Tres concepciones sobre el conocimiento humano (Karl Popper)
lizethesqReseña21 de Enero de 2020
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Reporte de lectura: Tres concepciones sobre el conocimiento humano
Autor: Karl Popper
Resumen
- La ciencia de Galileo y la nueva traición en ella.
Galileo Galiei fue enjuiciado por la Inquisición y se vio obligado a retractarse de sus doctrina, lo que provocó por más de doscientos cincuenta indignación y acaloramiento, aún mucho después de que la opinión pública hubiera conquistado la victoria y la Iglesia se hiciera tolerante frente a la ciencia.
La Iglesia estaba dispuesta a admitir que el nuevo sistema era más simple que el viejo, que era un instrumento más convenientes para los cálculos astronómicos y para las predicciones.
Se pedía que Galileo estuviera dispuesto a compartir la opinión de Andreas Osiander, quien en su prefacio al De revolutionibus de Copérnico, había dicho: “No hay ninguna necesidad de que estas hipótesis sean verdaderas, o siquiera que se asemejen a la verdad; sólo pide ellas que permitan realizar cálculos que sean concordantes con las observaciones”.
Galileo estaba muy dispuesto a destacar la superioridad del sistema copernicano como instrumento de cálculo. Pero al mismo tiempo, conjeturaba y hasta creía que era una descripción verdadera del mundo; y para él (como para la Iglesia), éste era, el aspecto más importante de la cuestión.
Es este sentido, la Iglesia estaba poco dispuesta a admitir la verdad de un nuevo sistema del mundo que parecía contradecir un pasaje del Viejo Testamento.
Unos cien años más tarde el obispo Berkeley expuso claramente una razón más profunda en su crítica a Newton con respecto a su teoría de la gravitación.
En la época de Berkeley, el sistema copernicano del mundo había dado origen a la teoría de la gravitación de Newton y Berkeley veía en está a una seria competidora de la religión, ya que estaba convencido de que se produciría una declinación de la fe religiosa y de la autoridad en caso de ser correcta la interpretación de la nueva ciencia de los “librepensadores”; pues éstos veían en su éxito una prueba del poder del intelecto humano, sin ayuda de la revelación divina, para descubrir los secretos del mundo, la realidad oculta detrás de sus apariencias.
Berkeley analizó la teoría de Newton con total honestidad y gran penetración filosófica, y el examen crítico lo convenció de esta teoría no podía ser más que una “hipótesis matemática”, que no podía ser tomada, de modo alguno, como una descripción verdadera de algo real. Tal crítica fue ignorada por los físicos, pero considerada por los filósofos, tanto escépticos como religiosos.
En manos de Hume, se convirtió en una amenaza para toda creencia, para todo conocimiento, humano o revelado. Para Kant se convirtió en la doctrina de que el conocimiento teórico de Dios es imposible y de que la ciencia newtoniana debe pagar su derecho de admisión a la verdad con el abandono de sus pretensión de haber descubierto el mundo real detrás del mundo de la apariencia; era una verdadera ciencia de la naturaleza, pero la naturaleza era precisamente el mundo de los meros fenómenos, el mundo tal como se aparece a nuestras mentes asimiladoras.
Asimismo, algunos pragmatistas basaron toda su filosofía en la concepción de que la idea del conocimiento “puro” es un error; que no puede haber conocimiento en ningún otro sentido que no sea en el de conocimiento instrumental, que el conocimiento es poder y la verdad es utilidad.
Actualmente, la concepción de la ciencia física fundada por Osiander, el cardenal Bellarmino y el obispo Berkeley ha ganado la batalla, la concepción instrumentalista (como la llama Popper) se ha convertido en un dogma aceptado y se ha convertido en parte integrante de la enseñanza habitual de la física.
- El problema en discusión
Pocos, si es que hay alguno de los físicos que han aceptado actualmente la concepción instrumentalista del cardenal Bellarmino y el obispo Berkeley tienen conciencia de que han aceptado una teoría filosófica, ya que ellos se preocupan, como físicos de a) el dominio del formalismo matemático, es decir, del instrumento y b) sus aplicaciones.
Esta actitud inflexible y que rechaza toda falta de sentido les impide considerar seriamente los argumentos filosóficos en pro y contra de la concepción galileana de la ciencia. Entonces, ¿cómo llegó a imponerse?. Popper considera que por la coincidencia de dos factores: a) dificultades en la interpretación del formalismo de la teoría cuántica y b) el espectacular éxito práctico de sus aplicaciones.
- En 1927, Niel Bohr, gran pensador del campo de la física atómica, introdujo el llamado principio del complementaridad, el cual equivale a “renunciar” al intento de interpretar la teoría atómica como una descripción de algo. Bohr, señaló que podemos evitar ciertas contradicciones solo recordando que el formalismo, como tal, es coherente y, que cada caso aislado de su aplicación es compatible con el. Así el resultado de cada experimento aislado es compatible con la teoría y encuentra apoyo en ésta, sin ambigüedades. La física mantiene su coherencia sólo si tratamos de interpretar o comprender sus teorías yendo más allá de: (a) el dominio del formalismo y (b) su relación con cada uno de los casos de aplicación posibles, separadamente.
