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La Riqueza De Las Naciones


Enviado por   •  6 de Agosto de 2013  •  20.111 Palabras (81 Páginas)  •  249 Visitas

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Prologo

Algunos se refieren a este libro como "la Biblia de la Economía". Se entiende si se lo juzga por su volumen, por la pluralidad de sus temás y por haber consagrado a la figura de su autor más allá de cualquier simpatía religiosa. Investigación sobre la naturaleza y causas de las riquezas de las naciones apareció en Londres el 9 de marzo de 177ó. Su autor, el escocés nacido en Kirkaldy en 1723 y muerto en Edimburgo en 1790, es el pa¬dre del liberalismo económico. Hijo del Siglo de las Luces y, como tal, culto y contemporáneo de otros genios, Adam Smith paso a la historia por haber escrito la summa que produjo un quiebre, el prolijo y vastísimo desarrollo fundante de una ideología que haría escuela.

La riqueza de las naciones es un tratado que combina la moneda con la historia, la lógica con la teología. Su tesis económica es simple y puede resumirse en tres principios:

a. Que, como ser económico, el hombre tiene el impulso natural del lucro;

b. Que el universo esta ordenado de tal manera que los empeños individuales de los hombres se conjugan para componer el bien so¬cial;

c. Que, conforme a. y b., el mejor programa consiste en dejar que el proceso económico siga su propio curso (laissez faire).

Estos principios, que se difundieron al punto de olvidar su filiación, encuentran su sentido cabal en el deísmo ilustrado de Smith. Como lo manifiesta en su otro gran libro, “Teoría de los sentimientos morales”, Smith creía en un Dios Supremo que había ordenado el universo como un mecanismo perfecto donde todo funciona y que resulto, por imagen y semejanza, bueno. Esta premisa atraviesa las páginas de La riqueza., desde las reflexiones sobre el trabajo más elemental (Libro I) hasta la disertación sobre las funciones del Gobierno (Libro IV), a quien, supuesto el orden primigenio, no le toca otra tarea que mantenerlo. Para Adam Smith, la mejor política económica no precede del Gobier¬no sino de la acción espontanea de los individuos. El libro III y el IV abren el temario a cuestiones históricas de evolución y comercio, pero, por el recurso constante de ilustrar sus ideas con ejemplos cercanos en el comercio europeo, del propósito central de La riqueza de las naciones resulto también un mosaico de la época. Y es, en ultima instancia, un manual de lógica que se valió del método deductivo para arribar "más naturalmente" a las conclusiones que Smith quiso imponer y que son el eje axiomático de este volumen.

Por eso, aunque entendemos que el valor de La riqueza de las naciones reside en su globalidad que por otro lado se hace evidente en la dificultad de su fraccionamiento, esta "antología esencial" no pretende otra cosa que beber de su misma fuente las bases de una teoría que en su momento significo una reacción contra el mercantilismo feudal, pero que, en el tiempo, dibujo el trazado de una de las caras de la moneda: la realidad económica globalizada en la que vivimos.

Introducción y plan de la obra

El trabajo anual de cada nación es el fondo que en principio la provee de todas las cosas necesarias y convenientes para la vida, y que anualmente consume el país.

Dicho fondo se Integra siempre, o con el producto inmediato del traba¬jo, o con lo que mediante dicho producto se compra de otras naciones.

De acuerdo con ello, como este producto o lo que con él se adquiere, guarda una proporción mayor o menor con el número de quienes lo consumen, la nación estará mejor o peor surtida de las cosas necesarias y convenientes apetecidas.

Ahora bien, esta proporción se regula en toda nación por dos circunstancias diferentes:

 la primera: por la aptitud, destreza y sensatez con que generalmente se ejercita el trabajo, y

 la segunda; por la proporción entre el número de los empleados en una labor útil y aquellos que no lo están.

Sea cual fuere el suelo, el clima o la extensión del territorio de una nación, la abundancia o la escasez de su abastecimiento anual depende, en cada situación particular, de aquellas dos circuns¬tancias.

La abundancia o escasez de esa provisión de¬pende más, al parecer, de la primera que de la segunda de dichas condiciones.

En las naciones salvajes de cazadores y pescadores, todo individuo que se halla en condiciones de trabajar se dedica a una labor más o menos útil y procura obtener, en la medida de sus posibilidades, las cosas necesarias y convenientes para su propia vida, o para la de los individuos de su familia o tribu que son muy viejos, demásiado jóvenes o no se hallan en condiciones físicas adecuadas para dedicarse a la caza o a la pesca.

Estas naciones se hallan, sin em¬bargo, reducidas a tal extremo de pobreza, que por pura necesidad se ven obligadas muchas veces, o así lo imaginan en su ignorancia, a matar a sus hijos, ancianos y enfermos crónicos, o bien los condenan a perecer de hambre o a ser devorados por las fieras.

En las naciones civilizadas y emprendedoras acontece lo contrario; aunque un gran número de personas no trabaje absolutamente nada, y muchas de ellas consuman diez o frecuentemente, cien veces más producto del trabajo que quienes laboran, el producto del trabajo entero de la sociedad es tan grande que todos se hallan abundantemente provistos y un trabajador, por pobre y modesto que sea, si es frugal y laborioso, puede disfrutar una parte mayor de las cosas necesarias y convenientes para la vida que aquellas de que puede disponer un salvaje.

Las causas de este progreso en las facultades productivas del trabajo, y el orden según el cual su producto se distribuye, naturalmente entre los diferentes rangos y condiciones del hombre en la sociedad, forma la materia del Libro primero de esta Investigación.

Cualquiera que sea el nivel de aptitud, destreza y sensatez con que el trabajo se ejercita en una nación, la abundancia o la escasez de su abastecimiento anual dependerá necesariamente, mientras exista tal nivel, de la proporción entre el número de quienes anualmente se emplean en una labor útil y el de quienes no lo están de esta manera.

El número de obreros útiles y productivos, como veremos más adelante, se halla siempre en proporción a la cantidad de capital empleada en darles ocupación y a la manera particular como este se emplea. En consecuencia, el Libro segundo trata de la naturaleza del capital,

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