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El enfrentamiento y comunión de dos imaginarios


Enviado por   •  19 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  2.403 Palabras (10 Páginas)  •  293 Visitas

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El enfrentamiento y comunión de dos imaginarios (1)

        Un hecho muy usual en Ecuador, refiriéndome en este caso al lugar que mejor conozco aunque podría darse en otros países latinoamericanos, es colocar a los recién nacidos una pulsera con pepitas rojas para protegerlos del mal de ojo. Se identifica a este mal como la transmisión de la carga negativa a través de la mirada que cuando el bebé es afectado lo refleja con fiebre y deposiciones continuas y líquidas. Para curar al pequeño de estas dolencias, se le frota un huevo por todo el cuerpo que absorbería esas malas energías. Si todo esto resulta o no aún no está científicamente confirmado, sin embargo, otorga una especie de efecto placebo a los padres para sentir que sus hijos están protegidos o son sanados de cualquier tipo de males. En este mismo sentido, es una costumbre que se ha transferido en generaciones concediéndole un grado alto de importancia en la cultura local porque nos remonta a nuestro pasado precolombino.

        Este ejemplo sirve como punto de partida para dar una explicación de lo que es el imaginario, al que se lo podría delimitar como todo lo que se cree, lo que se ha aprendido, lo que las experiencias han enseñado, es todo aquello que ha afectado nuestra forma de ver y entender el mundo circundante, el sistema de interpretación del entorno como individuo o comunidad. Es así como, en el caso explicado inicialmente, sirva o no la pulserita roja para proteger el mal de ojo o el pasar el huevo para aliviar este mal, la experiencia ha manifestado que “funciona” para muchas personas, por ello esta tradición ha pervivido tanto tiempo siendo solo algo que, por la cantidad de personas que comparten ese pensamiento, pareciese real ya que cuando alguno de estos mismo ecuatorianos viaja a residir a otro país, propongo España para este caso, dejan de lado sus costumbres, ya que allí no parecen tan convincente este pensamiento, y éstos deben adaptarse a las del nuevo país, es decir, a este nuevo imaginario en el que el propio se contrapone.  

        Entonces, la acepción imaginario, que se usa sin distinción de cosmovisión, ideología, pensamiento o mentalidad y tomando como referencia la definición del diccionario del término ideología, se la puede considerar como “el conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad, época, movimiento cultural, religioso o político, etc.”[1]. Para este ensayo se considerará el imaginario social en el contexto temporal del Renacimiento, conquista americana y Barroco, para describir la cosmovisión en estos periodos históricos, el enfrentamiento de ideologías y la forma en la que éstas conciliaron.

        Una frase que caracteriza a Max Weber es la que dice que “las estructuras son las cárceles de la historia”. Como historia sitúa un imaginario en un espacio y tiempo determinado y a las estructuras como los parámetros que ajustan ese pensamiento fundado por lo social, político, económico, religioso y cultural; contenido en este último el arte, en el que se puede apreciar la cosmovisión de la época expresado en imágenes, en formas: pintura, dibujo, grabado, escultura, arquitectura, etc. En este sentido, el imaginario social nos permite saber quiénes somos y el papel que debemos desempeñar en un tipo de sociedad, ya que ninguna persona puede escaparse a la época que le tocó vivir.

        El primer estadio a comentar es el Renacimiento, que nace en Italia en el siglo XV y se caracteriza por ser un fenómeno netamente urbano, producto de la situación socio-económica de las ciudades y; por hacer centro de sus reflexiones al hombre, ya no a Dios como en el Medioevo, es por ello que se la llama humanista o antropocéntrica. Esta visión regresa la mirada a la Edad Clásica, como indica Maravall en sus estudios de la literatura de este periodo, situando a los antiguos como “los hombres no desfigurados en su valor moral por la sociedad y el trato de sus viciosos”[2].

        Esta nueva mentalidad afecta a todas las estructuras y vida cotidiana. A nivel social, religioso y cultural, el hombre se convirtió en el protagonista de su propio destino, se acoge una actitud racional-científica ante el mundo, sin abandonar la fe; es decir, se produce un proceso de secularización, la religión se convierte en un asunto privado y por ello, el arte empieza a paganizarse. En lo económico, empieza una etapa de transformación del feudalismo al capitalismo, apoyado en gran medida por la conquista de América. En lo político, usando como referente nuevamente a Maravall, se intentó configurar un pensamiento utópico representado en la figura del rey como único dotado de poder cuasi-divino para gobernar universalmente, considerando que los países que imponían las ideologías del momento eran los hegemónicos y su poder se basaba en las colonias que poseían.

        El hombre que encarna esta ideología renacentista, por excelencia, es Leonardo DaVinci.  Cabe mencionar, además, que este humanismo propició la aparición de la Reforma, como un movimiento que convulsionó a la Iglesia Católica.

        El arte es el reflejo de una sociedad, de un imaginario colectivo y una pintura que expresa la cosmovisión renacentista es La Escuela de Atenas de Rafael Sanzio (Imagen N°1 en el apéndice), que se encuentra en el Vaticano y es datada en 1510. En ella se evidencia la valoración de la vida moral de los antiguos y el antropocentrismo ya que se plasman los filósofos y científicos más importantes de la época clásica. Asimismo, se puede notar un avance a nivel de representación de la realidad ya que, en comparación a la Edad Media, esta imagen se vale de la perspectiva geométrica, la simetría y la luz y sombra para crear la sensación de estética y realismo, incluso se apoya en la forma arquitectónica para darle continuidad a la estructura física a través de la pintura. La temática deja de ser religiosa y, en cambio, se ensalzan los logros mortales en una técnica respaldada por la búsqueda del raciocinio, de veracidad, de realismo en lo que se observa y, así mismo, de espectacularidad y grandilocuencia en las poses de sus protagónistas y las dimensiones de la representación.

        Este periodo es también en el que se exploró y conquistó América por parte de los europeos. Personas que consideraban a sus propias culturas como universales, se contraponen en un juego dualista de dominante y subyugado, de civilizado y bárbaro, de moderno y primitivo basados en ese mismo choque de cosmovisiones y un juego naciente de razas superiores e inferiores. De esta manera, los españoles se encontraron con indígenas cuyos pensamientos estaban atravesados por sus religiones en lo social, político y cultural tomando como referencia a Carme Fauria quien comenta que “La religión era politeísta y dominaba la vida de los hombres de manera absoluta. La máxima autoridad religiosa debió ser al mismo tiempo la máxima autoridad civil y el sacerdocio la clase dominante, estratificada en multitud de rangos.”[3] Cuando hace referencia a la Cultura Manteño-Huancavilva previa a la llegada de los conquistadores. Una religión que implicaba cultos a elementos de la naturaleza, entes físicos, palpables y, por ende, reales para ellos. Sin embargo, esto también se prestaba para la creación de seres fantásticos que podían regir los aspectos de su vida y eran representados en pinturas o esculturas talladas en madera o piedra, etc.  Figuras planas, rectas, creando formas en bases a los contornos y más que el manejo de luz y sombras como se muestra en la figura N°2, pero en el caso de la cerámica, ya había una necesidad de encarnar lo cotidiano como lo demuestra la imagen N°3, en la que se observa la escultura de un hombre enfermo, con las pústulas en el rostro y las hojas de plantas medicinales en todo el cuerpo, además de que también tenía una función ritual este elemento ya que era una botella silbato en la que se introducía agua para generar música.

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