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El Pensamiento Amerihindio

jalunah_29 de Agosto de 2011

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EL PENSAMIENTO AMERINDIO

El panorama comenzó a cambiar en la década del 60. Las investigaciones etnográficas demostraron que las sociedades amerindias eran mucho más complejas de lo que eventualmente se creía. La publicación del libro del antropólogo colombiano Gerardo Reichel Dolmatoff, Desana. Simbolismo de los indios tukano del Vaupés (1968), destacé un vivo sistema simbólico y una sofisticada cosmología relacionada con el control y manejo del delicado bosque tropical. Los diversos trabajos del etnólogo francés Claude Levi Strauss sobre la mitología y el pensamiento amerindio pusieron de presente los elaborados sistemas clasificatorios y simbólicos de lo que él mismo llamó una gran empresa intelectual.

Otros trabajos de campo señalaron la complejidad de la organización social nativa, que contradecía las versiones hasta entonces propaladas en los mundos académico y popular. Por ejemplo, los indígenas tucano del Vaupés se organizan en una serie de grupos jerárquicos que ellos denominan hermanos mayores y hermanos menores, según su posición a lo largo de los ríos. A su vez, en una maloca —o grupo local— se pueden encontrar diferentes especialistas.

DOS GRANDES CACICAZGOS

Así mismo, la investigación etnohistórica y arqueológica mostró que el panorama arqueológico de la Amazonia era más antiguo e interesante. El análisis de las primeras crónicas de viaje, en particular la Relación del Padre Gaspar de Carvajal —quien en 1541 acompañó a Orellana en el primer recorrido por el Amazonas—, puso de presente la existencia en los primeros años de la conquista europea de grandes sociedades nativas a las cuales los arqueólogos llaman cacicazgos, cuya desaparición se produjo como consecuencia del impacto de la actividad española y portuguesa. Entre ellas se destacaron los pueblos Omaguas y Tapajos del Amazonas los cuales vivían en aldeas de varios miles de habitantes, con jerarquías sociales y varios sistemas de intercambio.

Hoy en día se considera que en los ríos Amazonas y Orinoco, florecieron complejas sociedades cacicales. Su cultivo principal fue el maíz, construyeron montículos con fines agrícolas y tuvieron sistemas funerarios muy elaborados —túmulos y enterramiento secundario en urnas. Recientes investigaciones en Araracuara —medio Caquetá colombiano— señalan la gran antigüedad de las sociedades amerindias amazónicas en Colombia

TODO CAMBIA

En consecuencia, la percepción de la historia cultural de la Amazonia cambió ostensiblemente. Actualmente los arqueólogos piensan que las poblaciones amazónicas contribuyeron considerablemente a la domesticación de algunas de las principales plantas americanas (yuca, chontaduro, achiote) y que influyeron de manera decisiva en la conformación de las grandes civilizaciones andinas. La investigación arqueológica, histórica y etnográfica de la Amazonia adquirió, pues, una relevancia insospechada.

NATURALEZA Y CULTURAS DIVERSAS

No hay un límite precisa entre la selva y los indígenas. Se trata de la vida en armonía

EL BOSQUE TROPICAL

La comprensión de la dinámica de los bosques tropicales, es, sin duda, uno de los aspectos fundamentales para entender la ocupación humana de la Amazonia. Los bajos del río Amazonas o de otros ríos que provienen de los Andes, son fertilizados periódicamente, mientras que la tierra firme carece de fertilización natural y sus ecosistemas dependen básicamente del reciclaje de los nutrientes disponibles en su suelo o de aquellos que captan a través de la lluvia. Pero también hay que distinguir en este inmenso territorio, dos tipos de ríos, según provengan de la zona andina o de los macizos brasileros y guyaneses. En el primer caso, los ríos arrastran, como se mencionó, numerosos nutrientes y tienen un potencial piscícola considerable. Los otros se denominan con razón, ríos de hambre: poseen pocos nutrientes y su capacidad biológica es baja. Mientras que los primeros tienen un aspecto fangoso, amarillento, los últimos son negros o rojizos, tonalidad que a menudo refleja el substrato por el cual corren.

La investigación agrológica ha señalado, además, que el suelo de la Amazonia es una delgada capa y posee escasos nutrientes y que el subsuelo está conformado por elementos tóxicos para las plantas. El bosque funciona entonces como un gran sistema multiestrata que capta gran parte de sus recursos a través de la lluvia o la fotosíntesis, y del reciclaje constante de los nutrientes. Puesto que éstos son reducidos, los ejemplares vegetales de una misma especie se dispersan, evitando competir por los mismos recursos. Y al contrario: especies diferentes conviven en espacios pequeños, en procesos de simbiosis permanente y de complementaridad ecológica.

