TEOLOGIA Y TELEOLOGIA
filosofo201310 de Septiembre de 2013
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INTRODUCCION
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Este trabajo tiene el objetivo de lograr diferenciar la Teología y la Teleología, aunque ambas sean ramas del “mismo árbol” de la filosofía
Cuando yo era niño, me la pasaba preguntando a mis padres el por qué de esto o aquello. Y mis padres me daban explicaciones que me parecían lógicas y, por lo tanto, satisfactorias.
Me decían, por ejemplo :
"Dios nos dio párpados para proteger nuestros ojos de la luz del Sol, del polvo, etc."
Teológicamente, se referían a un Dios Inteligente, Creador de nuestros cuerpos. Según mis padres, la infinita inteligencia de Dios le hizo que nos diera un par de párpados. Teleológicamente, la existencia de los párpados quedaba, pues, muy bien explicada y justificada por la protección que los mismos brindan a nuestros ojos. La Teleología ponía, pues, de relieve la excelencia de la Teología.
Mis padres proseguían con otros ejemplos como el cabello, para proteger el cuero cabelludo de los rayos solares; las uñas, para rascarnos y abrir frutas; las cejas, para impedir que el sudor de la frente caiga en los ojos y nos pique la sal que contiene; las pestañas, para que los párpados no se rocen y ni se irriten; los pelos de la nariz, para retener el polvo; el vello axilar y púbico, para aliviar la fricción de los brazos y de las piernas con el cuerpo, y de los pubis masculino y femenino durante el coito, etc.
De esa manera, la Teleología está, según el teísmo, subordinada a la Teología. Dios es la Causa Final de todo lo que existe, y todo lo que existe existe con algún fin, con algún propósito imaginado, planeado por Dios.
No obstante, el punto débil de la Teleología puesta al servicio de la Teología es que hay cosas que observamos a diario que no siempre siguen esa lógica teísta ...
"Una pregunta : Entiendo bien lo de los párpados con respecto a los ojos, pero, si Dios nos dio párpados para que protejamos nuestros ojos, ¿por qué no nos dio también, ya que es tan Sabio, una membrana para cerrar por reflejo las ventanas de la nariz del viento, del humo, de los insectos y hasta de los malos olores, como sí que se la dio a los camellos que atraviesan tormentas de arena por los desiertos ? Los que guían a esas bestias se tienen que cubrir la cara con sus túnicas ... ¡ Se le escapó ese detallito al Creador !
Igual sucede con las orejas : ¿ Por qué Dios no nos las dio con la capacidad de doblarse o de cerrarse para que no oigamos ruidos demasiado fuertes o para que insectos no se alojen en nuestros oídos ? ¿ O, por lo menos, membranas que se cierren en la entrada del oído interno ?
¿ Por qué previo Dios ciertas cosas, pero otras no ?
CONCEPTO DE TELEOLOGIA
La teleología, procede del término griego Telos, que se entiende como fin tanto en un sentido espacial como temporal, (de ahí Telón como fin de una obra de teatro) si le añadimos la raíz logo/-logia, su significado pasaría a entenderse como el estudio de los fines o propósitos de algún objeto o ser, como una doctrina filosófica de las causas finales.
Desde un primer momento se acuña la teleología retrospectivamente para designar todo tipo de explicación en función de causas finales, cuando una piedra cae, se mueve con la finalidad de estar en el suelo, que es su lugar natural, cuando el humo asciende, lo hace para situarse arriba, que es su lugar natural...
Actualmente las teorías científicas, centrándonos sobre todo, en el ámbito de las ciencias biológicas, está evolucionando y de nuevo están tomando una importancia progresiva las ideas Teleológicas erradicadas en el pasado, considerándose como pautas explicativas de la estructura del ser vivo.
Para abarcar lo extenso de este concepto, hemos de remontarnos a sus inicios e ir de la mano de todos aquellos filósofos que tuvieron conciencia de ella.
TELEOLOGÍA DE LA MANO DE LOS FILÓSOFOS
La palabra teleología fue acuñada por Christian wolff en 1728 (en la Philosophia Rationalis sive Logica (III, 85)) para referirse a las explicaciones por causas finales.
Sin embargo sus raíces etimológicas se remontan a la Grecia antigua, particularmente a Platón (427-374 AC) y Aristóteles (384-322 AC).
