Resumen De Fenomenos Religiosos Segun Nietzsche

El Fenómeno religioso

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En esta parte de este capítulo Nietzsche, nos explica que los impulsos y la neurosis de la religión, están relacionadas con tres prescripciones muy peligrosas, como son. La soledad, la el ayuno y la castidad. Sin poder explicar cuáles son las causas para este fenómeno de la neurosis religiosa, que existe tanto en los pueblos salvajes como también en los civilizados, acompañadas de una golpe súbito de penitencias, que hacen renunciar al mundo y aniquilan la voluntad.

Todo esto causo el interés de los filósofos, en estudiar, que como la religión puede cesar la voluntad de los pueblos, sin ninguna razón, simplemente por algún impulso de los seres humanos, a la existencia ficticia de los pueblos a que haya santos. Uno de estos filósofos, es Schopenhauer, el mismo al coincidir con la época en que los médicos alienistas, de casi todos los países de Europa, se interesaron en el estudio de la neurosis religiosa.

La neurosis religiosa, en forma de Ejército de Salvación, ah significado una epidemia, que a golpeado la a todas las clases sociales de todos los tiempos, no ha sido mas que resultados de los estados anímicos de los hombres, los mismos que se atribuyeron a valores morales, asiendo surgir que lo bueno se vuelve en santo, en hombre de bien, estrellando contra todo esto a la psicología. Resultando más fuerte la moral de algunos humanos con respecto a la creencia de la religión, y como consecuencia pudiendo introducir en los textos como una versión errónea.

2.-se dice que en cualquier parte del mundo donde esta neurosis religiosa está presente, está ligada de tres peligrosas prescripciones, la soledad, ayuno y castidad. Y no solamente eso, sino que también que esos tres pueden transformarse en convulsiones de penitencia, renuncia al mundo y aniquilamiento de la voluntad. a todo esto Schopenhauer hace las siguientes preguntas: Cómo es posible matar la voluntad, cómo es posible que haya santos...

al mismo tiempo esta neurosis religiosa empezó a expandirse por casi todos los países de Europa bajo el nombre de ejército de salvación. Si nos preguntamos Qué es lo que apasionó a tanta gente e incluso a los filósofos podemos decir que es la apariencia del milagro, que en todo caso sería la sucesión inmediata de estados anímicos, entonces el milagro sería sólo una mala interpretación.

Lo que sorprende en la religiosidad de los griegos antiguos es la abundante gratitud frente a la vida y a la naturaleza pero pronto el temor del cristianismo invadió a Grecia.

3.- Nada ha interesado más a los hombres, incluso a los filósofos que la religión. En su obra “Más Allá del bien y del Mal”, Federico Nietzsche nos plantea la religión y su límites con relación al alma humana.

La fe que exigía el cristianismo desde sus comienzos, una fe que ato a Lutero o a Cromwell o a cualquier otro bárbaro a su Dios y a su cristianismo.

Nietzsche indica que la fe es un sacrificio del espíritu, de su libertad, del orgullo, y de la confianza en sí mismo ya que el individuo en lugar de esforzarse y creer en su propia fuerza lo hace respaldándose en su fe, por lo tanto para conseguir las metas propuestas; el individuo es servil.

Por lo tanto la fe da entrada a la crueldad, ya que esta requiere una sumisión de espíritu al mismo tiempo que una conciencia complicada.

El autor nos señala que la religión además de ser limitante, cruel, tiene tres peligrosas prescripciones: soledad, ayuno y castidad. La Biblia nos indica no tener relaciones sexuales antes del matrimonio. La pasión por Dios; dio lugar a actos brutales, a una mentalidad excesivamente cerrada, sin dar lugar a cuestiones sobre la fe y Dios. Protegiéndose detrás de la fe cristiana, muchas personas cometieron asesinatos brutales, como el caso de Juana de Arco, que fue quemada viva, no siendo ni la primera ni la última en sufrir dicha tortura.

Señala que la actitud de los hombres frente a la fe, es la necesidad de una fuerza superior en su vida, una forma de honrarse a sí mismos al mismo que honran al santo.

Nietzsche plantea una pregunta “¿Por qué ser ateo en nuestros días?”, indicando así que la fe y que Dios ha sido refutado, comenzando desde el libre arbitraje hasta las acciones los individuos hoy en día, desde la simple mentira, desear la mujer del prójimo, la gula, el robo, el hombre ha ido desvinculándose de la fe por su propia conveniencia, movidos por el “yo”.

