La Guerra De Las Malvinas
claudiabtorresp10 de Febrero de 2014
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LA GUERRA DE LAS MALVINAS
VS
Aspectos políticos y jurídicos
La Guerra de las Malvinas, que estalla el dos de abril de 1982, y con¬cluye diez semanas más tarde con la rendición de las fuerzas argen¬tinas a las británicas, cuyas repercusiones directas e indirectas se despliegan en nuestros días.
l. LOS ANTECEDENTES
El debate sobre la soberanía de las Malvinas y sus adyacencias se retrotrae hasta antecedentes con varios siglos de antigüe¬dad. La bula del papa Alejandro VI de 1493, el Tratado de Tordesillas de 1494 entre España y Portugal y su confirmación por el papa Julio II en 1506, establecen el dominio exclusivo de España sobre el sur de América y el Atlántico, excepto la región norte del Brasil. Las Islas Malvinas son descubiertas por exploradores europeos en el curso del siglo XVI. El debate sobre las prioridades nacionales del descu¬brimiento lo atribuye alternativamente a españoles. británicos, holan¬deses. El primer intento de ocupación efectiva corresponde a la expe¬dición francesa encabezada por Louis Antoine de Bougainville. Éste funda Port-Louis el dos de febrero de 1764, en una de las dos islas grandes, con colonos originarios de Saint-Malo, por lo cual bautiza el archipiélago como Malouines. Ante la protesta de España, Francia reconoce el derecho de aquélla y entrega Port-Louis, rebautizado como Puerto Soledad (1767).
El gobierno inglés establece la colonia de Puerto Egmont en la Isla Sanders, de 1765 a 1770 y de 1771 a 1774. Reconquistada aquélla por la escuadra que envía el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, en junio de 1770, una subsiguiente negociación establece la evacuación definitiva que se cumple el 20 de mayo de 1774. Desde entonces, hasta enero de 1833, Inglaterra no intenta la recuperación, por la fuer-za, del archipiélago malvinense; no vuelve a discutir la cuestión de la soberanía, ni a controvertir los derechos de España. Por la Convención de San Lorenzo de 1790, Gran Bretaña se compromete a no fundar establecimiento alguno en las costas de la América Meridional e islas adyacentes ya ocupadas por España. La Corona española establece en Puerto Soledad una guarnición permanente, un apostadero naval y un presidio. La efectividad de la presencia española es sin embargo más formal que real, y es errática la voluntad de imponerla.
EI gobierno revolucionario de Buenos Aires pone sitio a Montevideo en 1810 y, para reforzar su defensa, el mariscal Gaspar de Vigodet, gobernador de dicha plaza, retira el destacamento de las Malvinas. Declarada formalmente la independencia el 9 de julio de 1816, los territorios de las exmetrópolis, como las Malvinas, pasan a integrar las Provincias Unidas del Río de la Plata, por derecho de sucesión y aplicación del principio de uti posidetis.
Dadas la nueva situación político-jurídica y la conclusión de la gue¬rra emancipadora dentro del actual territorio argentino, el coronel de marina David Jewett, comandante de una fragata de guerra argentina, toma posesión oficial de las islas el 6 de noviembre de 1820 en nom¬bre del supremo gobierno de las Provincias Unidas. El evento es am-pliamente publicado para los barcos balleneros y mercantes que operan en la región, y en periódicos de Europa y Estados Unidos. El gobierno argentino mantiene permanentemente un oficial militar en las Malvi¬nas, y concede permisos para la instalación de factorías comerciales.
En el Tratado de paz y Comercio de 1825 entre las Provincias Uni¬das y Gran Bretaña, ésta no incorpora reclamación o reserva alguna respecto a las Malvinas. La falta de reclamación durante los 59 años que van desde 1774 hasta 1833 se explica porque el gobierno español y luego el argentino están incapacitados para dictar ordenanzas e im-poner su cumplimiento efectivo, a través de una presencia naval y militar permanente en el Atlántico Sur. Dada esta circunstancia, y la disponibilidad por Gran Bretaña de una gran flota de guerra y mer¬cante y de una extensa red comercial, aquélla puede convertir las Malvinas en centro de operaciones para todo el Atlántico Sur. Puede hacerlo. además, de hecho. sin los costos y riesgos de una nueva usur¬pación, de un litigio diplomático y político, y de un deterioro de su imagen en América Latina. Esta alternativa (momentánea) respecto a las Malvinas se ve además impuesta por la formulación de la Doc¬trina Monroe por el gobierno de Estados Unidos en 1873 Británicos. Norteamericanos y franceses pueden así continuar la explotación ilegal, el merodeo, la depredación, el uso indebido de puertos, en la pesca de ballenas y en la caza de focas y lobos marinos.
