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La Dictadura Uruguaya


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2012  •  9.421 Palabras (38 Páginas)  •  569 Visitas

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LA COYUNTURA MUNDIAL DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA.

Con el último disparo no termina una guerra.

Ni siquiera la espectacularidad de aquella explosión que arrasó Hiroshima y Nagasaki, constituyó el punto final de un conflicto bélico que ya había segado millones de vidas al enfrentase las potencias del eje (Alemania, Italia, Japón), con las “aliadas” europeas a las que se sumó sobre el final USA con su poderío militar. En todo caso, el “punto y seguido” habilitó la narración de otra etapa en la permanente disposición de las colectividades humanas por la obtención y conservación del poder que implica dominio y riqueza a partir del sojuzgamiento de otras más débiles.

En efecto, acallado el estruendo bélico y el susurro diplomático con sus estridentes imposiciones a los vencidos, mal enterrados los muertos, tropezando con los ruinosos despojos de aldeas o grandes ciudades, las nuevas potencias emergentes, dieron en comenzar otra guerra, la llamada “fría” que partió el mundo en dos.

“Los cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de las bombas atómicas y el fin de la Unión Soviética no constituyen un período de la historia universal homogéneo y único (...) el período en su conjunto siguió un patrón único marcado por la peculiar situación internacional que lo dominó hasta la caíd de la URSS: el enfrentamiento constante de las dos superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, la denominada ‘guerra fría’”

La URSS y los Estados Unidos se erigieron frente a los debilitados países europeos, escenarios de destrucción y fundidos económicamente, como líderes capaces de marcar caminos en el nuevo orden mundial. Lejos de aunar esfuerzos para contribuir a la instauración de un nuevo y rápido equilibrio, los antiguos aliados pusieron en evidencia sus discrepancias profundas y cada uno bregó por afianzar sus dominios en detrimento del otro.

Fue este un conflicto profundo, de oposición de dos modelos ideológicos y económicos divergentes: el capitalismo por un lado, y el comunismo por otro. Ambos modelos se oponían mutuamente, y durante esa época se entendió que el avance de uno implicaba el retroceso y debilitamiento del otro.

“Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global que, tal como creían muchos, podía estallar en cualquier momento y arrasar a la humanidad (...) No llegó a suceder, pero durante cuarenta años fue una posibilidad cotidiana”

Si se tiene en cuenta que un enfrentamiento entre ambas potencias implicaba un riesgo enorme para ellas y para la integridad del mundo tal cual se conocía, dada la enorme y pareja potencialidad nuclear ostentada por cada uno de estos gigantes, cabe preguntarse por qué a lo largo de décadas la tensión entre ellos se mantuvo con una virulencia más o menos solapada o bien sostenida indirectamente por brotes conflictivos que estallaban en territorios “ajenos”.

En este sentido, dice Hobsbawm refiriéndose a Estados Unidos “le resultaba práctico a los gobiernos norteamericanos” ya que “la histeria pública facilitaba a los presidentes la obtención de las enormes sumas necesarias para financiar la política norteamaeicana”

El enfrentamiento de ambos bloques se evidenció en la práctica mediante una serie de medidas que tomaron ambas potencias. En 1947 se proclamó en Estados Unidos la conocida “Doctrina Truman”, mediante la que se anunció abiertamente la existencia de un conflicto ruso-norteamericano, determinado por una oposición radical de formas de vivir y de pensar. Así lo enunciaba el Presidente Truman: “...prácticamente todas las naciones se ven obligadas a optar por dos modos de vida diferentes... Una de las formas de vida posible se basa en la voluntad de la mayoría, y se distingue por el libre juego de las instituciones, por la representatividad del gobierno, por la convocatoria a elecciones libres, por garantizar la libertad individual, la libertad de palabra y de culto, y por la total ausencia de opresión política. Otra de las formas de vida se basa en la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza a la mayoría. Se apoya en el terror y la opresión, en la supresión de las libertades individuales... la política de los Estados Unidos debe ser la de apoyar a los pueblos libres que luchen contra el yugo que se pretende imponerles mediante la acción de minorías armadas o por presiones exteriores”

Valeria Lourdes Carbone plantea que a esta lucha ideológica debemos sumarle un trasfondo económico de extrema importancia: los Estados Unidos inician una nueva etapa en su desarrollo económico, centrado en su expansión hacia fuera. Para ello se hacía necesario el contar con el apoyo de los países. El historiador Richard Barnet plantea al respecto, “la prosperidad de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial ha dependido cada vez más de la expansión en el exterior... puesto que la expansión de la economía ilimitada en el extranjero es esencial para el mantenimiento de la libertad y prosperidad en el país, el gobierno (norteamericano) tiene la obligación de promover un clima favorable a la empresa en el mundo entero”

Podemos decir entonces que la política exterior de posguerra de los Estados Unidos estuvo caracterizada por su lucha contra el comunismo internacional (“Doctrina Truman”, “Política de Contención”, creación de la OTAN) y por la imposición y expansión de su economía al resto del mundo (“Plan Marshall”). Estos dos factores podrán ser claramente identificables en Latinoamérica y el resto del Tercer Mundo, que era considerado por Estados Unidos como su “patio trasero”. De hecho, es en el Tercer Mundo donde podemos ver más claramente la lucha de las dos potencias. Estados Unidos puntualmente, “planteó como un problema de seguridad nacional cualquier insurrección o levantamiento de tipo nacionalista o comunista que significase una potencial amenaza para el “mundo libre”, o para las inversiones o intereses de empresas norteamericanas en el extranjero”

Concretamente, en el caso de América Latina, Estados Unidos ha ejercido siempre una política de “intervención, exclusión, hegemonía, contención y equilibrio de poder, orientada tanto a mantener la estabilidad en la región y alejar a las potencias extranjeras, como a proteger los intereses fundamentales norteamericanos” Terminada la Segunda Guerra, Estados Unidos no colocó a esta región como prioritaria de atención, pues entendió que su alineación con el bloque capitalista era evidente.

Algunos acontecimientos notables en Latinoamérica, alertaron a los

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