostiene que ningún libro científico tiene el poder que tiene un libro de ética porque los demás sólo describen o representan el mundo, ninguno puede proponer un juicio ético de carácter absoluto, un DEBER ser.

(1) Bonete Perales, Enrique, ETICAS CONTEMPORÁNEAS. Madrid. Edit.tecnos. 1990. p.74

(2) Ibidem. p.75

(3) Ibidem. p.21

En la tendencia opuesta, racionalista, el filósofo prusiano de la Ilustración Immanuel Kant, basó sus teorías sobre ética partiendo del concepto del DEBER. Su teoría filosófica se centra en la idea de que a través de la razón, el hombre debería determinar su obrar.

En la “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”, Kant presenta la idea del deber, definiendolo como la necesidad de una acción por respeto a la ley.

En este caso ocurre que el fundamento de determinación de la voluntad no es la inclinación, sino la ley moral misma, del lado objetivo, o el respeto, del lado subjetivo. En el texto, Kant destaca la imposibilidad de fundamentar la validez de la ley moral en la experiencia (característica propia del racionalismo).

Relaciona el concepto de deber con el de buena voluntad como una propiedad de los seres humanos, racionales pero

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