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Resumen Del Hombre Light

patitus1 de Octubre de 2013

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Introducción

Este es un pequeño resumen del libro del hombre light el cual habla de los derroteros por los que se dirige la sociedad opulenta del bienestar en Occidente, y también porque su influencia en el resto de los continentes abre camino.

Es una sociedad en cierta medida que está enferma de la cual emerge el hombre light un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad. Todos ellos entrelazados por el materialismo.

I. EL HOMBRE LIGHT

El hombre light es un individuo que conoce el mundo en el que vive, pero no está formado como persona humana. Es un hombre que busca la utilidad práctica de todo y se preocupa por muchas cosas pero no profundiza en ellas. Es una persona muy especializada, que conoce bien lo que le corresponde, pero fuera de su campo, es una persona que puede dejarse llevar con facilidad y es incapaz de tener opiniones propias acerca de cualquier tema de interés.

Tal y como vivimos en la sociedad actual, además de disfrutar de progresos científicos, técnicos, políticos y humanos, también han surgido aspectos negativos como son:

El materialismo: Una persona con una buena cantidad de dinero es admirada y envidiada por la sociedad. Interés primordial de muchas personas es el dinero.

El Hedonismo: Es un "Carpe Diem" pero a lo grande. Pasarlo bien y disfrutar lo más que se pueda. Esto hace que las personas no tengan tiempo libre para comprometerse con los demás ni consigo mismos.

La permisividad: arrasa los mejores propósitos e ideales.

El Relativismo: Todo es relativo, con lo que se cae en la absolutización de lo relativo; brotan así unas reglas presididas por la subjetividad.

El Consumismo: representa la formula pos-moderna de la libertad.

Así, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los últimos años son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable.

De los entresijos de esta realidad sociocultural va surgiendo el nuevo hombre light, producto de su tiempo.

El hombre Light no corre riesgos, va con la seguridad por delante, no cree en casi nada y sus pensamientos cambian rápidamente, es vulnerable, se siente indefenso, no hace las cosas con pasión. Lo que desea es poder, fama, un buen nivel de vida. Es un hombre sin vínculos, descomprometido. Para que esto cambiase se necesitaría un sufrimiento muy grande que le sugiriese hacer un balance personal e iniciar una andadura más digna.

Debe llegar a dos conclusiones:

- Generales: ayudan a interpretar mejor la realidad actual, en su complejidad.

- Personales: que surja un ser humano más consistente, vuelto hacia los valores y comprometido con ellos.

II. HEDONISMO Y PERMISIVIDAD.

El final de una civilización.

El panorama hoy es muy interesante: en la política hay una vuelta a posiciones modernas y a una economía conservadora; en la ciencia ha tenido lugar un despliegue monumental, ya que los avances en tantos campos han dado un giro copernicano brillante y con resultados muy prácticos; el arte se ha desarrollado también de forma exponencial, pero ya es imposible establecer unas normas estéticas: hemos llegado a un eclecticismo evidente en el que cualquier dirección es válida, todos los caminos contienen una cierta dosis artística; igualmente, en el mundo de las ideas y su reflejo en el comportamiento se ha producido un cambio sensible.

Hedonismo: ley máxima de comportamiento es el placer por encima de todo, cueste lo que cueste, así como el ir alcanzando progresivamente cotas más altas de bienestar. Su código es la permisividad, la búsqueda ávida del placer y el refinamiento, sin ningún otro planteamiento. El hedonismo y permisividad son los dos nuevos pilares sobre los que se apoyan las vidas de aquellos hombres que quieren evadirse de sí mismos y sumergirse en un caleidoscopio de sensaciones cada vez más sofisticadas y narcisistas, es decir, contemplar la vida como un goce ilimitado.

Revolución sin finalidad y sin proyecto.

La metafísica de la nada, por muerte de los ideales y superabundancia de lo demás.

El relativismo es hijo natural de la permisividad, un mecanismo de defensa de los que Freud estudió y diseñó de forma casi geométrica. Así los juicios quedan suspendidos y flotan sin consistencia: el relativismo es otro nuevo código ético. Todo depende, cualquier análisis puede ser positivo y negativo; no hay nada absoluto, nada totalmente bueno ni malo. De esta tolerancia interminable nace la indiferencia pura.

Un ser humano hedonista, permisivo, consumista y centrado en el relativismo tiene mal pronóstico. Padece una especie de “melancolía” new look: acordeón de experiencias apáticas. Vive rebajado a nivel de objeto, manipulado, dirigido y tiranizado por estímulos deslumbrantes, pero que no acaban de llenarlo, de hacerlo más feliz. Su paisaje interior está transitado por una mezcla de frialdad impasible, de neutralidad sin compromiso y a la vez de curiosidad y tolerancia ilimitada. Este es el denominado hombre cool, a quien no le preocupan la justicia ni los viejos temas de los existencialistas.

