ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

MEMORIAL DE AGRAVIOS CACIQUE TURMEQUE

nono823 de Septiembre de 2013

8.984 Palabras (36 Páginas)483 Visitas

Página 1 de 36

LOS CACIQUES MESTIZOS RECLAMAN LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD DE LOS INDIOS

La sistemática explotación de los indios, el mal tratamiento y el desconocimiento de las disposiciones humanitarias provocaron en indígenas, caciques, curas doctrineros y en algunos funcionarios, quejas y denuncias ante las autoridades metropolitanas. Uno de los documentos más importantes de la historia social del Nuevo Reyno de Granada lo constituyen las representaciones o memoriales de agravios elaborados por los caciques mestizos de Turmequé y Tibasosa, Diego de Torres y Alonso de Silva, respectivamente.

En el presente documento se denuncia la situación de los indígenas y se plantean los ideales de igualdad y de justicia que abrigaban los caciques. Este memorial fue entregado personalmente por el cacique de Turmequé “al poderoso rey de las españas” Felipe II.

(1584)

MEMORIAL DE AGRAVIOS DEL CACIQUE DE TURMEQUE

1. En lo que toca a la doctrina que se hace a los indios y el fruto que se ha hecho y hace.

En lo que toca a la doctrina evangélica que es el fin principal que V.M. pretende se cumpla y guarde para la conversión y salvación de aquellos miserables naturales, no ha habido ni haya efecto alguno por el mucho desorden que hay en el asiento de los doctrineros y reparticiones que cada día hacen, que acontece dentro de un mes mover de las dichas doctrinas a dos y tres sacerdotes y la causa destos movimientos ha sido y es los ordinarios servicios personales en que ocupan a los míseros indios que no tienen lugar de acudir a oír la doctrina evangélica ni los sacerdotes ni religiosos poderla administrar con aquella quietud y amor que es razón y ansí no tienen sosiego ni mano para ningún efecto y los indios perseveran en sus antiguas costumbres.

2. Sobre que los indios han sido muy engañados en el tributo que han de dar a los españoles.

Vuestra Majestad tiene ordenado y mandado sobre los tributos que han de pagar los naturales de aquellas partes a sus encomenderos sea de manera que no reciban por ello agravio alguno para que entiendan que después que están debajo de vuestro real amparo y gobierno son mejor tratados que en tiempo de sus caciques y señores lo fueron, para que con más amor tomen las cosas de nuestra Santa Fé Católica, no se ha hecho conforme a vuestra real intención en las visitas y tasaciones que se han hecho hasta aquí de lo que han de dar y tributar han sido muy agraviados y engañados los míseros indios porque conforme en las tasas y retasas que en las dichas visitas se han hecho y ordenado, cada indio en la Provincia de Tunja y en la Santafé, que es donde algunos naturales han quedado, es que pague cada indio en un año un peso oro y una manta de algodón que vale otro peso poco más, de manera que el que tiene quinientos indios le está tasado llevar de ellos mil pesos y no más, y certifico a V. M. que hay pueblo de indios que no tienen setenta tributarios que en cada un año paga valor de más de tres mil pesos de buen oro y tienen esto por flor y gran hazaña, siendo manifiesto robo y contra lo que V.M. tiene mandado y este daño y perjuicio ha redundado de las dichas visitas que se han hecho porque en ellas han engañado a los Visitadores y a los miserables naturales haciéndoles dar copias de indios más de los que tienen, no teniendo la tercia parte de lo que les han hecho parecer en las dichas Visitas y como no saben los pobres naturales manifestar el agravio y engaño, que ansí se les ha hecho, carecen de remedio y si algún desventurado principal de ellos se ha movido a pedirlo lo han destruído y asolado, por lo que padecen como personas miserables y ovejas mudas.

[...]

