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Itinerarios para hacer filosofia


Enviado por   •  29 de Agosto de 2019  •  Apuntes  •  7.847 Palabras (32 Páginas)  •  458 Visitas

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Itinerarios para hacer Filosofía. Invitación a un viaje sin puerto seguro.

Lic. Ana María Sardisco

¿Qué exige un filósofo en primera y última instancia de sí?. Superar en sí mismo su propia época y convertirse en “intemporal”. ¿Con qué tiene pues, que librar su más dura batalla?. Con aquello por lo cual es, justamente, hijo de su época.

Friedrich Nietzsche

Si de Filosofía se trata, ya sea en el primer párrafo de un libro o en una primer clase, con frecuencia lo que esperamos encontrar es una definición que despeje la pregunta inicial ¿qué es la Filosofía?. Tal definición se convierte en respuesta unívoca, aclaratoria, a partir de la cual nos instalamos cómodamente en un saber al que nos acercamos como meros espectadores.

A pocos pasos de esta búsqueda nos damos cuenta que ella es estéril, porque no hay una única respuesta, no tendremos nunca a la mano “la” definición de Filosofía, sino tantas aproximaciones y conceptualizaciones como filósofos y sistemas a lo largo de su historia. La filosofía se ha presentado de distintas maneras, con distinto alcance y funciones según épocas y autores. En este sentido, hay más bien “Filosofías” que “Filosofía”.

Plantear  interrogantes sobre la Filosofía y esbozar su campo es ya un ejercicio filosófico, aunque particular, reflexión y búsqueda constante que manifiesta su actitud dialógica, en un espacio de tensión y articulación permanentes con saberes, disciplinas y prácticas. Cuando la pregunta por la Filosofía se construye en torno a la búsqueda de qué es ella, ya está orientada su respuesta. Establecer, sin lugar a sospechas, aquello que ella es, marca límites bien definidos que no pueden traspasarse.

 Dos supuestos anidan la búsqueda así planteada; uno de ellos es que existe  una sola definición y que da cuenta de un conjunto de conocimientos ya elaborados y establecidos. Desde esta perspectiva enseñar filosofía es un mero transmitir información, colección de respuestas verdaderas que están a disposición ante distintas preguntas y, aprender Filosofía es memorizar y repetir lo ya pensado por otros. Entendemos que  la Filosofía, en tanto actividad, se indisciplina, resiste a ser una colección de respuestas intemporales sino que es invitación permanente a pensar nuestro tiempo.

Otro supuesto es que la Filosofía tiene un espacio autónomo, incomunicable y exclusivo. En realidad transita por los  límites, recorre fisuras, teje relaciones, diseña puentes entre territorios que pertenecen a la ciencia, al arte y a la poesía, acercándose y tomando distancia de ellos. Separaciones porosas, afinidades y rechazos íntimos. Esta situación no va en desmedro de ella, muy por el contrario la hace imprescindible en un momento de crisis de saberes disciplinares que ya no pueden negarse a la riqueza y complejidad de los ámbitos inter y transdisciplinarios.

Nos proponemos deslizar los interrogantes desde el “qué es” hacia la problemática de su caracterización, delinear sus  rasgos en tanto actividad, mostrar aquello que ella puede hacer por nosotros. Problematizar es ir construyendo un mapa en donde señalar dificultades, dudas, posibles respuestas sometidas a revisión, indagar en su propia historia. La Filosofía tiene su historia, a la que también podemos problematizar, por ejemplo cuando nos preguntarnos por su nacimiento. Es decir buscamos las condiciones que hicieron posible que en un espacio y en un tiempo determinado, con rasgos de continuidad y de ruptura respecto de la racionalidad mítica, pero de ninguna manera milagrosamente, los griegos inventaran la palabra philosophia.

La Filosofía tiene su propia historia, aunque no se equipara con ella. Podemos acceder a la historia de la filosofía sin filosofar, pero para desplegar el ejercicio argumentativo del filosofar no podemos desconocer su anclaje histórico. Aquello que los “maestros” en Filosofía han dicho no envejece con el tiempo, los escritos de Platón, Aristóteles o Kant ( sólo por nombrar algunos) son actuales en tanto nos brindan herramientas para que nosotros pensemos nuestro propio tiempo y sus demandas. No son maestros porque nos han dicho “la verdad” sino porque nos muestran el camino que ellos recorrieron para configurar sus verdades. (no hay “una” verdad, sino más bien programas heterogéneos de verdades).

Cada propuesta filosófica se construye con las categorías y los marcos de pensamiento de su época, y al mismo tiempo los trasciende, los vuelve inteligibles. Actualidad e inactualidad de la filosofía que deja al descubierto la relación tensional que tiene con el tiempo. La categoría de progreso, propia de una metodología positivista, no es adecuada para pensar las filosofías.

 “Dado que renacen y vuelven a florecer con cada estación, no existe en las filosofías ningún progreso lineal, sino tan sólo una continua metamorfosis. Tampoco representan la existencia de verdades eternas; son precisamente, tanto actuales como inactuales, están dentro y fuera del tiempo…Las ideas de los grandes filósofos transponen, en efecto, los contextos de los que han surgido y a los individuos que las han expresado. La historia de la filosofía constituye por eso un recurso, una especie de caja de caudales del que extraer dinero líquido, para invertir prudentemente en nuevos proyectos, en sugerencias para pensar el propio tiempo, pero no en modelos o formulas bellas y listas para usar”[1] 

Desde esta perspectiva nuestra tarea de filosofar  nos hace sumar interrogantes más que coleccionar verdades, nos pone frente a la necesidad de repensar su enseñanza, diseñar itinerarios a recorrer  que favorezcan la deliberación, la reflexión personal y creativa. Nuevos modos de concebir a la Filosofía se despliegan en nuevas concepciones acerca de su enseñanza y búsqueda de estrategias para introducirnos en su problemática.

A partir de Sócrates la filosofía nos invita a la reflexión crítica sobre problemas, experiencias, marcos personales de pensamiento, convicciones, normas y conceptos. Sócrates propone un ejercicio de interrogaciones que no descansa en verdades reveladas sino que lleva a estar en permanente búsqueda. Interroga a sus conciudadanos, dejando al descubierto la ignorancia, y por ello se compara con un tábano que fastidia e irrita a quienes presumen de saber.

“…la filosofía es ejercicio crítico, capacidad afinada o adquirida para sopesar de manera metódica y paciente las argumentaciones y las pruebas relativas a determinados problemas en vista de posibles soluciones, es articulación de la duda y suspensión del juicio cuando no se alcanza una clara visión de las cuestiones; es propensión a examinar autónomamente ideas, convenciones y normas, con la conciencia de los condicionamientos, prejuicios y límites que supone cada civilización y personalidad. La filosofía enseña a no conformarse con banalidades o frases hechas o, incluso, a no conformarse sin más con lo que es enseñado, transmitido explícitamente o insinuado por cualquier autoridad”. [2]

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