Trabajo "maestro Ignorante
Victoria863 de Julio de 2013
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LA POLÍTICA DEL MAESTRO IGNORANTE:
LA LECCIÓN DE RANCIÈRE
ALEJANDRO A. CERLETTI*
Il faut que je vous apprenne que je n’ai rien
à vous apprendre.
(Joseph Jacotot)
L’égalité ne se donne ni ne se revendique,
elle se pratique, elle se vérifie.
(Jacques Rancière)
RESUMEN: El maestro ignorante, de Jacques Rancière, es un sagaz
libro de filosofía que, a partir de la exhumación de un personaje sin-
gular de la historia de la educación – Joseph Jacotot –, problematiza
una cuestión política fundamental: la igualdad. Educación, filosofía
y política tejen la trama compleja de este texto altisonante y provoca-
dor. En este trabajo se intentará mostrar cómo Rancière conmueve
los cimientos de las interpretaciones que hacen de la igualdad el punto
de llegada de las políticas supuestamente emancipadoras y en qué
medida queda abierta la cuestión de cómo llevar adelante una polí-
tica igualitaria, no sólo en la educación sino también, y sobre todo,
en general.
Palabras clave: Igualdad. Explicación. Política. Educación. Filosofía.
THE IGNORANT SCHOOLMASTER ́S POLICY: THE LESSON OF RANCIÈRE
ABSTRACT: Jacques Ranciere’s The ignorant schoolmaster is a saga-
cious book of philosophy that, based on the exhumation of a singu-
lar character in the history of education – Joseph Jacotot –
problematizes the fundamental political issue of equality. Education,
philosophy and politics are woven into the complex plot of this lofty
*
Professor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. E-mail:
acerlett@filo.uba.ar
Educ. Soc., Campinas, vol. 24, n. 82, p. 299-308, abril 2003
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and provocative text. This paper aims to show how Rancière dis-
turbs the interpretive foundations which presume to make of equal-
ity the point of arrival of a pretentiously emancipatory politics, and
to what extent the question remains open of how to develop an egali-
tarian policy – not just in the realms of education but more gener-
ally.
Key words: Equality. Explanation. Politics. Education. Philosophy.
n el cruce de la educación institucionalizada y la acción política
progresista se ha afirmado que la educación tendría como una de
sus tareas fundamentales intentar paliar o mitigar las contradicciones
de clase (o de género, de raza, de religión, u otras) propias de nuestras
sociedades. La prédica liberal ha insistido con que la escuela debería
funcionar como reguladora de las desigualdades sociales, garantizando
mecanismos o estrategias que converjan hacia la igualdad de oportunidades.
Los ideales fundacionales de la Ilustración, que con diversos matices llegan
hasta nuestro presente, colocaban a la adquisición de conocimientos como
la llave maestra para la consecución de la libertad del hombre. Correspon-
dería a la instrucción pública extender tal beneficio a todos, sin diferencias
de origen. Estas diversas consideraciones comparten el supuesto de que la
institución educativa tendría la responsabilidad política de hacer algo por
igualar lo que se presentaría, de hecho, como desigual.
El maestro ignorante, de Jacques Rancière, es un sagaz libro de
filosofía que, a partir de la exhumación de un personaje singular de la
historia de la educación – Joseph Jacotot –, cala hondo en una cuestión
política fundamental: la igualdad. Educación, filosofía y política tejen
entonces la trama compleja de este texto altisonante y provocador. En
las páginas que siguen intentaré mostrar cómo Rancière conmueve los
cimientos de las interpretaciones que hacen de la igualdad el punto de
llegada de las políticas supuestamente emancipadoras y en qué medida
queda abierta la cuestión de cómo llevar adelante una política igualitaria,
no sólo en la educación sino también, y sobre todo, en general.
El maestro ignorante se desarrolla en un doble registro, en dos
recorridos paralelos que se entrecruzan y realimentan. En el primero, el
relato se construye sobre la figura de Joseph Jacotot y su experiencia
personal de enseñanza en los albores del siglo XIX, profundamente
convulsionada por una serie de circunstancias azarosas que motivaron
un cambio tajante en su mirada sobre la educación tradicional. El segun-
do, se despliega a partir de la apropiación política que hace Rancière de
aquella experiencia, en una suerte de contrapunto constante. En este
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doble movimiento, el libro va sobreimprimiendo a la descripción de una
cuestión básicamente pedagógica la construcción de un problema emi-
nentemente político, verdadero núcleo propositivo de la obra.