4.- Todos los filósofos bajo la apariencia de realizar crítica del concepto de sujeto y predicado, cometen un atentado contra el viejo concepto del alma. La filosofía moderna por ser un escepticismo gnoseológico, es de manera oculta o declarada, anticristiana, aunque en modo alguno sea antirreligioso.

Existe una larga escalera de crueldad religiosa, que consta de varios peldaños, tres son los más importantes: La gente realizaba sacrificios a su Dios seres humanos, luego el sacrificio a recién nacidos y el sacrificio ofrecido por el emperador Tiberio en la Gruta de Mitra en Capri, es el anacronismo más espantoso de la historia romana. Sacrificar a Dios por la nada, este misterio paradójico de la crueldad ha quedado reservado a la generación que ahora surge en el horizonte.

Quien se ha aplicado durante mucho tiempo, por una extraña necesidad a lanzarse hasta las últimas consecuencias en el pesimismo y a liberarlo de la estreches y de la simpleza de espíritu medio cristiana y medio alemana, de que se ha visto afectado en su última manifestación bajo la filosofía de Schopenhauer. El pensamiento más negador que haya existido más allá del bien y del mal y no ya como Buda y Schopenhauer, bajo el afán y en la ilusión de la moral, entonces se abrirán los ojos para el ideal opuesto, para el ideal del hombre más impetuoso, más vivo, más afirmador del universo.

A medida que aumenta la agudeza de su percepción intelectual y la amplitud de su perspicacia, el hombre ve ensancharse ante él el espacio y el horizonte. Su universo se hace más profundo, nuevas estrellas, enigmas e imágenes nuevas aparecen a su vista. Un día los conceptos más solemnes, aquellos por los que más se ha combatido y sufrido, los conceptos de “Dios” y del “Pecado”, no nos parecerán más importantes que los juguetes o las rabietas de la infancia le parecen a los ojos de un anciano; Y quizá el anciano necesite un nuevo juguete, una nueva rabieta.

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Quien quiera que haya sondeado el fondo de las cosas presiente todo lo que hay de sabiduría en el hecho de que los hombres sean superficiales. Es su instinto de conservación el que le enseña a ser fugaz, ligero y falso. Encontramos acá y allá, tanto en los filósofos como en los artistas, el culto apasionado y excesivo de las "formas puras"; sin dudarlo, quienes tienen necesidad del culto de las apariencias han debido hacer un día u otro una experiencia desafor¬tunada por debajo de esas apariencias. Tal vez haya una jerarquía incluso entre esos niños que temen al fuego porque una vez se han quemado, artistas natos, que no saben gozar de la vida sino falseando su imagen (lo que es una especie de venganza contra la vida). Podría adivinarse hasta qué punto la vida les es odiosa según el grado con que desean ver falsear su imagen, diluirla, trascenderla, divinizarla; se podría clasificar a los artistas entre los nomines religiosa, de los que constituirían su escalón superior. Es el temor profundo y receloso a caer en un pesimismo incurable el que durante milenios obliga a aferrarse a una interpretación religiosa de la existencia; el instinto teme oscuramente que se pueda conocer la verdad demasiado pronto, antes de que el hombre se haya convertido en un ser demasiado fuerte, demasiado duro, bastante artista. A este respecto, la "compasión", la "vida en Dios" aparecería como el producto más refinado y exquisito del temor a la verdad, como una devoción y una embriaguez de artista ante la más sistemática de todas las falsificaciones, como la voluntad de invertir la verdad y de atenerse, cueste lo que cueste, a la no-verdad. Quizá no haya habido jamás medio más eficaz de embellecer al hombre que la piedad; la piedad es la que lo transforma en arte, en superficie, en juego de colores, en bondad, hasta el punto de que cesamos de sufrir por su aspecto.

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Amar a los hombres por amor a Dios, fue hasta hoy el sentimiento más noble y distinguido al que han podido llegar los hombres. El amor a los hombres, sin el acompañamiento de alguna reserva mental que lo santifique es una tontería, y una brutalidad además. La inclinación a este amor a los hombres no recibe más que de una inclinación superior su medida, su delicadeza, su grano de sal, su partícula de ámbar. Quienquiera que fuese, el primero que sintió y "vivió" esas cosas delicadas, aunque su lengua sólo haya balbucido al intentar expresarlas, debiera permanecer para siempre sagrado y venerable, como aquel entre los humanos que voló más alto y se extravió más bellamente.

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El filósofo, tal como lo. entendemos nosotros, espíritus libres, como el hombre que asume la responsabilidad más amplia, el que se siente responsable de la evolución global de la humanidad, ese filósofo podrá servirse de las religiones para su obra de selección

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