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Carlomagno


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2013  •  5.234 Palabras (21 Páginas)  •  404 Visitas

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“Carlomagno, su vida y su obra”

Joseph Calmette

Capitulo VII

El Imperio

La extensión del estado Franco en el último tercio del S8 ha sido sin duda el hecho más notable de la historia occidental. Entre 773 y 799 Carlomagno conquisto el reino lombardo, Sajonia y Baviera, destruyo el reino avaro y entro en la esfera de influencia del Danubio medio. El estado comprende ahora no solo la antigua Galia sino también el norte y centro de Italia y toda Germania. Se transformo en el único Gran Estado de Occidente. La barbarie germánica no pondrá en peligro su estabilidad y seguridad, Baviera ha perdido su independencia. Lombardia ha dejado de existir en el reino rival. La amenaza de los turcos mongoles ha desaparecido.

Aquisgrán se equipa en importancia con Constantinopla. Las dos capitales son los dos centros políticos del mundo cristiano. Carlomagno era más que un Rey, como el Estado franco era más que un reino.

Para que el soberano franco pudiera considerarse como el igual del basileus que reinaba en Bizancio, hubiera sido necesario no que reinara en Roma sino que por lo menos fuera el protector inmediato y eficaz de Roma, que fuera una especie de señor feudal. El Estado pontificio es un protectorado de la monarquía franco-lombarda, o sea que Carlos es dueño de Roma no únicamente porque se la ha dado el Papa. Dueño de un reino que no era ya un reino sino una conjunción de de varios reinos, dueño de Italia y de Roma; Carlomagno es ya un posible Emperador.

La Navidad del 800 es un acontecimiento popular, es el resultado del entusiasmo franco y romano, es una concepción pontificia. La idea imperial tiene toda la fuerza ideológica. El exceso de guerras demuestra la imperfección y el peligro que esta realidad importa. No podrá haber tranquilidad para los hombre si el Imperio no esta restaurado. Hay doble entusiasmo por la grandeza romana: primero por la ferviente cultura clásica y segundo por la candente fe religiosa.

El titulo de Patricio que Pipino se abstuvo de utilizar porque él quería llegar más allá de los Alpes, significaba una delegación imperial, poco menos que una especia de viceemperador.

El verdadero fundador del Imperio tanto para los académicos de Aquisgrán como para los clérigos de Letran, no es Augusto si no Constantino. El Imperio es el Imperio cristiano. Entra en juego el poder pontificio y surge la visión de la coronación imperial. El problema es la relación entre el poder temporal y el poder espiritual. La resurrección imperial vista como un acontecimiento nacido de la idea clerical, que implica para el beneficiario una carga moral que es ser soldado de la Iglesia. Pero el Papa no era más que un instrumento del ambiente, el ejecutor de un plan concebido sin su intervención, una figura decorativa de la inspiración que venia de otra parte.

Mientras que en Roma, en Aquisgrán y en todo Occidente, todo el mundo piensa en el Imperio y lo cree próximo, el único que parece no pensarlo es Carlomagno. Los letrados de la corte franca se esfuerzan en crear alrededor de su señor una atmósfera favorable a la resurrección imperial.

Carlomagno es un bárbaro. Aunque campeón de la civilización, no por eso su nacimiento deja de ser puramente franco y el hecho de llevar al trono a un bárbaro sin sangre romana ni griega es una grave innovación.

Dos sobrinos del Papa Adriano (el anterior Papa) están a la cabeza de un grupo contra el Papa reinante, León III. León es golpeado violentamente y herido. León parte a solicitar ayuda de Carlos. Mientras tanto la facción adversa domina Roma. Carlos asume la posición de árbitro. Envía al Papa a Roma con una fuerte escolta y con una comisión investigadora que informe sobre el asunto.

Entre los grandes personajes del Imperio franco en Roma y en Aquisgrán se envían correspondencia. Hay una verdadera conspiración para traer a Carlos a Roma y hacerlo Emperador en San Pedro. Carlomagno emprende el viaje y entra en Roma el 24-11-800. El Papa es rehabilitado y restablecido en sus funciones.

Llega el día de Navidad. Carlos va a San Pedro a la misa y cuando inclina la cabeza para orar, León III coloca sobre su cabeza la corona imperial. El Papa fue salvo por Carlomagno y repuesto por él. El poder conferido proviene de Dios.

El Imperio no ha sido romano más que en las palabras porque en los hechos era franco. El Imperio francorromano no era un régimen sino un ideal moral. El Imperio cristiano francorromano significaba la unidad moral de Occidente realizada bajo un jefe que ejerce plena autoridad dentro de la concepción cristiana. El Imperio hace de un conjunto de reinos un cuerpo con alma cristiana. El Imperio no es la transformación del reino, si no que se superpone al reino. Carlos nunca asumió el titulo de Emperador de los romanos, para los romanos Carlos era su Emperador. Gobierna el Imperio en el sentido romano del término y es rey para los Lombardos y los Francos. El Imperio es pues la organización del mundo. Occidente será uno, Occidente estará en paz.

El Imperio carolingio se aparta de Roma. Solo es romano en su origen. Pero no se hace germánico aunque su eje este en el Rin. El Imperio carolingio es verdaderamente cosmopolita o si se prefiere europeo. Esta por encima de las nacionalidades y de los reinos. No es una dominación surgida de la fuerza, no es el Imperio de los romanos, no es el Imperio de los francos, es simplemente El Imperio.

Capitulo IX

Bagdad y Tierra Santa

El emirato de Córdoba con el que Carlomagno estaba en malos términos, era un desmembramiento del Imperio araba unitario cuya capital estaba en Bagdad. El emir omeya de Córdoba no era a los ojos del califa abbasí de Bagdad, mas que un rebelde y un usurpador. Así la hostilidad entre Córdoba y Aquisgrán tuvo como contrapartida la amistad entre Aquisgrán y Bagdad.

Tanto Bagdad como Aquisgrán tenían desconfianza sobre Bizancio. Tanto para el califa como para el soberano franco, anudar cordiales relaciones por encima del basileus griego, era un medio excelente para presionar sobre Constantinopla.

Jerusalén y Tierra Santa estaban en poder del califato. La peregrinación al Santo Sepulcro era una costumbre que se difundía con mas fuerza en Occidente. Los devotos que emprendían el viaje eran cada vez más numerosos. Comunidades cristianas guardaban los santuarios surgidos a lo largo del tiempo en Palestina. Los religiosos latinos que los servían necesitaban una protección pero no deseaban la del soberano griego sino la del rey franco. Carlomagno tuvo

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