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Canibalismo Y Teofagia En Los Ritos Dionisiacos


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  836 Palabras (4 Páginas)  •  400 Visitas

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La antropofagia es un elemento imprescindible en la mitología griega. Lo vemos en el ejemplo más conocido: Cronos engullendo y posteriormente vomitando a sus hijos, acción que da origen al enorme panteón griego.

Este elemento, el devorar para dar inicio, como labor progenitora, viene ligada a una idea de lo cíclico y vital: una eterna digestión creadora. La mayoría de dioses helénicos tienen un nacimiento que depende del desprendimiento del otro, generalmente de manera violenta. Devorar y ser devorado es también símbolo de la fusión de identidades, de pensamientos, de cualidades, así como de la renovación divina, fuerza que se hereda encarnándose en el otro al ser tragado.

Para el culto dionisiaco, que celebraba el movimiento y las formas indefinidas, esta filosofía caníbal funcionó perfectamente para ejemplificar sus concepciones y deseos. El mito de Dionisos está repletó de referencias antropófagas. Una versión afirma que cuando nació el bebe, procedente de un amorío entre Zeus y Sémele, Hera mandó a los titanes para vengarse del engaño de su marido. Los titanes descuartizaron al recién nacido, hirvieron el cuerpo con yerbas y se lo comieron, dejando sólo el corazón. Zeus, al ver esto, tomó el corazón de su hijo y alimentó con él a Sémele, engendrándolo de nuevo. Otro mito cuenta que logró escapar de Hera convirtiéndose en un toro pero que, más tarde descubierto, fue acuchillado por sus enemigos.

Para Dionisos, el ser comido es la razón tanto de su perecimiento como de su nacimiento. Esta perversa y fascinante paradoja manifiesta el pensamiento cíclico que tenía el culto dionisiaco sobre la naturaleza.

El doble nacimiento del Dios, fascinaba a sus seguidores y en sus ritos se intentaba representar fielmente su muerte y resurrección. Para esto, sus devotos desgarraban vivo a un toro, símbolo de su muerte en forma animal. Los alaridos

del taurino, la violencia y el engullir carne cruda dejaban a los participantes en un estado de éxtasis que consumaban corriendo desnudos por los bosques, con la certeza de estar experimentando una conexión mística. La carne y sangre eran su embriaguez. En algunas zonas, el toro era reemplazado por humanos, que tratados como animal sagrado, acababan representando la misma muerta y transformación del buey.

Los fieles a Dionisos creían que al devorar la carne del toro, que lo representaba, estaban comiendo también al Dios, apropiándose de un poco de su divinidad.

A Dionisos no sólo se le reconocía como figura de la borrachera, también se le ligaba con la naturaleza y la agricultura. Él era un dios salvaje, un dios toro. Los otros dioses se alimentaban de carne cocida que representaba lo civilizado; él se alimentaba de carne cruda, por lo que se le veía en un horizonte bestial. El culto quería acercarse a la naturaleza, a los instintos animales, irracionales y salvajes. Bestializarse

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