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Latinoamerica


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.153 Palabras (9 Páginas)  •  295 Visitas

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PRINCIPALES TESIS ACERCA DE LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

La primera tesis acerca de la identidad latinoamericana tiene un carácter paradójico. Afirma que dicha identidad no es “latinoamericana” sino indígena, puesto que nuestra región nunca ha dejado de ser indígena en sus aspectos esenciales. La cultura europea no ha sido entre nosotros más que una yuxtaposición colonial o neo-colonial, una cultura imaginaria o una apariencia de modernidad. Deberíamos volver a nuestras raíces ocultas bajo este mundo impuesto por los dominadores extranjeros, para encontrar allí nuestra única y verdadera identidad. Dice, por ejemplo, un intelectual maya: “Podríamos afirmar que la sabiduría acumulada durante siglos en el seno del pueblo maya nos ha posibilitado perdurar en el tiempo y proyectarnos al infinito...La opresión que se cierne sobre nuestra civilización nos ha obligado a permanecer en la resistencia. Hemos sembrado durante quinientos años y cosecharemos cuando los dioses lo dispongan: es la reconquista de lo perdido” (Matul; 1989: 148-157).

Movimientos y líderes indígenas en los países andinos, sobre todo en Bolivia, han desarrollado un discurso político similar. Por ejemplo, el Movimiento Indio Peruano (MIP), fundado en 1974, sostuvo que su meta era la recuperación del Estado inca. En una declaración doctrinaria afirmó que “lucha abiertamente por la implementación de un segundo Tawantinsuyu” (Barré; 1983).   Este sería un régimen “socialista de inspiración inca”, ya que “nuestra razón de ser desde el fondo de los siglos es una razón colectivista”, la que habría de imponerse sobre el (falso) mundo occidental impuesto a los indios y a la sociedad peruana: “A occidente lo vamos a derrotar nosotros los indios con las ideas, principios y doctrinas de nuestros abuelos del Tawantinsuyu” (Barré; 1983: 115-116). Ideas similares habían sido desarrolladas antes por “el primer verdadero ideólogo del indianismo”, el aymara boliviano Fausto Reinaga, fundador del Partido Indio de Bolivia e inspirador de diversos movimientos indianistas, como el mencionado MIP.

El indianismo no es sólo una forma de pensamiento político y cultural generado por dirigentes e intelectuales de los pueblos vernáculos de América Latina, sino también ha sido desarrollado por cientistas sociales e intelectuales no-indios. El antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla es el más destacado de ellos, especialmente en su obra México profundo (Bonfil Batalla; 1987).

Otra tesis importante sobre la identidad cultural latinoamericana, contrapuesta a la anterior, es la hispanista. Plantea que somos hispanos o herederos de dicha cultura.(2)  La Conquista se interpreta como una conquista espiritual de evangelización y extensión de la civilización occidental. Señala que no fuimos colonias en sentido estricto, sino provincias, partes integrantes del Imperio Español. Los españoles en la Conquista fundaron las naciones. Los indios habrían estado viviendo en estado de naturaleza(3) , la Independencia significó sólo la separación política de España. Nuestro ser continua siendo indeleblemente hispánico y compartimos sus cualidades espirituales: idealismo, honor, respeto a la autoridad, catolicidad y señorío, aunque no poseamos la habilidad industrial y comercial de los anglosajones. El orden social y político formado por los españoles en el Nuevo Mundo fue el pilar institucional sobre el que se erigieron las nuevas naciones hispanoamericanas, pese a los distintos intentos de reemplazar ese orden por otro ajeno a nuestro espíritu y cultura común, pretendiendo, además, borrar tres siglos de historia anterior a la Independencia (Eyzaguirre; 1948: 7). Todo ello ha generado una situación de enajenación cultural, a buscar fuera de nosotros, en naciones y culturas ajenas, ideales y modos de vivir que no se corresponden con nuestra tradición (Eyzaguirre; 1946b).

La tercera tesis se opone radicalmente a las dos anteriores, especialmente a la indianista. Sostiene que la identidad latinoamericana consiste en que somos occidentales o podremos llegar a serlo. A diferencia de Asia y Africa, América Latina no presentaría culturas tradicionales vigentes, completamente distintas a la occidental. La larga colonización ibérica habría hecho desaparecer a las culturas amerindias o las habría reducido a etnias. La colonización y período republicano habrían occidentalizado definitivamente a América Latina, la que participaría del lenguaje, valores, religión y paradigmas económico-sociales europeos. La afirmación de que existiría una originalidad cultural latinoamericana, que desde la Colonia hasta ahora ha tenido diversas manifestaciones relevantes, expresaría mucho más un deseo que una realidad. Se piensa que los componentes culturales indígenas y de sectores rurales que todavía sobreviven irán desapareciendo con la modernización cultural, o, en el mejor de los casos, quedarán completamente circunscritos a los circuitos de reproducción y difusión cultural de los medios de comunicación de masas, según algunas interpretaciones recientes.

Expondremos ahora una de sus versiones más importantes. Leopoldo Zea, el filosófo mexicano, en algunos textos sostiene que los pueblos no-occidentales, entre ellos América Latina, se han occidentalizado en contacto con el mundo occidental. Este proceso se ha realizado pese a Occidente y contra sus deseos. A diferencia de los orientales, los pueblos amerindios no habían alcanzado la madurez cultural que les permitiera resistir la influencia europea, y por ello experimentaron “una extraordinaria mestización racial y cultural” (Zea; 1971). Esta última no se produjo en las regiones colonizadas por los europeos en el siglo XVIII, las que sólo se consideraron factorías y donde se rechazó la mestización cultural y étnica. Desde la Independencia, América Latina luchó por acceder a la modernidad que se le había negado, contra los conservadores internos y los representantes de la cultura occidental que nos consideraban extraños a su espíritu.

Desde el siglo XIX comenzó a desarrollarse una interpretación europeísta y civilizatoria de nuestra identidad. América Latina podría llegar a ser plenamente moderna aproximándose a Europa y a Estados Unidos, que representan la civilización y la cultura. Alberdi, por ejemplo, decía: “en América todo lo que no es europeo es bárbaro” (Citado en Zea; 1983: 18). Esto requiere renunciar a la herencia amerindia e hispánica. Hay aquí tres operaciones intelectuales interconectadas. Primero, se elabora una crítica radical y estigmatizadora de la culturas indígenas e ibéricas. Segundo, se idealiza la cultura europea y estadounidense. Finalmente, se elabora un programa civilizatorio para pasar del estado de “barbarie” al de “civilización”.

Francisco

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