La alta temperatura y humedad relativa facilitan la descomposición de la materia orgánica, proceso al cual también contribuyen los hongos y los variados insectos. La presencia del bosque impide que el agua y los rayos solares caigan directamente sobre el suelo: de esta forma se evita su erosión o la volatilización de los recursos. Los claros que con frecuencia se forman al caer los gigantescos árboles, permiten la reproducción de ciertas especies, y las aves y otros animales se encargan de esparcir sus semillas.

LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Cien mil habitantes aproximadamente, pertenecientes a 59 etnias forman la población indígena de la Amazonia colombiana. Se destacan cinco áreas culturamente diferentes según su lengua y demás aspectos culturales. Las principales familias lingüísticas son la tucano, dividida en tucanos orientales y occidentales; arawak; huitoto; bora; karib y otras de lenguas independientes. La familia tucano oriental se ubica, tradicionalmente, en las zonas ribereñas del actual departamento del Vaupés. Forman parte de ella los desana, los tucanos, los barasana, los siriano. Los tucano occidental habitan en el alto Caquetá-Putumayo y se destacan de ellos los siona y los coreguajes.

Los pueblos arawak se localizan, principalmente, en la zona del Guainía; al sur de Vaupés, forman un anillo alrededor de los tucano oriental (Cabiyaría, Yucuna, Matapí). Las familias huitoto y bora se sitúan en el departamento del Amazonas, entre los ríos Caquetá y Putumayo. En el trapecio amazónico vive tradicionalmente gente ticuna, aunque hoy se hallan también huitotos y horas. Los grupos caribes —o carijona—, hoy en proceso de extinción, habitan la zona del alto Apaporis.

Se encuentran también grupos étnicos independientes. Uno de ellos, los andoques, habitan en el departamento del Amazonas, cerca de Araracuara; otro, los grupos de habla makú, son bandas semisedentarias que se hallan en la zona interribereña del Caquetá, Vaupés y Guanía.

RASGOS COMUNES

La mayoría de estos pueblos tienen una cultura de selva tropical; habitan en casas plurifamiliares —malocas—, mantienen una economía de roza y quema itinerante, caza y pesca. Son, por lo general, localidades de carácter patrilineal y los hombres buscan esposas por fuera del grupo.

Tradicionalmente ha existido una división sexual de trabajo, en virtud de la cual los hombres asumen la tala del bosque, la caza y la pesca, y controlan la vida religiosa; el chamán es simultáneamente un intermediario entre la sociedad y los animales y tiene una función fundamental en las prácticas curativas puesto que, según su opinión, las enfermedades son causadas con mucha frecuencia por la comida.

Las mujeres tienen a su cargo las actividades agrícolas, la preparación y cocción de los alimentos, y la crianza de los hijos. Empero, existen notables diferencias en las formas de las casas colectivas nativas —malocas—, los tipos de organización social interna, los rituales y otros aspectos. Las malocas de los tucano, por ejemplo, son rectangulares, mientras que las del área huitoto son octogonales o circulares.

DE UNOS A OTROS

Entre las malocas de los huitoto se deben distinguir, además, aquellas denominadas muinane de las llamadas murui: tienen un simbolismo diferente y varían en algunas de las técnicas de tejido de sus techos o en los artefactos rituales que disponen. La organización social en el mismo grupo, establece jerarquías: distingue entre los ocupantes propios de la maloca y los trabajadores, huérfanos, que son los otros ocupantes. Pero la dirección de la comunidad está a cargo de un abuelo, cuyo poder se fundamenta en el conocimiento de la tradición y en el manejo de los principales instrumentos rituales de la maloca —los tambores, el gran palo dc danzar llamado yadi, etc...

Los aborígenes del Vaupés, a su vez, diferencian rangos y funciones: de capitán, de chamán, de kumú —sacerdote—, de cantor, de guerreros y de makú —sirviente. En Otros grupos sobresalen, además, los preparadores del tabaco o de la coca. Las distinciones sociales y rituales se expresan, con frecuencia, espacialmente: en el lugar que la gente ocupa dentro de la maloca. En la de los tanimuka —pobladores del río Mirití-Paraná— hay una parte femenina y otra masculina; en su eje occidental se localizan los invitados y en el otro costado, la gente de la maloca.

En general, los grupos indígenas forman sistemas más amplios basados en criterios de diferenciación cultural cuya comprensión es importante para entender la dinámica de la región.

CULTURA ECOLÓGICA

Los pueblos aborígenes de la Amazonia han desarrollado modelos ecológicos de aprovechamiento del medio. Tienen un sistema de agricultura itinerante en virtud del cual se tala y quema una parcela de bosque que oscila entre media y dos hectáreas; la quema permite acelerar el suministro de

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