HACIENDAS DE BENEFICIO.

Generalmente en los países de habla hispana se denomina Hacienda a una finca agrícola o de beneficio, de gran tamaño, generalmente una explotación de carácter latifundista, con un núcleo de viviendas, normalmente de gran valor arquitectónico e histórico. Este era un sistema de propiedad de origen Español, más específicamente del modelo Andaluz (Español).

Este se llevó a América por los españoles en la colonización. Las haciendas tenían que cumplir con varios ‘’requisitos’’ para poder prosperar, que fueron el dominio sobre los recursos naturales, tener una fuerza de trabajo y un amplio dominio del mercado local.

Existieron tres tipos básicos de haciendas:

• Haciendas cuyos edificios forman una unidad, es decir, que están integrados entre sí. Generalmente agrupados en torno a un patio, al que daban la casa principal, así como las áreas administrativas, los trojes1. y tinacales2. Por lo usual, incluían una capilla, con acceso directo desde el patio. Las casas de los trabajadores, se situaban fuera de este núcleo principal.

• Haciendas conformadas por edificios dispersos. Era frecuente que el área ocupada por los mismos se delimitara mediante una tapia perimetral, en la que se abría un portón con zaguán, para controlar las entradas y salidas. Al conjunto, se le denomina ‘’Casco de la Hacienda’’.

• Haciendas mixtas, es decir, que poseen un conjunto agrupado de construcciones principales y, a la vez, edificios aislados del mismo.

Otro dato es que en México las Haciendas fueron abolidas sobre el papel de 1917, todo eso gracias a la Revolución Mexicana. Aunque hoy aún se conservan muchos restos de estas construcciones, convertidas en yacimientos o restauradas por el gobierno, como museos o lujosos hoteles que atraen a turistas, como es el caso de nuestra ciudad capital, Guanajuato.

Las Haciendas constituyeron el mayor y mejor sistema económico en la época colonial, ya que para la corona española todas las ganancias iban para la península.

Las Haciendas solo se llevaban una pequeña parte del reparto, sin embargo la riqueza era tanta que pudieron crear construcciones enormes y amasaron grandes riquezas, a tal grado que eran las personas con más poder.

Un aspecto de diversos puntos de vista, negativo y positivo, era el hecho de que la mano de obra o los trabajadores en las haciendas era una mayoría de indígenas, por lo que eran pobres y de escasos recursos, por ello tenían la necesidad de trabajar para vivir, por lo que los hacendados se aprovechaban de ellos y los sobreexplotaban a cambio de alojarlos en sus propiedades dándoles alimento, pero jamás un sueldo.

En las Haciendas Coloniales se daban fichas a los obreros como si fueran dinero, pero solo las podían cambiar en una especie de tienda que estaba en la misma hacienda, algo así como si te dieran un vale de pizza que sólo lo puedes utilizar en un monopolio específico. Estás ‘’tiendas’’ contenían apenas lo necesario para subsistir y no contaban con los mismos artículos que consumían los dueños o hacendados.

Al dueño de la hacienda se lo conocía como Hacendado, este siempre era de origen Español o criollo, ya que los indígenas no podían poseer tierras ni propiedades en absoluto.

El Hacendando junto con su familia vivían en la casa principal, la más grande y lujosa que estaba en el núcleo de la propiedad.

Los que seguían en importancia de la hacienda eran los capataces, que eran empleados de origen Español, que recibían un sueldo y otros beneficios con los que los indígenas no contaban.

El control de las Haciendas pasaba de generación en generación, al igual que con la Corona Española, que hacía que fuera muy difícil que la economía llegará a otras familias y que los trabajadores siempre estuvieran al control de una misma familia.

La influencia de Andaluza3 siguió siendo muy fuerte, sobre todo en la ordenación de las construcciones y en los criterios tecnológicos, aunque en la Nueva Granada se opera una reducción dimensional y estética extraordinaria. Por ejemplo en Nueva Granada comparativamente con los modelos luces y mexicanos, las mayores haciendas apenas serían anexos secundarios en aquellos.

De hecho, el término ‘’Hacienda’’ se aplicó en el área Colombiana a toda explotación que superaba a las 20 hectáreas. Generalmente las haciendas contaban con un molino, un pozo, una capilla para los españoles y a veces ora más pequeña y pobre para los indígenas.

Algunas haciendas contaban incluso con una galería para poder procesar el tabaco, todo era dependiendo del tipo de hacienda y que se procesara.

En Chile las Haciendas fueron conocidas como ‘’Casas patronales’’ que fueron construcciones campesinas dentro de su sobriedad y sencillez. El establecimiento de estas nuevas Haciendas comenzó como consecuencia de las ‘’Mercedes de Tierras’’ otorgadas por los gobernadores españoles en los distintos corregimientos; consolidadas por la asignación de indios mediante encomienda.

Hacia 1650 se levantan los primeros muros de casas patronales. En estas unidades, convivían cientos de personas, bajo la tutela de sus dueños, incluyendo empleados, capataces, inquilinos, afuerinos4 e incluso esclavos. Es entre 1750 y 1900, cuando las casas adquieren prestancia y se convierten en verdaderos conjuntos arquitectónicos al estilo de las verdaderas Haciendas.

Con esto se remplazó en muchas ocasiones la vivienda del patrón por edificios de pretensiones palaciegas. El eje del diseño era, por supuesto, el patio, cuyo contorno estaba cerrado por edificios variados como la residencia del propietario, oficinas y servicios (incluyendo en muchos casos una escuela), herrerías, bodegas y establos.

Los materiales usados para la mayoría de las construcciones eran de la zona, probablemente piedra bolón para los cimientos, barro y paja para cortar los adobes, madera para labrar vigas, dinteles, y también para montar las puertas y ventanas. Con arcilla de cierta calidad se fabricaban las tejas y los ladrillos del piso. El polvillo y la cal recubren finalmente el adobe de las paredes y parte del techo.

Las Haciendas Mexicanas solían disponer de una Casa Señorial, llamada usualmente núcleo. Este tenía forma de L o V alrededor del patio. Muy a menudo estos edificios o viviendas señoriales son señalados como arquitectónicamente muy relevantes, de buen tamaño, normalmente con dos plantas y cuidada ornamentación, incluyendo jardines y fuentes en la parte central.

Se disponen también de otros edificios auxiliares:

• Las Calpanerías,

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