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Serie: El Problema de hacer Filosofía


Enviado por   •  23 de Diciembre de 2020  •  Monografías  •  2.943 Palabras (12 Páginas)  •  408 Visitas

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Serie: El Problema de hacer Filosofía

Alejandra Olivas Dávila

La filosofía no es como las demás áreas. Es común que nos deje con más preguntas que respuestas. Y es que de alguna manera la filosofía es el arte de mejorar la pregunta. En el marco platonista, el amor a la sabiduría parte del erotismo que siente Psyche1 por conocer el resto de mundo2. Según ilustra Sócrates, Psyche vivía en estado de perfección, en el mundo de las formas. Un mal día, Psyche salió del mundo de las formas y fue atrapada en un cuerpo. Limitada por el espacio y el tiempo, se ve frustrada, pero empieza a reconocer cierta similitud entre los objetos del mundo y las formas, ya que recuerda vagamente su estado previo. En esta remembranza va recolectando pedazos o similitudes que encuentra con las formas. En su recorrido corporal va logrando asemejar su estado original de perfección. Mientras más pedazos junta, más armonía siente. Se sigue que mientras Psyche esté encerrada en el cuerpo, nos incitará al conocimiento. Este es el erotismo por el conocimiento. Curiosamente, el erotismo tiene una doble connotación, la cual Platón utiliza a su ventaja narrativa3. Erôtan (ερώταν) denota amor apasionado4 a la vez que denota el acto de preguntar o problematizar. La filosofía, en este sentido, inicia en el problema o erôtisi (ερώτηση) 5. Sea por naturaleza que el filósofo pregunta y problematiza, al menos de acuerdo a Platón.

Pero el problema como base de la actividad filosófica no es solamente cuestión platonista. Por ejemplo, uno de los trabajos más célebres en este respecto es Los Problemas de la Filosofía de Bertrand Russell. En esta obra, Russell identifica una serie de problemas que hoy en día aún carecen de solución, o aún están siendo discutidos para lograr una formulación más precisa. Y tal vez te preguntes ¿acaso no tiene nada mejor que hacer el filósofo? A pesar de no tener solución, los problemas que nos sirven de guía para identificar mejores vías de análisis tanto en lo racional como en lo empírico. Si existe un problema, es porque la vía directa no ha resultado. La problematización invita al diálogo constructivo y al análisis en vez de dar por hecho una situación. Para una pequeña muestra, en la cita inicial del primer capítulo Russell nos pregunta (¿o nos erotiza?) “¿Existe algún conocimiento en el mundo que sea tan certero que ningún hombre razonable pueda dudarlo?6.

En este breve recuento iremos visitando algunos de los problemas más representativos tales como: el problema del conocimiento, el problema de inducción, problema mente-cuerpo, problema de identidad, problema de los universales, problema del trolley, problema del mal y el problema de la verdad. Desde luego hay más, pero aquí empezamos.[pic 1]

1 El griego ‘Psyche’ se traduce tradicionalmente al latín como ‘Aenima’ y al español como ‘Alma’, aunque de manera objetual se traduce a ‘mente’. Las traducciones al español normalmente retienen el sesgo del latín y le traducen como ‘Alma’

2 Referente a la Teoría de Recolección planteada en el Fedón

3 Discusión detallada en el Crátilo

4 Google translator ancient greek

5 Google translator ancient greek

6 Bertrand Russell .1912, Los Problemas de la Filosofía, Hackett PC

Cuando dices el enunciado “conozco a mis amigos”, seguramente te refieres al sentido informal y gnóstico que connota situaciones tales como: el hecho de reconocerlos al topártelos en la calle, saber sus películas favoritas, preferencias de topings de pizza, tal vez hasta sepas un tanto sobre sus emociones y vivencias personales. No obstante, cuando dices que conoces a tus amigos, no te refieres al conocimiento que tratamos de estudiar en filosofía.

El conocimiento es una de las interrogantes más apasionantes de la filosofía platónista. En la República se nos plantea una primera instancia del problema del conocimiento a partir de la alegoría de la caverna.  La idea es sencilla: En una caverna hay gente encadenada mirando siempre hacia una pared. En la pared se proyectan las sobras que produce ésta gente a partir de una fogata que se ubica a una cierta distancia. La gente trata de imitar las sombras que se forman en la pared, esto es todo lo que “saben” hacer. Un día escapa uno de los habitantes de la caverna. Lo primero que observa es la luz, que lo ha dejado encandilado brevemente. Ya una vez que se adecua a la luz del sol empieza a identificar objetos que nunca había visto. Decide regresar para contarles a los demás, éstos creen que algo está mal con él ya que no pueden creer lo que nunca han visto. El problema del conocimiento en éste caso

consiste en el contexto tan limitado en el que aprendemos por imitación. ¿Cómo podemos conocer si no podemos salir de nuestra caverna?

En el diálogo Teeteto (o de la Ciencia), Sócrates lleva a Teeteto a cuestionar a realizar los alcances de la explicación para conformar el conocimiento humano. Después de descartar la sensación y la opinión como formas explicativas, Sócrates induce a Teeteto a concluir que una explicación para que sirva de conocimiento debe contar con tres requisitos: el primero, ser establecida en un lenguaje claro que evite dobles sentidos por lo tanto una contradicción potencial. El segundo, que las partes de la explicación nos lleven a un todo, y el todo a sus partes. El tercero, que por medio de la diferenciación como ya se explica anteriormente, se llegue a la identidad del juicio.7 Conteniendo estas tres características, se asume que

el juicio verdadero con explicación diferencial equivale al conocimiento. Y todo suena bien, hasta que encontramos el tono agridulce de la filosofía platónica. Ya para finalizar, plantea Sócrates “si por explicar un objeto se entiende conocer diferencia y no simplemente juzgarla, la explicación en este caso es lo

más bello que hay en la ciencia, porque conocer es tener la ciencia, ¿no es así?”8 resaltando de nuevo la relevancia de que esta explicación se diferenciable, esto es que sea única y suficientemente idéntica al hecho en cuestión. Pero lo más alarmante de esa cita recae en “lo más bello”. Para Platón la Belleza es una forma, inaccesible como un Todo para nosotros. La Belleza la imitamos sin lograr totalizarla. Aquí surje nuevamente el problema del conocimiento: que la explicación sea lo más bello la hace inaccesible, o incompletable. Así pues, tendemos a dar explicaciones para justificar nuestras creencias y transformarlas en conocimiento, pero no logramos hacerlo de manera suficiente.

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