ALADI
Noelia CrespoDocumentos de Investigación4 de Enero de 2023
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ANTECEDENTES
En 1960 se firmó el primer Tratado de Montevideo, que estableció la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). En aquel entonces los países latinoamericanos comerciaban principalmente con Europa y Estados Unidos.
La Segunda Guerra Mundial y los años posteriores a la posguerra marcaron cambios favorables a la economía de los países de América Latina, por cuanto sus bienes primarios —carne, cacao, azúcar, etc.— encontraron mercados en esas naciones devastadas. Poco tiempo después, los países europeos comenzaron a reordenar sus economías y a impulsar la recuperación de sus sectores agrícola e industrial. Esta nueva realidad incidió negativamente en las exportaciones latinoamericanas.
Los Gobiernos latinoamericanos, en su propósito de encontrar medidas de corrección e impulsados por las exigencias de crear fuentes alternativas de empleo para una población con una de las tasas más altas de crecimiento (2,6%), iniciaron planes de industrialización para atender las necesidades de abastecimiento en bienes de consumo duradero y bienes de capital. Este objetivo, unido al interés de captar mayores inversiones destinadas al desarrollo del parque industrial, obligaba a que los pequeños mercados se ampliaran, de manera que la producción masiva bajara costos y elevara el rendimiento, permitiendo mejores posibilidades de competencia.
Así, en 1960 se logró un acuerdo inicial entre siete países: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay, que perseguía alcanzar una mayor integración económica, a través de la ampliación del tamaño de sus mercados y de la expansión de su comercio recíproco. Con posterioridad se unieron a la ALALC Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela. (ALADI.ORG, 2021)
En 1978, un grupo de latinoamericanos consintió en México la idea de crear ALADI (Asociación Latinoamericana de Diseño Industrial.) Con un discurso de reivindicación cultural, apoyado en la relación diseño-tecnología-dependencia, parece que los fundadores de la asociación pretendieron ponerse en contra de quienes querían negarle a Latinoamérica la posibilidad de configurar su propia realidad (Pamio, 1981), así como configurar una estructura para el control ocupacional de una disciplina joven en la región. (Buitrago & Da Costa Braga, 2014). Entonces ALADI nace como idea en México en 1978, específicamente en Valle de Bravo, en uno de los talleres Interdesign que organizaba ICSID (International Council Societies of Industrial Design).
Entre Interdesign-México 1978 (noviembre) y la creación formal de ALADI se dio el acuerdo en la reunión sobre Diseño para el Desarrollo en Bombay, India, en enero de 1979 para proponer su creación y principios generales, “[...] con el fin de fortalecer la cooperación técnica entre los países en desarrollo [...]” (Uribe, Basilio et al. 198, p. 18). Allí se reunieron Basilio Uribe de Argentina, José Abramovitz de Brasil y Rómulo Polo de Colombia con la presencia de Gui Bonsiepe. A este acuerdo siguió la suscripción formal de la propuesta por los latinoamericanos en el XI Congreso del ICSID, que tuvo lugar en ciudad de México en octubre de 1979 y que fue firmada por 98 asistentes y finalmente, se realizó una reunión informativa en el Primer Simposio (Congreso) Internacional de Diseño de Interiores en Medellín, Colombia, en junio de 1980. ALADI es creada en Bogotá en 1980. (Bloch, 2002)
En 1980, los Gobiernos de estos once países decidieron modificar el viejo tratado, reafirmando la voluntad política de fortalecer el proceso de integración y hacer su aplicación más flexible. El resultado fue la suscripción del Tratado de Montevideo de 1980, al que adhirieron, posteriormente, Cuba, el 26 de agosto de 1999, y Panamá, el 10 de mayo de 2012. (ALADI.ORG, 2021)
Pero ¿Qué significó la sustitución de la ALALC por la ALADI?
El Tratado de Montevideo 1980, que instituyó a la ALADI, sustituyó al tratado suscrito el 18 de febrero de 1960 por el cual se había creado la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio). Ambos tratados coincidían en los mismos objetivos y perseguían como meta final, a largo plazo, el establecimiento de un mercado común latinoamericano. Muestra de esta sintonía fue la continuidad que se reflejó en dos de las decisiones adoptadas por el Consejo de Ministros. La primera de ellas hacía referencia a la revisión de las concesiones otorgadas en los distintos mecanismos de desgravación arancelaria del Tratado de Montevideo de 1960, con el objeto de incorporarlas al nuevo esquema; y la segunda, a la revisión y adecuación de las normas vigentes en la estructura jurídica de la ALALC.
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