REVISAR PROCESOS METODOLÓGICOS, ANALÍTICOS EN LA SITUACIÓN SOCIO POLÍTICA, ECONÓMICA Y ÉTICA REAL PLANTEADA EN AMÉRICA LATINA.

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Catia la Mar, 30 de julio de 2016.

REVISAR PROCESOS METODOLÓGICOS, ANALÍTICOS EN LA SITUACIÓN SOCIO POLÍTICA, ECONÓMICA Y ÉTICA REAL PLANTEADA EN AMÉRICA LATINA.

Actualmente América Latina comprende un territorio potencial en pleno desarrollo con la debida implementación y adecuación de todos los actores y factores implicados en su crecimiento, en busca de la integración de sus habitantes presentando políticas únicas adaptadas a la región y la unificación de criterios en pro del progreso general.

Si se implementan políticas  individualistas, que van en detrimento de su integración, nunca llegaran al alcanzar el crecimiento esperado, y seguiremos siendo vistos como los países sub desarrollados del cono sur.

Por consiguiente se presentan dos posibles escenarios a futuro:  

1. Permanecer como una región de ingresos medios - bajos, con la consiguiente pérdida del poder adquisitivo, bajo nivel de vida, poco o nulo desarrollo económico y endeudamiento, entre otros.
2. Salir  delante incorporándose como países potencia del primer mundo, con altos y excelentes niveles de producción e  integración.  

Entre los principales  problemas, retos y factores determinantes para su  extensión progresiva,  desarrollo y evolución económica, social y ética de América latina, se debe considerar,  la viabilidad de unificar los sistemas políticos y democráticos,  transformaciones de la sociedad, en ámbitos como la reducción de la desigualdad y de la pobreza y el fortalecimiento de la cohesión social, la inclusión y la participación de los indígenas, la participación e inclusión de las mujeres,  la construcción del capital social y la incorporación de la sociedad civil, las transformaciones de la economía, la integración regional,  articulación y desarrollo de una política económica y social, entre otros.

Si se utilizaran  en la región adecuadamente sus recursos actuales de capital físico, naturales  y humanos con la eficiencia de otros países, el ingreso per cápita se incrementara alcanzando una  economía en crecimiento sostenido y redistribución, cohesión social, integración e inclusión, cultura de paz, respeto y desarrollo.

América Latina es la región del mundo que presenta el índice de Gini (desigualdad en los ingresos) más alto, es decir, mayores desigualdades entre los sectores más ricos y más pobres de la población.

La desigualdad de los ingresos, y de las oportunidades, en razón de la etnia, el lugar de nacimiento o el nivel educativo de los padres, tiene expresiones y consecuencias en la violencia estructural que da lugar a la violencia directa y a la criminalidad; en la perpetuación de los niveles de pobreza; en el desempeño económico, apartando del mercado a una parte sustancial de los consumidores potenciales, estimula la corrupción, la captura de rentas, la falta de transparencia en las decisiones y la arbitrariedad en las políticas. Por ello, como sostiene el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “tienen razón quienes afirman que la inequidad no solo es injustificable desde el punto de vista ético y moral, sino que además es clave desde el punto de vista del crecimiento y el desarrollo económico”.

No basta con el crecimiento económico, sino que se requiere de un conjunto de políticas específicas con el doble objetivo de reducción de la pobreza e inclusión económica, política, social y cultural  de grupos excluidos, por razones étnicas o de género, y en particular los indígenas, los afroamericanos y las mujeres.

Aunado a esto, América Latina se encuentra en una situación de vulnerabilidad ante los desastres naturales, destinada a incrementarse sustancialmente ante el cambio climático. La región abarca cuatro placas tectónicas y está situada en la cuenca del Pacífico, donde tiene lugar buena parte de la actividad sísmica y volcánica del planeta. Estos riesgos se multiplican ante el cambio climático y el intenso proceso de urbanización, fundamentalmente desordenada y en muchos casos asentada sobre terrenos vulnerables. Afrontarlos requiere desarrollar políticas e instrumentos de prevención y reacción, sistemas de vigilancia,  alerta temprana de atención a poblaciones especialmente vulnerables,  esfuerzos de mitigación y prevención en la construcción de infraestructuras y la regulación del urbanismo y la construcción, introduciendo esta perspectiva en todas las políticas sectoriales.

América Latina y el Caribe tienen una tasa de 26 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más alta del mundo. Según estimaciones de la OEA, la violencia es la principal causa de muerte de los latinoamericanos entre 15 y 44 años, y entre 70.000 y 90.000 personas pierden la vida al año por causa de un arma de fuego.

En conclusión se presentan un número importante de retos que deben asumir responsablemente los principales líderes de la región, sin demagogia y dándole la importancia que el caso amerita, sin individualismos ni protagonismos, con políticas claras y sin corrupción, para que esta importante región del mundo pueda superar la crisis en la cual se encuentra sumergida.

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