La casa de los conejos

La casa de los conejos

Con una prosa conmovedora pero no sentimental, Laura Alcoba escribió esta novela que tiene como objetivo trasladar al lector a una época dura y de represión de la Argentina, entre los años 1975 y 1976, a través de la percepción de una niña que no llegaba a comprender totalmente lo que estaba pasando en aquel entonces.

Esta novela de raíz autobiografía recrea los sentimientos de una niña, Laura, de 7 años, hija de unos militantes montoneros que se ve obligada a crecer y adaptarse a la clandestinidad.

Luego de que su padre cayera preso, ella y su madre debieron mudarse de la Capital Federal a La Plata, a una casa junto a otra pareja de montoneros, Daniel y Diana (quien se encontraba embarazada y a quien va dedicado este libro). Allí asistió a la construcción del ¨embute¨ mas sofisticado, un refugio para ocultar una imprenta rebelde del periódico Evita Montero de la oposición al que dio cobijo un criadero de conejos.

En aquella casa clandestina de montoneros los nervios y la ansiedad se aplacaban limpiando pistolas y fusiles, acomodando granadas, o en mateadas fugaces y amenas. Los compañeros militantes

morían o desaparecían en las calles y la Argentina se hundió en la violencia. Eran tiempos funestos y para Laura fue un cambio radical: conoció descubrió el secreto, el encierro y luego el miedo. Ella sabia que debía callar, su inocencia y niñez se iban evaporando con el terror de los adultos y únicamente podía encontrar, en ocasiones, un escape de aquel clima que se vivía dentro de esa casa junto a su vecina.

Tras un año de vivir allí la dictadura se volvió mas intensa por lo cual el abuelo de Laura decidió ayudar a la niña y a su madre a salir del país y luego del continente para refugiarse en Paris.

Luego de haberse tranquilizado el conflicto en el país, treinta años mas tarde la protagonista decide investigar que ocurrió con aquella casa en la que vivió esos años tan duros de su vida y que le sucedió a las personas que había conocido y que convivieron con ella allí; para ello vuelve a la Argentina y de la mano de Chicha (la madre de Daniel) se entera que a pocos días de su partida esa casa fue atacada por las fuerzas y que quienes se encontraban en ella habían muerto, excepto Daniel (quien fue asaltado días mas tarde)

y Anahi (la hija de diana quien hasta el día de hoy se encuentra desaparecida); también descubre que quien delató la ubicación de la vivienda fue el ingeniero quien había construido el ¨embute¨ y que la casa hoy es un espacio de recordación.

En esta narración las fronteras entre la ficción y el testimonio, entre el relato autobiográfico y el histórico se confunden en la voz de la autora que a su vez es el personaje principal. El relato de la niña se cruza con cortes donde la autora interviene y de esta manera aparece una tensión entre el

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