- La teoría atómica brindó otros resultados más prácticos, algunos de ellos de gran alcance, aunque no se debían al principio de complementaridad.
La concepción instrumentalista afirmar que las teorías son nada más que instrumentos, mientras que la concepción galileana sostenía que no son sólo instrumentos sino también y principalmente descripciones del mundo o de ciertos aspectos del mundo. Para Popper los filósofos instrumentistas no tienen razón alguna para enorgullecerse de su victoria y expone el siguiente problema:
Uno de los elementos más importantes de la civilización occidental es lo que él llama “la tradición racionalista” que fue heredada por los griegos, la cual es la tradición de la discusión crítica, no por sí misma, sino en interés de la búsqueda de la verdad.
Dentro de ésta se valora la ciencia, por sus realizaciones prácticas, pero aún más por su contenido informativo y su capacidad de liberar nuestras mentes de viejas creencias, viejos prejuicios y viejas costumbres para ofrecernos en su lugar nuevas conjeturas y audaces hipótesis. Se valora la ciencia por su influencia liberadora, como una de las más grandes fuerzas que respaldan la libertad humana, influencia que se debe al hecho de que los científicos han osado (desde Tales, Demócrito, el Timeo de Platón y Aristarco) crear mitos, o conjeturas, o teorías que se encuentran en sorprendente contraste con el mundo cotidiano de la experiencia común, no obstante lo cual permiten explicar algunos aspectos de este mundo de la experiencia común.
Estos intentos de explicar lo conocido por lo desconocido, señala Popper que han ampliado inconmensurablemente el ámbito de lo conocido. A los hechos de nuestro mundo cotidiano han agregado el aire invisible, las antípodas, la circulación de la sangre, los mundos del telescopio y del microscopio, de la electricidad y de los átomos de rastreo que nos muestran a detalle los movimientos de la materia dentro de los cuerpos vivos.
Todas estas cosas están lejos de ser meros instrumentos: son testimonio de la conquista intelectual del mundo por nuestras mentes.
Sin embargo, como señala Popper para algunos la ciencia no es nada más que plomería glorificada, a la cual nunca se le debe considerar en la misma categoría que la literatura, las artes o la filosofía, ya que sus presuntos descubrimientos son meras invenciones mecánicas, sus teorías son instrumentos, artificios o quizás, superartificios, concluyendo que una teoría científica no explica ni describe al mundo; no es nada más que un instrumentos
En este sentido Popper, refiere la idea de que en la ciencia podemos pretender y obtener una explicación última basada en esencias. En su oposición a esta idea aristotélica a la que él llama “esencialismo”, es donde residen las fuerzas y el interés filosófico del instrumentalismo.
Para ello, examina y critica dos concepciones del conocimiento humano: el esencialismo y el instrumentalismo, a los cuales opone lo que llama la tercera concepción, que es lo que queda de la concepción de Galileo.
- La primera concepción: Explicación última por esencias
El esencialismo, la primera de las tres concepciones de la teoría científica forma parte de la filosofía galileana de la ciencia, y consiste en la combinación de las doctrinas (2) y (3). Las doctrinas mencionadas son las siguientes:
- El científico aspira a hallar una teoría o descripción verdadera del mundo ( y especialmente de sus regularidades o “leyes”) que sea también una explicación de los hechos observables. (Esto significa que debe ser deducible a una descripción de tales hechos a partir de la teoría y ciertos enunciados que expresen las llamadas condiciones iniciales).
- El científico puede establecer, finalmente, la verdad de tales teorías más allá de toda duda razonable. Según Popper está segunda doctrina requiere modificaciones ya que todo lo que los científicos pueden hacer, es someter a prueba sus teorías y eliminar todas aquellas que no resistan los test más severos que se puedan plantear y no pueden estar totalmente seguros de que nuevos test no los llevarán a modificar y hasta descartar su teoría.
- Las mejores teorías, las verdaderamente científicas, describen las “esencias” o “naturalezas esenciales” de las cosas, las realidades que están detrás de las apariencias. Tales teorías no necesitan ulterior explicación ni la admiten: son explicaciones últimas, y hallarlas es el objetivo final del científico. Esta tercera doctrina es lo que Popper ha llamado “esencialismo” y considera que está equivocada al igual que la segunda.
Lo que tienen en común los filósofos instrumentalistas de la ciencia- desde Berkeley hasta Macha, Duhem y Poincaré- es que todos ellos afirman que la explicación no es un objetivo de la ciencia física, ya que está no puede revelar “las esencias ocultas de las cosas” y por consiguiente rechazan la tercer doctrina.
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