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Ensayo Derechos Humanos


Enviado por   •  9 de Abril de 2015  •  10.285 Palabras (42 Páginas)  •  391 Visitas

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El Enfoque Apreciativo y su lenguaje de esperanza Por Diana Heano.

A mediados de los años ochentas, David Cooperrider y Suresh Srivastva plantearon una alternativa para promover el cambio, diferente al modelo tradicional. Introdujeron el término Enfoque Apreciativo (EA), derivado del concepto artístico “ojo apreciativo”, el cual hace referencia a la existencia de belleza en cualquier obra de arte. Al llevar este concepto a los sistemas humanos diríamos que en cualquier organización o sistema humano hay algo que funciona y que resaltar (Cooperrider y Srivastva, 1987). En sus inicios, el EA no fue planteado como un enfoque clínico, por el contrario sus planteamientos florecieron dentro de un ámbito mucho más organizacional. Más aún, este enfoque es una propuesta dialogal la cual permite el desarrollo de competencias conversacionales, que le facilitan fluir en diferentes contextos tales como: educativos, sociales y clínicos.

Según Cooperrider y Watkins (1996) el enfoque apreciativo es una teoría, una actitud y una aproximación al análisis, que orienta hacia el aprendizaje organizacional y la creatividad. El enfoque Apreciativo busca “lo que está bien” en cada sistema, convirtiéndose en un hábito de la mente, del corazón, y la imaginación; que busca el éxito, la fuerza vital, la importancia de la alegría.

Así pues, el Enfoque Apreciativo es una teoría articulada que racionaliza y refuerza el hábito de la mente que se mueve hacia el mundo de forma creativa buscando y encontrando imágenes de lo posible por encima de las escenas de desastre y desesperación (Cooperrider y Watkins, 1996). Así pues, el EA se pregunta todo el tiempo qué es lo que la gente hace, y en esa búsqueda ha encontrado que una de las más grandes acciones del ser humano es el lenguaje; las conversaciones las cuales pueden hacernos llorar o reír, las cuales a partir de su pragmática potencian una realidad particular. Según Lang (2000) vivimos en el lenguaje, construimos el mundo en que vivimos a través del lenguaje; las palabras crean magníficos y misteriosos mundos. En este sentido, El lenguaje Apreciativo crea una visualización de los sueños, crea esperanza, posibilidades y optimismo. El EA cree en la belleza del ser humano, en la magnífica riqueza de sus recursos, en la posibilidad de movimiento del hombre. Este uso del lenguaje, cree en la construcción constante de lo humano, cree en la facultad que tiene el hombre de responsabilizarse de su vida y soñar creando mundos con posibilidades fascinantes. El lenguaje Apreciativo cree, valora y se deleita de manera estética de la robusta fuerza del Ser.

De acuerdo con Cooperrider y Srivastva (1987), el EA se basa en un paradigma socio-racionalista que asume la realidad como una construcción social y como un producto de la imaginación.

Como se menciona en el apartado anterior, el foco tradicional desde el cual se comprende al fenómeno humano está centrado en la óptica del problema: el diagnóstico. Es así como desde esta postura tradicional, el foco primario es advertir "qué está mal", con el fin de "resolver el problema". Desde una perspectiva psicolingüística y construccionista, el colocar demasiada atención en las etiquetas con las cuales describimos los síntomas de una enfermedad, nos lleva finalmente a generalizar los síntomas a toda la entidad, a enfatizar en la importancia de resolver el problema. En contraste, bajo el lente apreciativo predomina un enorme respeto por la capacidad del sistema (llámese empresa, comunidad, familia, sujeto, etc.) para encontrar sus propios recursos y resolver desde su historia de logros el futuro que le espera. Esto es, a diferencia del modelo tradicional de resolución de problemas, el EA trabaja sobre aquello que funciona, y no sobre lo que está mal. La identificación de eso que funciona y el posterior análisis para hacer más de ello, son la base generadora del cambio en el sistema.

Para Hammond (1998), “el ojo apreciativo” asume que en cada pieza de arte habita la belleza, en cada organización hay un misterio de sorpresas y profundas realidades espirituales por ser escuchadas y colocadas a la luz de un contexto. Lang (1999) afirma que nuestra responsabilidad como facilitadores y consultores es apostarle a esa realidad viva y desde allí, construir sus opciones de esperanza y futuro.

El lenguaje apreciativo según Lang y Adam (2000), es un compromiso moral de co- creación del mundo en que vivimos, el cual sienta sus cimientos de construcción en el magnífico poder del lenguaje como creador de realidades y nuevas posibilidades de ser. Searle (citado en Cooperrider 1995) hace un aporte valioso para la terapia, ya que según sus postulados, la forma de hablar de las personas produce realidades particulares; en este sentido a través de los diferentes usos del lenguaje variará la construcción y la narración de las historias personales y colectivas. Este es pues, uno de los postulados más significativos a la hora de hacer terapia y escoger un lenguaje apreciativo, con el objetivo de construir una realidad donde resalten los recursos y las posibilidades como tal. Esto es, el enfoque apreciativo es una postura, la cual a través una serie de preguntas clave, sacude la memoria de los participantes hacia esos momentos energizantes de éxito durante el pasado, creando así una nueva energía positiva y sinérgica para el futuro inmediato de la organización humana.

Según Cooperrider y Srivatsva (1990) el enfoque apreciativo ha sido descrito como una metodología que toma la idea de la construcción social de la realidad hacia su extremo más positivo, especialmente con el énfasis en las metáforas y las narrativas, las formas relacionales del conocimiento, sobre el lenguaje y sobre el potencial como una forma de la teoría generativa (Gergen, 1996). Así pues, en palabras de Thatchenkery (1999) un enfoque generativo apunta hacia potenciales realistas que están latentes en el sistema.

En términos generales, el EA se refiere a la búsqueda co-evolutiva de lo mejor de la gente, sus organizaciones y el mundo relevante que los rodea. En su foco más amplio, involucra el descubrimiento de aquello que da “vida” a un sistema viviente cuando éste es más vivaz, más efectivo y más constructivamente capaz en términos económicos, ecológicos y humanos.

El EA involucra, de forma central, el arte y práctica de hacer preguntas que fortalezcan la capacidad del sistema de aprehender, anticipar y elevar el potencial positivo. Principalmente implica la movilización del enfoque a través del campo de la “pregunta positiva incondicional”. En el EA el trabajo de intervención proporciona un camino a la velocidad de la imaginación e innovación; a cambio de negación, criticismo

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