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Arquitectura Gótica


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2014  •  Síntesis  •  831 Palabras (4 Páginas)  •  213 Visitas

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Arquitectura Gótica

4.1 Introducción (Tema de exposición)

Problemática del gótico

A lo largo de los siglos XIX y XX el arte gótico ha sido objeto de enfrentamientos doctrinales que han llevado a interpretaciones totalmente contrapuestas. La máxima confrontación se ha producido entre la escuela alemana y la escuela francesa. La primera se ha caracterizado por una interpretación espiritualista que ha considerado al gótico como expresión del alma nórdica, opuesta a la mediterránea, y en consecuencia contraponiendo arte gótico a arte clásico. Los principales representantes de la línea de investigación alemana son Worringer, Pinder o Seldmayr; para este último el gótico se definiría por unos conceptos básicos, como el sistema de baldaquino (cubierta apoyada en cuatro puntos), la unidad espacial repetitiva, y al sistema de diafanidad, es decir el tratamiento del muro en dos planos, creando efectos de luz y sombra. La concepción germana del gótico presta atención a los llamados fenómenos góticos y no tanto a los medios técnicos para su realización. Las formas únicamente interesan en función de su significación mental. Frente a esta escuela, la francesa se ha caracterizado desde los planteamientos de Violet le-Duc por poner el acento en la técnica de los procedimientos de construcción y sus condicionantes formales. Sus autores han defendido la teoría funcional, según la cual la forma de los edificios, su evolución y sus filiaciones se hallan estrechamente ligadas al desarrollo lógico de los elementos constructivos, es decir, el arco apuntado, la bóveda de cruceria y el arbotante, sin los cuales la arquitectura gótica no se hubiera podido realizar.

El resultado de esta controversia es que en la arquitectura se han diferenciado claramente tres puntos de visa: la lógica funcional o de los aspectos técnicos, la lógica visual o de las formas, y la lógica simbólica o de los significados, llegándose finalmente al reconocimiento de que son tres aspectos totalmente interdependientes. Algunos historiadores como Focillon ha enfatizado la lógica de las formas, defendiendo que los maestros del gótico no pensaban en estructuras sino en formas, señala además que en el periodo clásico de la primera mitad del XIII los tres aspectos (técnica, forma y significado) alcanzan un perfecto equilibrio. Una importante contribución a la interpretación del gótico es la propuesta de Panofsky, para él el sistema de pensamiento escolástico, ofrece una estrecha analogía con el sistema de la arquitectura y el de la música del periodo gótico; una sumna teologica y una catedral gótica pueden ser perfectamente comparables porque constituyen conjuntos inteligibles que participan de una estructura mental común, participan de la idea de totalidad. El método de clarificación y de clasificación de la Sumna se traduce en el principio de la transparencia de la catedral gótica, según el cual toda la estructura del interior del edifico se acusa en la estructura exterior de la fachada (estructura diáfana). Otros modos del pensamiento escolástico se hacen visibles en la catedral: la rigurosa separación de las partes, la perfecta combinación de todas las partes sobornadas las unas a las otras, la claridad y distinción de las mismas...

San Bernardo y el arte cisterciense

Un nuevo ideal monástico se difundió por la Europa cristiana a principios del siglo XII. Roberto, monje cluniacense de Molesmes, quiere restablecer la primitiva regla de san Benito y se retira en 1098 a Cîtaux, donde funda una abadía que dará nombre a los benedictinos reformados: el Cister.

El principal propagador fue el alma ardiente de San Bernardo. El auge de la Orden cisterciense fue rapidísimo y extraordinario; en los últimos años del siglo XII contaba con 530 monasterios masculinos sujetos a la misma disciplina: pobreza absoluta, alejamiento de la vida mundana, vuelta al trabajo manual, renuncia a los diezmos y a los señoríos territoriales. Surgen así los benedictinos bernardos o monjes blancos, así llamados por el color de sus hábitos, frente a los monjes negros, los benedictinos de Cluny.

La arquitectura cisterciense se superpuso entre el románico y el gótico. Es evidente que el cisterciense es un arte con personalidad propia que nace como contestación a la ostentación cluniacense y, por tanto, al románico. Es una respuesta llevada con rigor a todos los órdenes de la vida del monje. Pero es una respuesta monacal, es decir, que no sale del ámbito monástico. El estilo cisterciense es obra de y para “espirituales” y “perfectos”, o sea, monjes.

El gótico, en cambio, es un arte eminentemente urbano que nacerá para las catedrales de las nuevas sedes episcopales creadas por el aumento de la población, de la burguesía, por el desarrollo del comercio y por el flujo de finanzas. Es otra espiritualidad la que anima las grandes construcciones góticas, que responderán a las necesidades de una nueva sociedad. El gótico hereda del Císter el arco apuntado y la valoración de la luz.

Las abadías cistercienses se establecieron en lugares desiertos, en el fondo de valles en los que había alguna corriente de agua, entre bosques, marismas y brezales. Sus fundadores cedían grandes extensiones de tierras incultas y despobladas, cuyo cultivo permitía a los monjes vivir del

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