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La Riqueza De La Naciones

4 de Junio de 2013

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Libro primero

CAPITULO I

De la división del trabajo

El progreso más importante en las facultades produc

tivas del trabajo, y gran parte de la aptitud,

destreza y sensatez con que diste se aplica o dirige

, por doquier, parecen ser consecuencia de la

división del trabajo.

Los efectos de la división del trabajo en los ne

gocios generales de la sociedad se entenderán mis

fácilmente considerando la manera como opera

en algunas de las manufacturas. Generalmente

se cree que tal divisi6n es mucho mayor en ciertas actividades económicas de poca importancia,

no porque efectivamente esa división se extreme mas que en otras actividades de importancia

mayor, sino porque en aquellas manufacturas que se destinan a ofrecer satisfacciones para las

pequeñas necesidades de un reducido numero de pe

rsonas, el numero de operarios ha de ser

pequeño, y los empleados en los diversos p

asos o etapas de la producción se pueden reunir

generalmente en el mismo taller y a la vista

del espectador. Por el contrario, en aquellas

manufacturas destinadas a satisfacer los pedidos de un gran numero de personas, cada uno de

los diferentes ramos de la obra emplea un numero

tan considerable de obreros, que es imposible

juntarlos en el mismo taller. Difícilmente podemo

s abarcar de una vez, con la mirada, sino los

obreros empleados en un ramo de la producci

6n. Aun cuando en las grandes manufacturas la

tarea se puede dividir realmente en un numero de operaciones mucho mayor que en otras

manufactures más pequeñas, la divisi6n del trabajo no es tan obvia

y,

por consiguiente, ha sido

menos observada.

Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya división del trabajo

se ha hecho muchas veces refrenda: la de fabricar alfileres. Un obrero que no haya sido

adiestrado en esa clase de tarea (converja por virtud de la división del trabajo en un oficio

nuevo) y que no este" acostumbrado a manejar la maquinaria que en

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se utiliza (cuya

invención ha derivado, probablem

ente, de la división del trabajo), por mis que trabaje, apenas

podría hacer un alfiler al día, y desde luego no

podría confeccionar mas de veinte. Pero dada la

manera como se practica hoy día la fabricaci6n de alfileres, no solo la fabricaci6n misma

constituye un oficio aparte, sino que esta dividida

en varios ramos, la mayor parte de los cuales

también constituyen otros tantos oficios distintos.

Un obrero estira el alambre, otro lo endereza,

un tercero lo va cortando en trozos iguales,

un cuarto hace la punta, un quinto obrero esta

ocupado en limar el extreme donde se va a colocar la cabeza: a su vez la confecci6n de la

cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los

alfileres, otro, y todavía es un oficio distinto colo

carlos en el papel. En fin, el importante trabajo

de hacer un alfiler queda dividido de esta mane

ra en unas dieciocho operaciones distintas, las

cuales son desempeñadas en algunas fabricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en

otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones. He visto una pequeña fabrica

de esta especie que no empleaba mas que diez

obreros, donde, por cons

iguiente, algunos de

ellos tenían a su cargo dos o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por lo tanto, no

estaban bien provistos de la maquinaria debida, podían, cuando se esforzaban, hacer entre todos,

diariamente, unas doce libras de alfileres. En cad

a libra había mas de cuatro mil alfileres de

tamaño mediano. Por consiguiente, estas diez personas podían hacer cada día, en conjunto, mas

de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya cantidad,

dividida entre diez, correspondería a cuatro mil

ochocientos por persona. En cambio si cada uno hubiera trabajado separada e

independientemente,

y

ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es seguro que no

hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al d/a; es decir, seguramente no hubiera

podido hacer la doscientascuarentava parte, tal v

ez ni la cuatromilochocientosava parte de lo

que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a la división y combinación de las

diferentes operaciones en forma conveniente.

