Arquitectura Contemporanea
averre4 de Febrero de 2014
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TEMA 21- LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO DEL SIGLO XX
INTRODUCCION
La arquitectura de la Era Industrial se conoce en la Historia del Arte como el Funcionalismo. (también recibe otros nombres como Racionalismo, Movimiento Moderno o Estilo Internacional). Aunque no se puede considerar el único movimiento arquitectónico del siglo XX sí es el más importante. De hecho el complejo panorama de la Arquitectura del Siglo XX lo podemos exponer como la Historia del Funcionalismo y de los movimientos críticos u opuestos a él: Expresionismo, Organicismo, Posmodernismo.
Esta arquitectura se caracteriza por:
Utiliza materiales propios de la era industrial: acero, vidrio y hormigón armado. Además tiende a no ocultar estos materiales con revestimientos externos sino que los muestra claramente.
El sistema constructivo consiste en independizar la estructura portante (vigas, suelos), del cerramiento (paredes, cristaleras), de modo que este último no tiene ninguna función sustentante.
Al menos en sus principios, el Funcionalismo apuesta por la función social de la arquitectura. Así los arquitectos racionalistas o funcionalistas diseñan edificios y estructuras urbanísticas teniendo muy en cuenta las cuestiones higiénicas, la calidad de vida, etc. Frecuentemente dichas preocupaciones van dirigidas a las clases sociales más desfavorecidas. No obstante no faltan las grandes obras megalómanas y de prestigio.
Respecto a la cuestión estética dos son las respuestas posibles que se plantea la arquitectura del siglo XX: adoptar los modelos del pasado o romper totalmente con la tradición. Al comenzar el siglo XX toma cada vez más fuerza la segunda opción que acabará materializándose en el Funcionalismo. Este rechaza la decoración añadida y prefiere los volúmenes limpios, las superficies tersas, las geometrías simples y el dominio de la línea recta. Sin embargo el Posmodernismo será en parte historicista.
El Funcionalismo comienza hacia 1910 justo antes de la Primera Guerra Mundial, pero cuenta con dos precedentes: el Protorracionalismo Americano (Escuela de Chicago), y el Protorracionalismo Europeo.
El PROTORRACIONALISMO EUROPEO (anterior a la Primera Guerra Mundial).
En Europa el Protorracionalismo persigue, ante todo, una arquitectura pura despojada de todo lo accesorio, de toda la decoración. Así el Modernismo (un movimiento preocupado por la decoración y la estética) se fue abandonando progresivamente en favor de una mayor racionalidad constructiva.
Este proceso de purificación formal culminará en la figura de Adolf Loos (1870-1933) y en la arquitectura alemana en torno a 1910. Loos centró su obra en el rechazo de cualquier rastro historicista u ornamental en la arquitectura. Así lo afirmó en su obra Ornamento y delito. Para Loos existe una identificación absoluta entre utilidad y belleza (lo que no es útil no puede ser bello). En 1910 construyó la Casa Steiner de Viena extremadamente geométrica, techumbre plana, y con ventanas simples recortadas directamente sobre la pared.
EL TRIUNFO DEL FUNCIONALISMO (período de Entreguerras).
Los años 20 fueron los años en que triunfó el Funcionalismo. Tras las primeras experiencias de las Vanguardias Históricas y el Protorracionalismo anterior a la Primera Guerra Mundial, el Funcionalismo se empezó a considerar en Europa como la verdadera arquitectura del siglo XX. Tres grandes protagonistas marcan esta victoria: Walter Gropius, Le Corbusier y Mies van der Rohe.
Le Corbusier (1887-1966) es la figura más popular e influyente de la arquitectura contemporánea. Según Le Corbusier es preciso que la edificación asimile el espíritu de la época industrial que, según él, se fundamenta en la máquina. Las casas deben ser planificadas por los arquitectos como los ingenieros diseñan los coches o los aviones. Las viviendas serán así "máquinas para vivir".
Los primeros proyectos de Le Corbusier expresan esta voluntad de identificación de la arquitectura con la industria moderna. Para su construcción se seguirían los mismos procesos de estandarización y racionalización que para la fabricación de coches.
El edificio más importante de Le Corbusier durante el Período de Entreguerras es la Casa Saboye (1928-29), una vivienda unifamiliar levantada cerca de París. En ella se resumen los cinco puntos en los que el arquitecto resumió su lenguaje constructivo: empleo de pilotes para levantar el edificio del suelo, cubierta en terraza, planta libre (la estructura de esqueleto permite distribuir el interior de cada planta según interese con independencia entre pilares y tabiques), ventana horizontal corrida para que la luz alcance todos los rincones, fachada libre.
