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Adentro de la Teoría de la Paz Democrática


Enviado por   •  2 de Marzo de 2015  •  2.039 Palabras (9 Páginas)  •  233 Visitas

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Adentro de la Teoría de la Paz Democrática.

Introducción

La estructura de la Teoría de la Paz Democrática plantea una serie de interrogantes acerca de su poder argumentativo y de la solidez de su evidencia empírica. El predominio de la confianza y el respeto en las relaciones entre las naciones democráticas y la influencia de la “cultura democrática” en la política exterior y de seguridad hacen parte de los postulados que desde un enfoque realista y un enfoque de elección racional pretenden ser expuestos aquí, con la pretensión de demostrarán sus falencias y sus fallas, y por último su uso político.

La teoría de la paz democrática.

El debilitamiento de la potencia del Este trajo consigo el fin de un sistema internacional bipolar y definió las coordenadas para el nuevo orden mundial: un sistema económico capitalista sustentado en la democracia liberal. Estos hechos determinaron una transformación de los referentes de la política y la seguridad en las relaciones internacionales, y desde múltiples perspectivas han buscado ser explicados por la academia, sin que la discusión sobre la objetividad de la ciencia se desvanezca.

En este sentido, la teoría de la paz democrática ofrece un ejemplo importante para advertir sobre aspectos no sólo metodológicos sino políticos de la ciencia. Así, la TPD explicar, en resumen, porqué las naciones democráticas son menos propensas a la guerra entre ellas; y porqué las naciones con sistemas no democráticos son más propensas a optar por la guerra que las democracias. Para sustentar su teoría, Michael Doyle (1986), después de presentar dos enfoques liberales para comprender las relaciones entre los Estados en el sistema internacional (el liberalismo pacífico de Schumpeter y el imperialismo liberal de Maquiavelo), adopta la tesis de la paz perpetua kantiana (liberalismo internacional según Doyle), que consiste en una especie de federación “pacífica” (Doyle: 1155-1156) entre países que comparten un sistema político basado en las reglas de la democracia liberal: el respeto por las libertades individuales, la existencia de unos marcos jurídicos claros y la protección de la propiedad privada (Doyle: 1158); además, señala la importancia de los constreñimientos institucionales (Doyle: 1163), una especie de valores subjetivos que presuponen una opinión pública participativa al interior de los Estados, que ha interiorizado los principios republicanos que se moviliza y rechaza la guerra, condicionando las relaciones exteriores de los Estados. A su vez, y bajo una lógica causal -como se mostrará más adelante-, afirma que la existencia de estos presupuestos entre las repúblicas liberales las llevará a concebir alianzas para defenderse de los Estados no democráticos que las amenazan (Doyle: 1156).

Teniendo como eje estos presupuestos, el autor analiza la existencia de guerra entre las naciones democráticas y las no democráticas. Allí afirmará, con tono de ley universal, que las democracias son menos propensas a hacer la guerra entre sí, pero que la disonancia con las naciones no democráticas las mantiene en situación de conflicto latente (Doyle: 1157): “the very constitutional restraint, international respect for individual rights, and shared commercial interests that establish grounds for peace among liberal states establish grounds for additional conflict in relations between liberal and non-liberal societies” (Doyle: 1162).

La metodología utilizada para sustentar el modelo se basa en la verificación cuantitativa de las guerras entre países democráticos y entre países democráticos y no democráticos. Sin embargo -como señalará Layne (1994: 41)-, la evidencia empírica es categorizada forzando su función en el argumento explicativo. Doyle acepta ciertos límites en su evidencia empírica, tales como el reducido número de democracias existentes en un período determinado y la necesidad de establecer casos excepcionales, que no quedan bien sustentados, y como veremos, servirán para debatir con la teoría

Los autores, Christopher Layne (1994) y Sebastián Rosato (2003) darán cuenta de las debilidades no sólo de la evidencia empírica, sino de los propósitos explicativos de la TPD, a partir de dos enfoques teóricos: la teoría realista y la teoría de la elección racional, respectivamente.

La Crítica desde la teoría realista.

Layne, a partir de la teoría realista, se propone dar cuenta de la validez de los presupuestos de la TPD. El primer punto a debatir por el autor es la eficacia de los presuntos constreñimientos institucionales, que según Layne no proveen una explicación suficiente acerca de la ausencia de guerra entre naciones democráticas (Layne: 6). El autor utiliza el método denominado process tracing, para analizar las relaciones causales entre las variables que componen la teoría. Esto le permite demostrar las debilidades de la ley que propone la TPD; también utilizará el reducido número de las fuentes empíricas utilizadas para sustentar esta teoría y señalar las debilidades de sus argumentos explicativos. el escaso uso de la fuerza en los conflictos entre naciones democráticas y la presunción de los constreñimientos institucionales por cuenta de la cultura democrática son problemas reconocidos por Doyle.

Desde una perspectiva realista, los constreñimientos institucionales son poco eficaces para responder a las relaciones internacionales entre los Estados. En este enfoque, las relaciones no cuentan con un orden establecido, allí prima la anarquía en constante competencia e interdependencia, y las naciones se rigen por los cálculos y decisiones que favorecen su posición en el sistema y que se corresponden con la lógica del check and balance. Esta impredecibilidad en las relaciones internacionales hace que las naciones no puedan escapar al dilema de la seguridad (Layne: 11), e implica que los Estados respondan, ya sea con amenazas o con la fuerza, a la dinámica que impone el sistema internacional, independientemente del modelo político adoptado (Layne: 12).

A su vez, Layne encuentra que el argumento que sustenta la TPD no menciona la propensión de las democracias a la guerra, esto debido a que su enfoque se vuelca hacia la estructura política interna, que se supone es democrática. Sin embargo, a través de analizar una serie de casos en donde países democráticos estuvieron propensos a ir a la guerra, el autor devela la preponderancia de los cálculos (geo) políticos por encima de la lógica causal de la TPD que presupone unas relaciones internacionales fraternales. Allí se hacen evidentes los límites de la TPD, que no distingue las desigualdades

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