En todas las demás manufacturas y artes los efectos de la división del trabajo son muy

semejantes a los de este oficio poco complicado, aun cuando en muchas de ellas el trabajo no

puede ser objeto de semejante subdivisión ni re

ducirse a una tal simplicidad de operación. Sin

embargo, ja división del trabajo, en cuanto puede ser aplicada, ocasiona en todo arte un aumento

proporcional en las facultades productivas del trabaj

o. Es de suponer que la diversificación de

numerosos empleos y actividades económicas es c

onsecuencia de esa ventaja. Esa separación se

produce generalmente con mas amplitud en aque

llos piases que han alcanzado un nivel mas alto

de laboriosidad y progreso, pues generalmente es obr

a de muchos, en una sociedad culta, lo que

hace uno solo, en estado de atraso. En todo país

adelantado, el labrador no es mas que labriego y

el artesano no es sino menestral. Asimismo, el trabajo necesario

para producir un producto acabado se reparte, por

regla general, entre muchas manos. ¿Cuantos

y cuan diferentes oficios no se advierten en cada ramo de las manufacturas de lino y lana, desde

los que cultivan aquella planta o cuidan el

vellón hasta los bataneros y blanqueadores,

aprestadores y tintoreros? La agricultura,

por su propia naturaleza, no admite tantas

subdivisiones del trabajo, ni hay división tan completa de sus operaciones como en las

manufacturas. Es imposible separar tan comp

letamente la ocupación del ganadero y del

labrador, como se separan los oficios del carpint

ero y del herrero. El hilandero generalmente es

una persona distinta del tejedor;

pero la persona que ara, siembra, cava y recolecta el grano

suele ser la misma. Como la oportunidad de practicar esas distintas clases de trabajo va

produciéndose con el transcurso de las estaci

ones del ano es imposible que un hombre este

dedicado constantemente a una sola tarea.

Esta imposibilidad de hacer una separación tan

completa de los diferentes ramos de labor en

la agricultura es quizá la razón de por que el

progreso de las aptitudes productivas del trabajo en dicha ocupación no siempre corren parejas

con los adelantos registrados en las manufactur

as. Es verdad que las naciones más opulentas

superan por lo común a sus vecinas en la agricu

ltura y en las manufacturas, pero generalmente

las _aventajan mis en estas que en aquella. Su

s tierras están casi siempre mejor cultivadas, y

como se invierte en ellas mas capital y trabajo,

producen mas, en proporción a la extensión y

fertilidad natural del suelo. Ahora bien, est

a superioridad del producto raras veces excede

considerablemente en proporción al mayor trabaj

o empleado y a los gastos más cuantiosos en

que ha incurrido. En la agricultura, el trabaj

o del país rico no siempre es mucho más productivo

que el del pobre o, por lo menos, no es tan fecundo como suele serlo en las manufacturas. El

grano del país rico, aunque la calidad sea la mi

sma, no siempre es tan barato en el mercado

como el de un país pobre. El trigo de Polonia, en las mismas condiciones de calidad, es tan

barato como el de Francia, a pesar de la opul

encia y adelantos de esta ultima nación. [...]

Aunque un país pobre, no obstante la

inferioridad de sus cultivos, puede competir en cierto

modo con el rico en la calidad y precio de sus granos, nunca podrá aspirar a semejante

competencia en las manufacturas, si estas corres

ponden a las circunstancias del suelo, del clima

y de la situación de un país prospero. [...]

Este aumento considerable en la cantidad

de productos que un mismo numero de personas

puede confeccionar, como consecuencia de la divi

sión del trabajo, precede de tres circunstancias

distintas: primera, de la mayor destreza de

cada obrero en particular; segunda, del ahorro de

tiempo que comúnmente se pierde al pasar de

una ocupaci6n a otra, y por ultimo, de la

invenci6n de un gran numero de maquinas, que

facilitan y abrevian el trabajo, capacitando a un

hombre para hacer la labor de muchos.

En primer lugar, el progreso en la destreza de

l obrero incrementa la cantidad de trabajo que

puede efectuar, y la divisi6n del trabajo, al re

ducir la tarea del hombre a una operaci6n sencilla,

y hacer de esta la única ocupación de su vida, aumenta considerablemente la pericia del

operario. Un herrero corriente, que nunca haya h

echo clavos, por diestro que sea en el manejo

...

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