¿Realmente existe el destino?

¿Realmente existe el destino?

Creo que no soy la única con esta pregunta... ¿Realmente existe el destino?

Probablemente esté ligado con la idea de que todos tenemos un propósito en la vida, algunos construyen hospitales, otros encuentran la cura al cáncer y otros simplemente vienen a sentarse en una oficina frente a un computador.

Pero por supuesto no podemos iniciar sin saber a qué coloquialmente se le llama “Destino”. El destino es algo predeterminado: situaciones, vivencias, personas, acontecimientos que están obligados a suceder y que por más acciones que haya de por medio, sucederán así.

Algunos piensan que es cosa de superstición, otros incluso que tiene que ver con temas místicos o religiosos y otros solo se dejan llevar y creen que solo las cosas fluyen y que pasan porque tienen que pasar. Si hablamos del destino hay dos caras opuestas y es ahí donde llega mi pregunta… ¿Realmente existe el destino?

Antonio Pareja en su libro “viaje a un lugar llamado destino”, nos da ambos lados. Por un lado propone que el destino es algo que por más cosas que hagamos no hay cambios y se quedará así. Por otro nos dice que es algo vano, que está basado en una serie de decisiones que nos llevan a un futuro incierto.

Esto no es un informe, es un ensayo y no lo sería sin mi opinión, por supuesto. Y mi opinión es...que creo y no creo, ¿qué sería de la filosofía sin preguntas inconclusas? Por supuesto como todo buen ensayo tengo que dar mis argumentos que a continuación se presentan.

¿Porque si creo en el destino?...

Vamos a poner un ejemplo:

Nace un bebé, es un lienzo en blanco, sin errores, sin juicio, sin racionalidad. El bebé en cuestión fallece. ¿Tomó alguna decisión equivocada?, ¿Formó su propio destino?...

Estaba “escrito” en su historia que no iba a vivir, de manera particular, ese era su destino.

¿Fue coincidencia, fue azar?...

Aún metamos cuestiones científicas, su destino era nacer prematuro o su destino era tener pulmones débiles, su destino era la muerte, el no hizo nada, no tomó ninguna decisión, solo pasó.

Hace poco tiempo terminé de leer un libro bastante interesante. “Si ya no despierto” es el título, un libro de literatura Juvenil  pero con un mensaje profundo. En resumidas cuentas trata de un chica que su destino es morir, ella intenta cambiar todo pero el día de su muerte no deja de repetirse, por más cosas que ella cambie está escrito y nada ni nadie podrán evitar que suceda. Pero en el inter de descubrirlo, logra ayudar a su compañera de clase a encontrar su sentido de vida y cuan valiosa ella es. Lo recomiendo.

Y es ahí donde vuelve la cuestión, quizá por más cosas que hagamos, cambiemos o repitamos, las cosas serán así o si al día es cuando formamos nuestro real y autentico destino.

Si incorporamos un sentido de vida, el sentido de vida de la protagonista era ayudar a la chica a conocer su valor, pero el destino de ella era morir.

Algo de lo que estamos seguros y que aun tomemos las decisiones que tomemos, es la muerte, no importa que hagas, a quienes conozcas, quien seas, el final del camino es exactamente el mismo para todos los seres vivos, así como hay un inicio hay un inevitable final.

Y ahora la contraparte, ¿Por qué no creo en el destino?....

Con un ejemplo simple: Si yo voy por la calle y encuentro un puesto de Hot dogs callejeros, que probablemente no son 100% higiénicos, tomo la decisión de comer uno y a los dos días me encuentro enferma.  ¿Era mi destino enfermarme? ¿O fue cosa de mi elección? Como nos dice Harvey Spencer, los impulsos, deseos, aspiraciones; son los que nos llevan a tomar decisiones que forjarán un destino, pero no hay algo que esté pre- descrito yo fui la que tomó la decisión  y el mundo de probabilidades y escenarios que pudieron haber sucedido son miles, pero yo elegí tomar ese camino y eso tuvo una consecuencia, no era porque tenía que suceder de ese modo.

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