No deja de sorprender cómo El maestro ignorante, ya desde las
primeras páginas, dirige un ataque demoledor sobre un recurso clásico y
señero de toda educación: la explicación. De manera abrupta, vemos que
la explicación pasa de ser aquella herramienta privilegiada con la que los
maestros, desinteresadamente, han intentado llevar a sus alumnos hacia
el conocimiento y la cultura, a convertirse en un arma sutil de imposi-
ción y dominación. Una serie de circunstancias puntuales de su
experiencia concreta de enseñar le hicieron comprender a Jacotot que la
“explicación” (es decir, la conducción de los alumnos, por etapas, desde
la ignorancia hacia el saber), contrariamente a lo que sostenía la peda-
gogía – y él mismo pensaba hasta entonces –, no era el vehículo preclaro
e imprescindible del magisterio; que era posible construir otra relación
entre maestros y alumnos que la tradicional vertical, organizada a partir
del que supuestamente sabe y el que no. Esta conmoción originada en la
práctica misma pasó a ser el punto de quiebre de toda una concepción
de la enseñanza y transformó la vida de Jacotot en un esforzado intento
por desplegar hasta sus últimas consecuencias la novedad que había
vislumbrado. Rancière se detiene cuidadosamente en este proceso y
desarrolla, a su vez, en toda su magnitud, las consecuencias políticas que
este quiebre supone.
En la interpretación Jacotot-Rancière, la explicación cumple una
tarea fundamentalmente regulativa. En la medida en que divide el
mundo en dos, separando a los que saben de los que no – los que
“explican” de los que escuchan y “aprenden” –, instaura una segmen-
tación que es mucho más significativa que una mera distinción de
dominios de saberes. Toda la enseñanza clásica se apoya en esta idea
supuestamente neutral de la explicación-transmisión, cuya matriz
sostiene, a grandes rasgos, que hay algo (un conocimiento, una destreza)
que alguien tiene – el maestro – y se lo transmite, por medio de una
explicación, a alguien que no lo tiene, el alumno. El que no sabe irá
aprendiendo de a poco y con el tiempo adquirirá los saberes de que
carecía. Pero el reconocimiento de esta distinción entre los que saben y
los que no, que es inherente a la existencia misma de cualquier magis-
terio, no sólo define la relación que cada uno tiene con los conocimientos
sino que, y esto es lo más importante, demarca una serie de estamentos.
En efecto, tomar conciencia de la segmentación que produce el dominio
de ciertos saberes hace que cada uno internalice el lugar que ocupa y vea
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que la posibilidad de ascender viene ligada a la subordinación – en
principio, intelectual – a un explicador. Si uno pudiera hacerlo por sí
mismo no sería necesario el maestro. Para Jacotot, la institución educa-
tiva tiene como función reproducir esta distinción jerárquica porque de
ella justamente vive, es su condición de posibilidad. El maestro adminis-
tra, en nombre del estado, un segmento de poder. Él controla la distan-
cia que hay entre lo que se debe enseñar y lo aprendido, entre lo enseña-
ble y la comprensión de lo enseñado. Constituye la supervisión y
garantía de la eficiencia de la transmisión. El que explica algo y luego
controla la fidelidad de lo “aprendido” es para Jacotot un “embrute-
cedor”, alguien que no emancipa sino que instala al otro en un mundo
de rangos, consolidado y natural.
La experiencia inédita vivida por Jacotot le hizo constatar que es
posible aprender sin un maestro explicador, que si alguien quiere aprender
puede ser capaz de disponer las relaciones con el otro de una manera
original y propia. Aprender sin un maestro explicador no quiere decir,
sin embargo, que se prescinda de todo maestro. Pero ¿qué quiere decir
que pueda no haber un explicador y que de todos modos se pueda
aprender de un maestro? ¿Qué enseña un maestro
...