La renovación arquitectónica se produjo también en Alemania gracias a la Bauhaus. La Bauhaus tiene como precedente a la Deutsche Werkund (1907), una asociación de artistas independientes e industriales que tenía como función fundamental mejorar el diseño de los bienes producidos por la industria (es decir, hacerlos más estéticos) sin renunciar a una producción de tipo industrial. Para ello propugnan la realización de formas-tipo muy sencillas de construir. Walter Gropius (1883-1969) siguió estos principios en la Fábrica Fagus (1910-1914). Gropius diseñó cierres casi exclusivamente de cristal. La ligereza de las superficies acristaladas y la sabia combinación de ladrillo, hierro y cristal, son realmente extraordinarias. Además, la interiorización del esqueleto estructural convierte los muros en pura piel. De esta forma se puede invertir el lenguaje tradicional de la arquitectura: la esquina queda completamente abierta y las pilastras de ladrillo se hunden en el muro en lugar de reforzarlo.
Catorce años bastaron, entre 1919 y 1933, para que la Bauhaus se convirtiera en la más mítica e importante escuela de diseño de todo el siglo XX. Entre 1919-1920 la Bauhaus tuvo su sede en Weimar y fue dirigida por Walter Gropius, éste pretendía fundir el diseño y la producción industrial, no obstante en este período fueron los expresionistas los que dominaron la Bauhaus. En 1921-22 la influencia expresionista dio paso al Neoplasticismo. Esta nueva influencia se aprecia en la nueva sede de la Bauhaus que Walter Gropius construyó en Dessau (1924). En la Sede de la Bauhaus de Dessau, Gropius funde las ideas que ya había desarrollado en la Fábrica Fagus y del Neoplasticismo Holandés. De la Fábrica Fagus coge sus superficies acristaladas sin solución de continuidad, mientras que del Neoplasticismo adopta la estructuración en una serie de volúmenes cúbicos dispuestos perpendicularmente. Cada uno de dichos volúmenes tiene una función: escuela de formación profesional, viviendas de estudiantes y profesores, locales administrativos para la Bauhaus, despacho del director, etc. Cada volumen se distingue además por la distinta articulación de las fachadas.
En los años 30 los nazis cerraron la Bauhaus considerada por ellos como expresión del arte degenerado, en estos últimos años fue dirigida por Mies Van der Rohe.
Mies van der Rohe (1886-1969) era, a finales de los años 20, el arquitecto más prestigioso de Alemania. Basaba su forma de entender la arquitectura en una exquisita simplicidad que se puede resumir, perfectamente, en una de sus frases favoritas: "menos es más". El Pabellón Alemán en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 es, quizás, su obra maestra. El edificio apenas tiene muebles y ningún adorno, así la arquitectura se justificaba en sí misma. La construcción une el principio de Le Corbusier de planta libre sobre ocho pilares y el cruce de planos perpendiculares del Neoplasticismo, sin embargo, el principio más importante que subyace en esta construcción es el del "espacio fluido", pues el espacio interno no está separado en distintas habitaciones, sino que se trata de un espacio único, un espacio que sólo se compartimenta parcialmente por tabiques paralelos que no llegan a cerrar las habitaciones, sino que crean bellísimas perspectivas.
Entretanto EEUU se había quedado ligeramente rezagado frente a la Vanguardia Europea. No obstante, la influencia europea se empezó a hacer notoria en América en los años 30 especialmente cuando los arquitectos alemanes Walter Gropius y Mies Van der Rohe se exiliaron a los EEUU huyendo del régimen nazi.
A pesar de esto, antes de la llegada de los artistas alemanes Frank Lloyd Wright había introducido algunos de los principios del Funcionalismo en EEUU. Así aspiraba a construir sus casas suburbanas con materiales prefabricados. Entre 1934-37 construyó la famosa Fallingwater o Casa de la Cascada. Esta construcción responde a la necesidad de integrar arquitectura y paisaje, así la cascada surge de debajo de la casa, y los grandes bloques pétreos de ésta parecen imitar las rocas naturales sobre las que se asienta. Las texturas y colores de los materiales parecen reproducir los de las rocas y follaje del lugar.
LOS AÑOS 40 Y 50: EL ESTILO INTERNACIONAL Y EL ORGANICISMO.
Los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial fueron de dominio absoluto del Funcionalismo en el campo arquitectónico. Sin embargo, poco a poco, se fueron poniendo de manifiesto algunas contradicciones internas que cuestionaban los principios de éste. Así, lo que había nacido como una arquitectura progresista al servicio del pueblo, estaba derivando en construcciones megalómanas para las grandes empresas multinacionales. El Funcionalismo corría
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