Platón
Para Platón, filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, de familia noble y aristocrática, el mundo entero se mueve de acuerdo a finalidades y estas finalidades están determinadas por las ideas. Todos los objetos "buscan" la mejor manera de parecerse a su ideal, Por tanto, la Finalidad consistiría en parecerse lo máximo posible a la idea, al modelo perfecto.
Más concretamente, para platón, existe un artesano que desarrolla su producto final; En el mundo natural, según platón, hay una conciencia universal que ordena todo colocándolo en el mejor lugar posible y ese agente que lleva a cabo sus propósitos es externo al objeto que está siendo explicado teleológicamente, luego, el valor conseguido no es por acción del objeto, sino del agente que lo llevo a cabo.
Esta visión platónica es utilizada, por ejemplo, para describir la aplicación del lenguaje teleológico a los artefactos, lo que conocemos como teleología cósmica, según esta, el cosmos está ordenado por un agente racional hacia un fin o fines. El énfasis de Platón permitió a los neoplatónicos conectarse con el pensamiento cristiano dominante durante el siglo XVII.
Aristóteles, filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios, fundó y dio forma a la Ciencia de la Lógica, escribió sobre el lenguaje, la retórica y la poética, sobre física y cosmología, sobre economía, política y ética, también sobre meteorología y biología; Además escribió una de las mejores explicaciones metafísicas de la realidad y sobre el conocimiento humano.
Aristóteles
Aristóteles considera, que antes que nada, hay que entender las semejanzas comunes y diferencias existentes en todos los animales, después habrá que encaminarse en busca de las causas que las motivan.
Aristóteles a través de una recopilación de datos pretende hacernos entender las causas de los fenómenos, hecho que se conseguirá apreciando si ciertas características se presentan en combinación, siempre y cuando, podamos inferir de ellas sus causas.
Partimos del estudio de las funciones y partes comunes de una determinada clase o especie de animal; la observación y la constatación según Aristóteles, van a ser las bases de la investigación que nos permitan entender tal entramado.
Como vemos, una de las inquietudes principales de Aristóteles será la búsqueda de explicaciones de los procesos naturales.
Es claro que debemos entender la ciencia de las primeras causas, pues decimos que conocemos una cosa cuando consideramos conocer su causa primera.
Aristóteles usa aítia, que suele traducirse como “principio de explicación” o “causa”, en su filosofía para dar cuenta de todos los factores que deben ser considerados para llegar a entender un ente, sea natural o artificial.
Las cosas del mundo y los cambios que les ocurren pueden, como dice, ser debidos bien por naturaleza, por el arte o técnica, bien por azar. Excluyendo los que ocurren por azar, los otros dos tipos de cosas y de cambios exigen la referencia a una finalidad: los seres artificiales tienen fines, puesto que han sido construidos para algo, y lo que hacen lo hacen para cumplir su función; en el caso de las cosas naturales es importante observar que la finalidad no se limita a la esfera humana, donde se muestra con claridad que los hombres lo que hacemos lo hacemos por algo, un fin.
El concepto de fin, Telos, Aristóteles lo introduce en su teoría de las cuatro causas, que divide en internas, materia y forma y las externas al ente, eficiencia y final.
La causa materia es aquello de lo que están hechas las cosas, la madera es causa material de un árbol, el hierro es la causa material de un hacha.
La causa formal la entiende como aquello que da su forma determinada, la esencia que presentan las cosas.
La causa eficiente es aquella que explica el paso de potencia a acto, lo entenderemos mejor con el ejemplo que hemos expuesto anteriormente, con la madera, esta por sí misma no puede tomar una determinación, ha de tener una influencia que saque lo potencial de ella, por tanto, podemos decir que las causas eficientes se entiende como antecedentes que conllevan los cambios. De esta causa, pasamos a las causas finales, que es de lo que trata nuestro trabajo,
Puesto que una causa eficiente no va a producir cualquier cambio, solo aquel que tenga una finalidad establecida y a ese concepto Aristóteles lo denomina como causa final.
Aristóteles no cree en una teleología universal aplicable a todos los fenómenos naturales, solo algunos están sometidos a dicha finalidad.
De esta manera Aristóteles acoge la teleología de la naturaleza, en la cual nada esta dejado al azar, todo tiene su funcionalidad, un fin, pero esta no está impuesta por agentes externos a ella.
Para Aristóteles no hay una causa cósmica como consideraba Platón, no hay algo sobrenatural que influya en la dirección que adoptan los seres vivos, no hay un ser divino que medie en la naturaleza, sino que la fuente de la movilidad del impulso, reside en cada animal y no en algo exterior que lo guie.
La
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