La Conciencia Del Proletariado

Todos los países han tenido, en algún momento, sectores más desdichados. Pocos han sabido surgir del abismo en el que se encontraron hundidos, porque supieron avanzar, porque adquirieron una forma de ver la sociedad diferente. Chile no fue la excepción. Los últimos años del siglo XIX, se vieron envueltos por un cambio en la modalidad política, lo que afectó directamente al sector obrero, puesto de que el nuevo sistema implementado (el Parlamentarismo), el que imperó por más de 3 décadas (1891 – 1925) se dedicó sólo a beneficiar a aquellos con un estatus económico superior (oligarquía).

Durante la República Parlamentaria habían tres grupos predominantes en la sociedad: la oligarquía, la clase media y los sectores populares. Este último grupo hacía referencia a los obreros del salitre, industriales, de obras públicas y campesinos sin tierra. Lo que tenían en común estos trabajadores era que todos ellos vivían en condiciones precarias, hacinados y eran fuertemente explotados por los grupos sociales “privilegiados”, tal como citó en 1902 Luis Emilio Recabarren, “¿cómo es posible que siendo el obrero el que saca de la tierra las más grandes riquezas, sea tan pobre y miserable que muchas veces no tiene un pan para sus hijos?”. La desgracia era evidente. Era cierto, la población que se sacrificaba por extraer recursos para mantener a su patria no recibía absolutamente nada para su subsistencia. Pero esta problemática no apareció en el siglo XX, sino que era acarreado desde fines del siglo XIX y podemos comprobarlo a partir de la visión escrita de Valentín Letelier en 1896: “Lo que digo es que de entre las necesidades sociales que han reclamado la atención de los gobiernos, casi no se han satisfecho más que aquellas que interesaban al estado superior de cultura política y se han dejado en el mayor abandono aquellas cuya satisfacción interesaba más vivamente a los pobres”.

Las necesidades de los sectores populares, tanto en el siglo XIX como en el siglo XX, al parecer no importaban en el mundo político, pero esta crisis social no comienza con la llegada del Parlamentarismo, sino que influye drásticamente la caída del salitre en Chile. Pero, ¿qué tiene que ver la economía con una crisis social? La relación es que, la mayoría de los hombres, trabajaban en el Norte Grande de Chile, en las obras salitreras, las que producían el mayor aporte económico para el país. Lamentablemente los trabajadores no contaban con una legislación en sus trabajos, por lo que fueron ellos mismo los que, poco a poco, comenzaron a adquirir una “conciencia” para defender sus derechos y exigir protección para sus vidas en el trabajo. ¿Cómo lo hicieron? Se reunieron en grupos, mutuales, mancomunales, y así lograron una organización para fomentar el aumento de una conciencia dentro de lo que se denominaría proletariado. A partir de esto, los sectores populares ya no se detuvieron, sino que continuaron con sus ideales de generar un cambio tanto en las leyes hacía su trabajo como la creación de una nueva mentalidad en el resto de la población.

Bajo estos ideales, la Federación Obrera de Chile (FOCH), donde al principio eran partícipes sólo los obreros de ferrocarriles, se “mezclaron” junto a los obreros del salitre para así captar por completo la atención nacional. Por desgracia, no toda la sociedad tomó los movimientos obreros de la misma forma.

Algunos culparon a la falta de educación por el problema laboral: “entre todas las obras de caridad que hemos de practicar para con esa multitud trabajadora, sin duda que la más necesaria y la más útil ha

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