ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Universitario


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  1.653 Palabras (7 Páginas)  •  219 Visitas

Página 1 de 7

UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN

Departamento de Ciencias Sociales

Carrera en Humanidades y Filosofía

¿Puede el hombre llegar a ser feliz?

Autor: Br. Erick Alexander Torres Torres

Carnet: 2013950006

Asignatura: Filosofía Medieval

Managua, Nicaragua 11 de Noviembre de 2013

¿Puede el hombre llegar a ser feliz?

He decido basarme en este escrito en uno de los temas más interesantes que propone Boecio en su libro el cuál es: la felicidad. Según el Diccionario de la Real Academia española (2001), la felicidad es: “El estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien o un gusto”. Según Boecio al inicio de su Libro primero de La Consolación de La Filosofía s/f (p. 12), la vejez es una de las causas primeras de infelicidad en el ser humano:

(…), recuerdo gratísimo de mi florida juventud fecunda, vienen a dulcificar los destinos de ésta mi abatida vejez: si, que a impulsos de la desgracia la vejez ha precipitado sobre mí sus pasos, y a la mitad de mi vida he sentido sonar la hora definitiva del sufrir.

En este fragmento se ve patente el temor del ser humano hacia la vejez, pues esta causa los peores achaques que el destino pueda brindar y uno de los peores es la fealdad del rostro, esto causa consigo repugnancia ante los demás y es claro que la repugnancia es una de las primeras causas de indiferencia e infelicidad en el ser. Pero en este escrito quiero demostrar por medio de una analogía de como la fealdad y la vejez no son un impedimento para ser feliz puesto que para lograr la verdadera felicidad solo se necesita vencer la afrenta, el agravio, el escarnio, la injuria, el menosprecio, el oprobio y el vituperio por medio del amor interior.

Como plantee anteriormente Ilustro mi tesis relatando condensadamente el mito del dios del fuego y patrono de los trabajadores, me refiero a Hefesto, hijo de Hera y según Homero, también es hijo de Zeus. Desgraciadamente es el dios más antiestético de todos y es por ello que al nacer, su madre avergonzada y deshonrada por su aspecto tan burdo, áspero y rudimentario lo despeña hacia lo más profundo de un abismo, quedando el aciago Hefesto cojo y desgraciado. Pero ésta situación de desdicha no destruye su belleza interior, al contrario: se vuelve fornido, robusto, corpulento y enérgico para realizar actividades industriales, pues a pesar de representársele como el más feo, sudoroso, desliñado y descubierto, es un genio en la fragua, quien junto a muchos cíclopes elaboraba precioso objetos como la armadura y las armas de Aquiles, la armadura de Eneas, el cetro del soberano Zeus y joyas bellas para las diosas (cf. Grupo Tempe, 2001, p. 213-227).

Hefesto tuvo mujeres muy bellas. Se le atribuye a Cárite, la gracia por excelencia. Hesíodo le da por esposa a Áglae, la más joven de las Cárites. Pero sobre todo se destacan sus aventuras con Afrodita, la cual hirió el corazón de Hefesto por segunda vez, ya que esta se convirtió en amante de Ares, dejando despechado a Hefesto por su fealdad (cf. El olimpo, 2013, s/p).

Pero todas estas situaciones de desprecio, displicencia y vilipendios forjaron en Hefesto un ser bondadoso, afable, tierno, compasivo, virtuoso, justo y honesto y me atrevo a decir que en medio de tanta desgracia fue un hombre feliz.

Queda más que demostrado que la vejez y la fealdad no son un impedimento para llegar a la verdadera felicidad. Aunque también me atrevo a decir que la felicidad es algo único, que se da repentinamente y se puede ir súbitamente, como afirma Sertillanges (1959), “El espíritu pasa y no vuelve” (p.12, 25). Pero deja las huellas para toda la eternidad impresas en el alma. Así es la felicidad se da en un momento preciso, pero luego que pasa queda impreso hasta la infinitud de la vida.

A este lamento infinito del ser humano responde la sabiduría desde lo más profundo de su interior:

“¿Podría yo -me respondió- dejarte solo a ti que eres mi hijo, sin participar en tus dolores, sin ayudarte a llevar la carga que la envidia por odio de mi nombre ha acumulado sobre tus débiles hombros?” (La consolación de la Filosofía (s/f), p.17, Libro I).

Es evidente que el amor de lo trascendente siempre acompaña al hombre en su caminar y a pesar de sus sufrimientos, nunca lo va a dejar solo y desamparado y como sigue afirmando Boecio en su libro I s/f (p.18), no hay que admirarse al ver que en el océano de la vida se sientan las sacudidas de furiosas tempestades, puesto que el gran destino del hombre no es agradar a los peores. Esto quiere decir que a pesar de las contradicciones que hayan en la vida y los achaques que esta de al ser humano no hay que darle gusto a aquellos que quieren ver arruinada la vida a los seres más indefensos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9.7 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com