En julio de 1831, el gobernador Ver¬net apresa tres goletas norteamericanas que realizan depredaciones furtivas, para someterlas a la jurisdicción de las autoridades de Buenos Aires. En respuesta a este acto, primero el secretario de Estado del presidente Andrew Jackson, Martín van Buren, y el cónsul de Estados Unidos en Buenos Aires, niegan los derechos de soberanía de la Ar¬gentina sobre las Islas Malvinas, sus costas y aguas jurisdiccionales, y reclaman contra las medidas del gobierno argentino que restrinja el tráfico de ciudadanos norteamericanos.
El seis de diciembre de 1831, el presidente Jackson, en su mensaje al Congreso de la Unión, define la posición de Estados Unidos en el conflicto planteado, y anuncia el envío de un buque armado para la protección al comercio y pesca de ciudadanos norteamericanos en el Atlántico Sur.
El siete de diciembre de 1831, el comandante Silas Duncan de la corbeta de guerra norte¬americana "Lexington" en comunicación al ministro de relaciones ex¬teriores de las Provincias Unidas, exige la liberación de las goletas apresadas, y la entrega de Luis Vernet a Estados Unidos para ser juzgado por piratería y robo, O su arresto y castigo por las leyes de Bue¬nos Aires. Rehusadas estas exigencias, la corbeta "Lexington" ataca y destruye Puerto Soledad a fines de 1831; destruye las instalaciones; captura o dispersa a los habitantes y a la guarnición; abandona las islas con prisioneros a bordo. Las Malvinas son declaradas por el ca¬pitán Duncan como independientes de todo gobierno y sin autoridad visible.
Esta operación es aprobada por el gobierno de Estados Unidos, en las instrucciones que el nuevo secretario de Estado Edward Livingston envía con fecha tres de abril de 1832 al encargado de ne¬gocios en Buenos Aires, Francis Bayhest. Las misiones diplomáticas que distintos gobiernos argentinos envían a Estados Unidos y los pe¬didos de desagravio e indemnización nunca tendrán resultados.
Ante el ataque de Estados Unidos y el rechazo por aquéllos de todo derecho de soberanía argentino sobre las Malvinas, Gran Bretaña reac¬ciona, alarmada por 1as presuntas intenciones norteamericanas respecto a las islas, y al mismo tiempo incitada por la no aplicación de la Doc¬trina Monroe a este caso específico. Dos buques de guerra británicos, alegando derechos de posesión por descubrimiento y por permanencia en Port Egmont, ocupan por la fuerza las islas en enero de 1833. En ese año se instala un oficial inglés a cargo del archipiélago, y uno de sus sucesores levanta las instalaciones de Puerto Soledad, y se establece en el llamado Port Stanley.
Manuel Moreno, ministro argentino en Londres, presenta en 1833 nota de reclamación y en apoyo de la soberanía argentina sobre las islas, la reitera en 1841. Desde entonces Argentina comienza una po¬lítica de expresión regular y sistemática de sus reservas en los tratados internacionales que firma, rechazando todo lo que niegue sus derechos sobre las islas.
En contra de esta posición británica, el principio que prohíbe hacer objeto de colonización a territorios americanos nunca ha dejado de rei¬terarse por los países latinoamericanos en una larga serie de pronunciamientos políticos y jurídicos.
Este principio es reiterado por la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados, de las Naciones Unidas (Resolución .2625/XXV), agregándose que "no se reconocerá como legal ninguna adquisición territorial derivada de la amenaza o el uso de la fuerza".
De acuerdo con el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas, una parte de los territorios coloniales cambian de nombre y de régi¬men jurídico, volviéndose "territorios no autónomos". Este status es aceptado por Gran Bretaña para las Malvinas, cuando bajo tal título da a la ONU informaciones requeridas sobre las islas.
La Resolución 1514/XV de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 14 de diciembre de 1960, proclama la necesidad de un proceso de liquidación del sistema colonial en el mundo y la creación de Estados independientes en los antiguos territorios dependientes. Se reconoce a todos los pueblos el derecho de autodeterminación, incluso en lo político (parágrafo 2): "Toda tentativa tendente a destruir parcial o totalmente la unidad nacional y la integridad' territorial de un país es incompatible con los fines y los principios de la Carta de las Na¬ciones Unidas." A partir de este momento, la Asamblea General de las Naciones Unidas debate este problema cada año, y toma nuevas resoluciones.
El 15 de diciembre de 1965, quince países de América Latina (Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, República Domi¬nicana, El Salvador, Uruguay, Venezuela) apoyan a la Argentina cuando exige en la ONU el restablecimiento de su sobraría sobre las Malvinas.
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