III. ¿QUÉ ES EL HOMBRE?

El hombre buscador de la libertad.

Humano reciente: la imagen que ilustra refleja una sociedad desorientada, perpleja, desengañada, escéptica, que va a la deriva pero orgullosamente, radiante de caminar hacia atrás, a un cierto galope deshumanizado.

Animalizar al hombre en aras de no sé qué libertad es uno de los mayores engaños que este puede sufrir, porque así se favorece un tipo de conducta que escandaliza y funciona como botón de muestra de la evolución de la sociedad.

El hombre es libre porque no es un animal, porque puede tomar distancia de sus instintos más primarios y elevarse de nivel, aspirando a no quedar determinado por su naturaleza.

La celebré frase de Lenin. “¿libertad para qué?”, tiene para mí una clara y contundente respuesta: libertad para aspirar a lo mejor, para apuntar hacia el bien, para buscar todo lo grande, noble y hermoso que hay en la vida humana. SER HOMBRE ES AMAR LA VERDAD Y LA LIBERTAD.

El contenido de la libertad justifica una vida, retrata una trayectoria, deja al descubierto lo que uno lleva dentro, las pretensiones fundamentales y los argumentos.

Casi todos los finales del siglo suelen ser confusos: haya desconcierto, desorden, grandes errores sobre temas primordiales, inversión de los valores, equívocos que traerán graves consecuencias.

Como dice Julián Marías, el ser humano necesita una “jerarquía de verdades” que cree el subsuelo en el que se asientan las ideas, creencias y opiniones fundadas en la autoridad, las opiniones contrastadas que vamos recibiendo y esa sabiduría especial y honda que constituye la experiencia de la vida.

Es inexcusable que el hombre desempeñe el papel importante en la vida propia.

Nuestro sistema de convicciones: conjunto de certidumbres que forman una totalidad coherente. “Certidumbre radical”: de la que emergen y sobre las que se asientan todas las demás, y ahí se ordenan y conectan unas con otras.

El hombre de hoy no sabe adónde va: los jóvenes, la droga, y los adultos, las rupturas conyugales.

Del hombre más egregio al más degradado hay una enorme distancia, pero los dos pertenecen a la especie humana.

¿Para qué sirve la verdad?

Cada uno de nosotros es capaz de lo mejor y de lo peor, pero entre estos puntos extremos cabe un espectro intermedio de posibilidades. La incertidumbre nos hace dudar respecto a qué atenernos y nos impide alcanzar la firmeza definitiva.

La idea de libertad se relaciona con tres conceptos: el griego aletheia significa lo que esta desvelado o descubierto y que se manifiesta con claridad; se refiere especialmente al presente. Veritas quiere decir lo que es exacto y riguroso; de hecho, procede de verum, lo que es fiel y sin omisiones; habla más del pasado, de lo que ya sucedió. Y emubah deriva de la raíz amen: asentir con confianza; por eso se suele decir al final de cada oración, ya que Dios es por esencia el que cumple lo que promete; expresa sobre todo el futuro, lo venidero.

Existe una realidad patente, en menor proporción, y una realidad latente – escondida, camuflada, y de la cual emergen islotes, segmentos, trozos que nos la muestran.

1.- la verdad de uno mismo, en la que se articulan el pasado y el presente.

2.- la verdad de las cosas con las que nos encontramos, que expresa lo externo.

3.- la verdad de las circunstancias, que nos llevan al conocimiento de la complejidad de la situación y al perímetro en que se encuentran inmersos.

4.- la verdad como coherencia y nos muestra una existencia con el menor número posible de contradicciones; es la vida como armonía, como equilibrio entre la teoría y la práctica.

La búsqueda de la verdad es una pasión por la libertad y sus consecuencias.

El ocaso de los valores supremos es uno de los dramas del hombre actual, pero como éste necesita del misterio y de la trascendencia, crea otros que, de alguna manera, llenen ese vacío en que se encuentra.

Verdad y Libertad

Para muchas personas resulta más interesante estar bien informado que buscar y conocer la verdad. Teóricamente, la información que recibimos a diario debería ir notándose en la sociedad occidental: la condición humana mejora, el hombre actual es más sabio y más dueño de sí…sin embargo, no parece que los resultados vayan en esa dirección.

Raymond Aron: “El opio de los intelectuales

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