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CLASES SOCIALES TRADICIONALES


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  2.695 Palabras (11 Páginas)  •  606 Visitas

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Las clases sociales tradicionales

El campesinado:

La historia del campesinado venezolano es la historia de su lucha sostenida a través de variosig1os por mejorar sus condiciones de vida. Las crónicas coloniales están llenas de revueltas de esclavos e indígenas y de las más variadas formas de protesta campesina, situación que no sufrió cambios de importancia después de la independencia. La liberación de los esclavos en 1854 señala el punto de partida de una estructura económica en la que el trabajo campesino responde, en lo fundamental a las circunstancias de la servidumbre feudal.

La reacción del campesinado, contra un orden de cosas que, sólo ofrecía como perspectivas la seguridad de una miseria vitalicia, fue de dos tipos. Por una parte, la lucha por la propiedad de la tierra y contra los privilegios de los terratenientes que tienen su punto culminante en la Guerra Federal ; por la otra, incorporación a la lucha armada en las partidas, montoneras y ejército de la época como soldados, en busca de arriesgar en la guerra su vida miserable contra la posibilidad de una mejora social o económica. Era lo que Juan Parao, el personaje de Gallegos en su obra “Cantaclaro” denominaba “cambiar el menudo por la morocota”.

La llegada de los caudillos andinos al poder con Cipriano Castro y su consolidación con la dictadura de J. V. Gómez apoyada en el creciente flujo de ingresos petroleros, hicieron cada vez más difíciles las condiciones para con esos dos tipos de reacción del campesinado. La creación de un sólido aparato militar basado en mandos regionales fieles al dictador y el floreciente poder económico del Estado permitieron “pacificar” al país bajo el signo de la fuerza y el terror, lo que fortaleció inicialmente el poder social de los latifundistas y la explotación del campesinado.

Es fácil comprender que, en tales circunstancias la explotación petrolera creara las condiciones básicas para la descomposición del campesinado con su emigración a los campos petroleros y áreas urbanas a que ya nos hemos referido, no sin la oposición de los latifundistas, que hicieron grandes esfuerzos para impedir el éxodo campesino, tales como la solicitud de detención a las obras públicas, institución de la recluta coactiva, etc., pero tales medidas resultaron a la postre, inoperantes frente a la magnitud del proceso de transformación que estaba viviendo el país.

El éxodo campesinado no tuvo sin embargo, la misma intensidad en todas las zonas rura1es dependiendo de las facilidades de comunicación, del grado de densidad, poblacional de cada zona rural con relación a la disponibilidad de, tierras laborables, de las condiciones de salubridad, etc.

Trujillo, Falcón y Lara, tres Estados vecinos, aportaron el 72 por ciento de la población que para 1941 habitaban los municipios petroleros del Estado Zulia. Sucre y Nueva Esparta, Estados que tuvieron acceso por vía marítima dieron también un importante aporte de trabajadores; en cambio, Estados de pocas vías de comunicación, como Bolívar y Apure, tuvieron poca actividad migratoria.

En las zonas poco afectadas por el fenómeno petrolero, el campesinado siguió viviendo en las mismas condiciones anteriores, pero estaba abierta, definitivamente, una puerta de escape que se ampliaría con el desarrollo posterior de las vías de comunicación. La clase campesina tradicional, se transforma, pues- en Una clase descendente, en descomposición tanto por el abandono de las actividades agrícolas por los importantes contingentes que fluyeron a las ciudades y campos petroleros como por la Penetración del capitalismo en el campo y el surgimiento de1os obreros agrícolas (trabajadores asalariados).

Para 1936 la población ocupada en la agricultura (incluye ganadería, pesca, explotaciones forestales, etc.) era de 625 mil trabajadores que representaban el 57 por ciento de toda la población activa ocupada en el país. Para 1971 la cifra absoluta había subido ligeramente (a 656 mil trabajadores); pero baja considerablemente su importancia relativa hasta un 23 por ciento. Cambia también radicalmente la composición del campesinado con el crecimiento de los obreros agrícolas, y los asentados por la Reforma Agraria.

Los terratenientes:

La primera Guerra Mundial agravó considerablemente la crisis crónica en que se debatía la agricultura latifundista. Por una parte la baja de los precios del café y del cacao afectó seriamente el valor de las exportaciones; por ¡a otra, “las casas comerciales alemanas, las más importantes —señala Salvador de la Plaza — suspendieron sus anticipos en dinero y artículos a los propietarios y hatos”.

Al fin de la guerra pareció mejorar la situación, aumentaron los precios del café y del cacao y el valor de las exportaciones venezolanas tuvo un enorme incremento, para luego caer en la violenta crisis de 1920 que golpeó seriamente a terratenientes y comerciantes.

Tal era la situación económica de la clase latifundista en el momento en que se inician las exportaciones petroleras. De 1921 a 1929 vuelven a subir los precios que prácticamente se duplican, pero el éxodo campesino y la incapacidad de la clase terrateniente y la falta de apoyo oficial para mejorar el financiamiento y la técnica de los cultivos como se había hecho en Brasil, impidieron que se aprovechara la nueva situación favorable.

Para 1928 el gobierno estableció el Banco Agrícola y Pecuario que llenó de júbilo a la clase terrateniente porque se desligaba del agiotismo de las casas comerciales y la hacía soñar con un gran crecimiento de la producción de café y de cacao, pero la crisis mundial de los años 30 vino a terminar, y ahora definitivamente, con tales esperanzas, pues la baja de los precios de dichos productos sumergió en la ruina a los hacendados. En 1934 la agricultura de exportación recibió el golpe de gracia con la fijación oficial del tipo de cambio del dólar a 3,93 cuando hasta entonces había oscilado entre 5 y 7 bolívares. Ello significaba que los dólares recibidos por la venta de un saco de café en el exterior tenían un valor en bolívares mucho menor que antes, con el consiguiente perjuicio para los cultivadores.

La agricultura de exportación no podría reponerse de este golpe final. Allí comienza la larga decadencia de la agricultura latifundista que sería acelerada, paradójicamente, por la creación del Banco Agrícola y Pecuario, creado para fortalecerla. En efecto, el surgimiento de una fuente de préstamos a bajo interés en momentos de una crisis agrícola y de auge de las actividades urbanas tenía que traer como consecuencia el estímulo del ausentismo. En efecto, los propietarios hipotecaban sus tierras y con el dinero obtenido

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