4. De cómo son más maltratados los pueblos que son de V. M. más que lo otros que no lo son.

También manda V. M. por ley nueva y ordenanza real que el pueblo o pueblos de indios que vacren o fueren puestos en vuestra real corona, sean mejor tratados y conservados que los demás que no lo son, para que entiendan que viniendo a vuestra real corona han de ser en más aumento y conservación, ansí para lo que les conviniere para lo espiritual como para lo temporal; certifico a V.M. que se hallará se verdad no haber pueblo de indios más perseguidos, vejados ni molestados y pobres, que son los que se han puesto en vuestra real corona, en especial los pueblos que son de la Provincia de Tunja donde yo soy Cacique, porque si el encomendero los molestaba era él solo y sus criados y finalmente reconocían a uno por superior, mas los que vienen a vuestra real corona no saben a cuál es la que han de agradar, porque el Gobernador los manda, el Contador lo mesmo, el Tesoro ni más ni menos y el Corregidor que es aquella Provincia, de manera que cada uno de estos por decir es pueblo de V. M. dicen: A mí me compete el mandarlos y el otro a mí mejor y por este orden cada uno quiere enviar su criado o hacedos pra aprovecharlos en los pueblos de V. M., porque a unos los envían por administradores, a otros para recibir los tributos y cada uno de estos lleva excesivos salarios, porque llevan alguaciles y sota alguaciles y otros mil ladrones que roban y destruyen los pueblos de V. M., que como son criados y allegados de las personas que están dichas, los miserables indios no saben a dónde acudir a buscar remedio de los agravios que por estos les son hechos, si no es clamar al cielo y llorar su desventura, porque debajo del agravio que les hacen en sus personas gozando de sus mujeres e hijas, usan particularmente una crueldad terrible en los que son pueblos de V. M., que para tener seguros sus salarios y ser de ellos bien pagados, cuando van a estas comisiones, toman cierta cantidad del tributo que tienen junto para cumplir con V. M. y dicen a los miserables indios: Hermanos tantos días traigo de salario a vuestra costa para que dentro de ellos me cumplais por entero el tributo que debeis a S. M.. y si no lo cumplís se me alargarán más días de salarios, y los miserables indios, viendo que del tributo que tenían junto para V. M., se han asegurado en parte dellos para sus salario, buscan de nuevo otro tanto y más lo que restan debiendo y como se les dobla la deuda no pueden cumplir al tiempo que les está puesto y como al alguacil se le han cumplido los días de su comisión, escriben luego a sus amos que, por ser grandes bellacos y vagabundos los indios no han cumplido con el tributo y que les añadan más días de salarios pra cobrarlo y dándoles los días que ellos piden y cuantos más días les van añadiendo, tanto más el doble van sacando de el dinero que tienen junto los miserables indios para V. M. y acostumbran una maldad en esto que si ellos ohan de llevar ciento de salario ellos sacan del montón doscientos y piden se les prorroguen días, o si no ellos se dan tal maña en quedarse con todo lo que han tomado, porque no solamente sirven estos alguaciles a lo que son enviados, sino de comerles las gallinas que lo pobres indios crían pra sus granjerías, que todo es a costa dellos y el sutentarlos a ellos y a sus criados y a veinte caballos que llevan para engordar mientras están en los dichos pueblos; se hacen jueces de las causas que en los tales pueblos de indios se ofrecen, que porque un indio riñe con otro o porque jugó entre semana, o porque pisó el sol, les condenan a ciertas penas diciendo que se aplica para la justicia y son ellos la justicia, y como el indio no se halla de presente, con la pena que ansí les condena, dice luego que a su cuenta lo tomará en lo que tiene asegurado para sus salarios y que en el anterín lo busque y acuda a su cacique para que no haga falta el tributo que se ha de dar a S. M. y ansí los miserables indios con estas maldades y robos no pueden cumplir y los Oficiales de vuestra real caja piden que lleven presos a los caciques por rebeldes y que no quieren pagar el tributo a V. M. y con esto los sacan de su naturaleza más de setenta leguas que hay de ida y vuelta a la ciudad de Santafé y los llevan presos y a su costa y los tienen en la cárcel real, que acontece estar presos más de cinco o seis meses padeciendo extremas necesidades, hasta que se duelen de ellos viendo que es crueldad y los sueltan, porque enferman y mueren en aquellas vejaciones y ansí siempre han quedado debiendo cantidad de tributo, por lo que está dicho no pueden cumplir y siempre tienen esta calor de enviar jueces para aprovecharlos y robando y destruyendo los pueblos de V. M que es la mayor lástima del mundo, pues si V. M. supiese de la forma que son doctrinados y enseñados en las cosas de nuestra Santa Fé Católica, todo es lástima y desventura y digno de que V. M. ponga remedio en semejantes pueblos, que a vuestra real corona vinieren las personas religiosas que en ellos hubieren de asistir, mande V. M. que sean aprobados y doctos en doctrina, vida y ejemplo, porque ansí conviene el servicio de Dios Nuestro Señor y al descargo de vuestra real conciencia y bien de aquellos míseros indios.

5. De cómo los indios no son tratados como personas libres como lo son y como S. M. manda.

Por nuevas leyes y ordenanzas reales hechas para las Indias tiene V. M. ordenado y mandado que los indios naturales de aquellas partes sean tratados como personas libres como lo son y que no reciban agravio alguno en sus personas, haciendas, mujeres e hijos. Hállase en la ciudad de Tunja usarse un cautiverio y crueldad diabólica contra lo que ansí V. M. tiene ordenado y mandado, y es que cada mujer de encomendero de indios tiene en sus casas muchas mujeres que sacan de los pueblos que tienen en su encomienda para que les hilen hilo, tejan y labren y hagan otros servicios y granjerías que han usado tener dentro de sus casas y estas mujeres las más son hijas de indios principales que es una cosa que los pobres naturales sienten mucho, ver a sus hijas,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (49 Kb)
Leer 35 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com