Hispanoamericana

Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Aníbal Quijano.

La idea principal del texto es la idea de raza, la dominación hegemónica del colonialismo europeo y las implicaciones del poder de los colonizadores respecto a la historia de América Latina y su identidad. La intención u objeto que persigue Anibal Quijano no es más que recalcar que hasta que no se produzca una verdadera descolonización de la sociedad latinoamericana, que hasta que no “aprendamos a liberarnos (refiriéndose a América Latina) del espejo del eurocentrismo” será imposible que se recobre la razón en cuanto a lo que cada pueblo es, en cuanto a su identidad que no es ni superior ni inferior a ninguna otra, como se nos ha hecho creer.

1. América y el nuevo patrón de poder mundial

Quijano explica cómo América se convierte en punto clave para ser punto de partida entre las diferencias entre colonizados/colonizadores y a su vez de dominados/dominadores. Esta tenencia de poder desemboca en el control del trabajo, de los recursos, de los productos, del capital y del mercado mundial. La idea de raza surge en este momento, surge para dar lugar a un negocio, al negocio de las diferencias (Del Olmo). La raza dará, a partir de ese momento, legitimidad para que unos controlen y otros sean controlados, sin razón, sólo basándose en argumentos fenotípicos. Estas relaciones se siguen manteniendo hasta hoy en día y todos las perpetuamos, no sólo los dominadores sino también los dominados. Se comenzó a asociar raza y trabajo, se comenzó a atribuir ciertas características y ciertos quehaceres a unos y a otros en función del color de su piel. Por otro lado, Quijano hace mención a la asunción del europeo como “lo nuevo, lo avanzado, lo moderno” y a las anteriores culturas se las tachó como lo viejo, lo primitivo, lo ancestral, y por tanto, lo contrario al avance y a la evolución. De esta manera, se crea unos cimientos que se toman a pies juntillas por todos: los europeos se lo creen y los no europeos también se lo creen, de esta forma, éstos últimos van perdiendo paulatinamente y de forma impuesta su identidad (su cultura, su conocimiento, su forma de vida…) a la que creen como inferior sin serlo. Hay que admitir que sin América el mundo no sería lo que es y la Globalización no hubiera llegado hasta dónde ha llegado. Gracias a América nace la Modernidad.

Colonialidad del poder y eurocentrismo

El autor define y sitúa en la historia el concepto eurocentrismo. El eurocentrismo no se debe entender como la forma de conocer de todos los europeos sino como una razón muy concreta que se sobrepone a todas las demás formas de entender en mundo, que se alza como la correcta, como la mejor, como la superior. En América se da una combinación de realidades que no casan, que son totalmente antagónicas, pero que sin ellas, explica Quijano, no se hubiera configurado el capitalismo. Se une reciprocidad, servidumbre, producción mercantil independiente con capital y es que sólo en América el capital se consolidó, así pues Europa no existiría sin América. De esta manera, se unen antagónicos, aparece la idea de raza y todo lo no europeo se percibe como pasado.

Eurocentrismo y experiencia histórica en América Latina

Quijano echa la culpa de que América no haya podido despojarse aún de la colonización a la cuestión nacional. Con esto el autor viene a decir que todos los miembros de una nación deben tener algo en común y, por supuesto, sentirse parte de ese algo. El sociólogo recorre continentes y países y concluye en que nunca ha existido un interés común en América Latina porque tampoco aún se han dado procesos de democratización real de la sociedad y del Estado. Quijano afirma que “la estructura de poder fue y aún sigue estando organizada sobre y alrededor del eje colonial”. El problema para Quijano y para la sociedad Latinoamérica es que aún no ha sabido despojarse del eurocentrismo, adoptaron tan fuertemente esa perspectiva impuesta que hoy no son capaces que conforma un Estado-nación fuerte y sustentado en la democratización del poder y de las instituciones de poder. Ahí está el problema y la solución en “dejar de ser lo que no somos”. La relevancia del texto estriba, desde mi punto de vista, en el tejido irrompible que supuso la invención del concepto raza y cómo tras dicha idea se esconde el ansia de poder. Quijano ofrece una secuencia bien enlazada de actos y consecuencias, llena de reminiscencias históricas y buenos planteamientos, además define un problema y aporta una solución “dejar de ser lo que no somos”. De esta manera, el profesor aporta su granito de arena en la lucha contra la desigualdad y en pro de la educación y la asunción de identidad por parte de los pueblos subyugados.

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