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Alfredo Jocelyn Holt Letelier


Enviado por   •  26 de Abril de 2015  •  6.762 Palabras (28 Páginas)  •  343 Visitas

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Alfredo Jocelyn Holt Letelier.  Capítulo I: Chile Preborbónico

Estructuración Social: Chile, eminentemente hacia el siglo XVIII, es una sociedad inserta en un plano bélico, caracterizado por la resistencia indígena al avance en el proceso de conquista del territorio, dificultando seriamente el posterior asentamiento. Ello redunda en el sello eminentemente militar que adquiere la sociedad, como asimismo, es una da las principales causas de que no se desarrolle un crecimiento económico fluido: Por ello, Chile resultaba una zona altamente costosa para la Corona.

Hacia mediados del s. XVII diversas medidas y fenómenos hacen que la intensidad de la guerra disminuya, posibilitando un mayor desarrollo agrícola en la zona central del país: “El perfil militar comienza a desdibujarse y paulatinamente la sociedad chilena se va configurando sobre una base rural” (Jocelyn Holt, pág. 51). Como producto de las transformaciones económicas acaecidas entre fines del s. XVII y comienzos del XVIII, surge una nueva élite de carácter terrateniente comercial, y la sociedad comienza a estructurarse en términos más estamentales.

Estructuración Política: Anterior al s. XVIII, se perfilaron los atributos inherentes al Estado colonial, esencialmente el carácter monárquico y administrativo imperial. No obstante, se desarrolla cierta incapacidad de la Corona para consolidar su hegemonía en los territorios de ultramar, siendo entre los casos más problemáticos a este respecto, el caso chileno. Ello, desemboca en una suerte de vacío de poder, que es aprovechado por la pujanza de nuevos grupos: “El surgimiento de un orden rural- señorial permite a su vez que emerja una esfera de poder alternativo al Estado. Por ello, durante el siglo XVIII, la Corona tratará de revertir dicho proceso” (Jocelyn Holt, pág. 52).

El surgimiento y auge de una elite revestida de poder y prestigio está íntimamente relacionada a las transformaciones económicas y sociales propias de la segunda mitad del siglo XVIII en Chile: “El carácter inconcluso de la conquista en territorio chileno atrasó la transición de la sociedad de una etapa embrionaria a otra socialmente más compleja.” (Jocelyn Holt, pág. 52). Frente a este escenario, cabe destacar que la situación de guerra impidió que se lograra una base de confianza y estabilidad social, echando por tierra las posibilidades de un mayor desarrollo de la agricultura a gran escala, y en general, de las actividades productivas. A ello, se debe añadir, el descenso de la mano de obra india y el agotamiento de las reservas mineras, mermando las condiciones económicas y sociales que posibilitasen la acumulación y producción de la riqueza hacia el s. XVI.

El panorama anterior se ve reflejado en la carencia de un sistema de diferenciación social coherente y estable, ya que la guerra afecto al grueso de la población blanca por igual, siendo asumida por los peninsulares en forma similar entre sí, difuminándose así mayores distinciones jerárquicas, más allá de aspectos raciales o rango militar (Sociedad dividida entre españoles y nativos, conquistadores y conquistados; los españoles, entre sí, se diferenciaban de acuerdo a criterios de autoridad y mérito, no según prestigio social). Por consiguiente, esta primera etapa (S. XVI), se caracteriza por ser socialmente, bastante fluida, tanto hacia arriba como hacia abajo. Este esquema comienza a resquebrajarse cuando la economía se complejiza, se rompe el binomio racial dicotómico español-indio con el advenimiento del mestizaje y se advierta cierta diferenciación laboral.

Otro obstáculo que impide la aparición de un núcleo social poderoso, fue el temor por parte de la Monarquía de ver erigido un poder local paralelo de tipo feudal en América. Se debe tener en cuenta que el desarrollo del Estado, tanto en América como en Chile, surge en gran medida como respuesta por parte del Estado para coartar el poder acumulado por los súbditos desde los albores de la Conquista (Burocracia imperial que contribuye a una configuración social). Este elemento, a su vez, condiciona la posterior percepción del Estado y la evolución del poder local, ya que la eventual estructuración de la sociedad y el surgimiento de una élite local cada vez más criolla se hizo desde ángulos marginales y alternos al Estado, desde la sociedad civil, pero a la vez, en un contexto de disputa por cooptar al Estado (Aristocracias locales cooptan al funcionariado administrativo imperial asentado en América).

Entre los elementos que contribuyen a la despresurización del escenario bélico en Chile, que redundara a fin de cuentas, en la constitución de la élite rural señorial, se cuenta la política tendiente a disminuir las pretensiones expansionistas de los españoles y fortalecer los vínculos comerciales, delimitándose el espacio geográfico donde transcurriría el posterior desarrollo económico de la Colonia, esencialmente radicado en el Valle Central, donde surge una economía agrícola de considerables proporciones. Lo interesante a destacar estriba en el hecho de que quedaba configurado el entorno espacial del país que perduro hasta más allá de 1810.

Se debe enfatizar que, hacia el s. XVII tiene lugar una reorientación general de la sociedad: El eje estructurador inicial urbano-militar cede ante un nuevo centro de gravitación, predominantemente rural. Ello se debe al viraje económico (“cambio de rubro” orientado hacia la explotación agrícola) coincidente con el inicio de siglo.

Hasta antes del S. XVII, la agricultura era netamente de subsistencia (precarización, remitida casi exclusivamente a las “chacras”, confinadas a las afueras de los núcleos urbanos). El punto de inflexión en el giro económico hacia el agro, determinó el aumento del valor de la tierra, y propicio la acumulación de terreno, constituyéndose la gran propiedad agrícola. (De hecho, a mediados del XVII, toda la tierra entre La Serena y Santiago había sido repartida y dividida para la explotación agrícola).

Las nuevas estructuras económicas requirieron por su parte, de nuevos mecanismos para reclutar y organizar la mano de obra (Recuérdese el descenso sistemático de la mano de obra india). Los indios de encomienda salen de sus pueblos y se asientan en la estancia de sus respectivos encomenderos; surge el peonaje, configurada básicamente, como una masa asalariada que contrataba libremente su fuerza de trabajo en faenas de temporada. También se suman a esta nueva fuerza laboral, los “españoles pobres” (estrato mestizo formado por oficiales y ex combatientes de la Guerra de Arauco (De la modalidad de arriendo contractual precaria formalizado en las haciendas donde prestaban sus servicios, surge el inquilinaje, ya plenamente consolidado hacia el s. XVIII).

Así, configurados los

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