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Ciencias sociales y marxismo


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  Reseñas  •  3.632 Palabras (15 Páginas)  •  572 Visitas

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RESEÑAS

FOUGEYROLLAS, PIERRE: Ciencias sociales y marxismo. México: FCE., 1981. 253 páginas.

Profesor de sociología y responsable del doctorado de 3er. ciclo en sociología del conocimiento de la Universidad de París VII, Fougeyrollas presenta en su obra una síntesis de la historia de las ciencias sociales a partir del siglo de las luces. En esta época se origina la gestación del nuevo pensamiento social de la burguesía ascendente en Francia, que contrapone a la ideología tradicional de las sociedades antiguas --que justificaban las desigualdades sociales con base en el derecho natural de orden divino-- la novel ideología de la razón y el progreso, cimentada en la igualdad universal de la naturaleza humana que intenta disolver las viejas diferencias entre los individuos de acuerdo a la voluntad divina, sobreponiendo las "verdaderas" diferencias sociales por el hacer y el tener, partiendo del principio de la propiedad privada, fuente del individualismo que proclama el pensamiento moderno del hombre occidental como modelo único a seguir.

El autor hace un análisis conciso de las ciencias sociales y sus treinta años de desarrollo institucional comenzando por los clásicos, desde Saint-Simon, Comte, Spencer, Durkheim, Max Weber y Toqueville llegando hasta los contemporáneos responsables de las escuelas actuales: el funcionalismo, el estructuralismo y el sistemismo. Asimismo hace un balance de los resultados de las ciencias sociales y sus diversas disciplinas, que intentan interpretar los procesos históricos, políticos, sociales, psicológicos, étnicos y culturales a través de distintos enfoques y corrientes teóricas y metodológicas, siempre basándose en la especulación ideológica de los fenómenos sociales que conduce al conocimiento parcial de la realidad, es decir, "los saberes fragmentarios", en contraposición al marxismo como un método científico que permite analizar de una manera crítica la ideología que conllevan las ciencias sociales, así como la explicación de la degradación burocrática que se ha hecho del marxismo.

El autor empieza diciendo así.- "Esta obra, que ha surgido directamente de nuestra enseñanza, constituye una tentativa de separar la parte del saber y la parte de la especulación o, si se prefiere, de la ideología en la sociología en particular, y en las 'ciencias sociales' en general. . . " (p. 7).

Fougeyrollas parte del principio de que las ciencias sociales no son ciencias y al respecto comenta lo siguiente: "A diferencia de las ciencias matemáticas y de las ciencias de la naturaleza, las disciplinas como la sociología, la psicología social, la etnología o antropología cultural así como la historia, la economía política, la demografía, la geografía humana y la politología e incluso la lingüística y la psicología, no han logrado, en su mayor parte, ni definir suficientemente la especialidad de su objeto ni articularse entre sí de una manera rigurosa. Con la mayor frecuencia no permiten ni la previsión sistemática ni la intervención deliberada y controlada en los procesos que estudian. En suma, pese a sus pretensiones y a sus triunfos obtenidos en la opinión pública, no son ciencias. Las 'ciencias sociales' son, en realidad, mezclas variables de saber y de ideología" (p. 13).

Para demostrar históricamente lo citado, el autor se remonta al movimiento del iluminismo del siglo XVIII para explicar las causas económicas, políticas y sociales (de la burguesía en ascenso) que determinaron y condicionaron a las ciencias sociales en su concepción idealista de la sociedad e influyeron posteriormente en el pensamiento de los estudiosos de las ciencias humanas (sociales).

Así pues, el autor analiza las obras de Saint-Simon, Auguste Comte y Herber Spencer, inscritas dentro del marco de la filosofía social que se refiere a meras "especulaciones sobre la sociedad moderna y sobre el devenir histórico que ha desembocado en esta sociedad y no de verificaciones ni de la descripción de datos objetivos. Lo cual resulta teórica y metodológicamente incompatible con el marxismo" (p. 29).

Acerca de Durkheim, que trata de estudiar a la sociedad a través de sus instituciones como fuente condicionante del actuar, el pensar y el sentir del hombre el autor dice: "no vio que es en y por la actividad productiva en y por el trabajo colectivo, como el hombre se desarrolla como ser social. Sin dejar de afirmar la sociabilidad del pensamiento, Durkheim ha caído en la trampa del idealismo que pretende explicar el pensamiento por el pensamiento, condenándose por ello a cierta forma de misticismo" (p. 43).

Respecto al durkheimismo y la sociología francesa donde se encuentran entre sus discípulos Marcel Mauss, Fauconnet, Bouglé, Simiand y Maurice Halbachs, el autor considera que sus trabajos tienen la marca de lo que se ha llamado "el imperialismo de la sociología,que es antes que nada, el predominio en la explicación de los hechos sociales de la referencia a las representaciones colectivas, a las mentalidades como causas primeras o estructurantes" (p. 46).

Después de repasar a los sociólogos franceses se refiere al sociólogo alemán Max Weber y su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, de la que refuta el hecho de que sea considerada al mismo nivel de La ideología alemana, y de Las reglas del método sociológico, ya que estima que "el método weberiano reposa en el postulado idealista de una causalidad autónoma de las representaciones y las mentalidades. Para Weber las instituciones y las representaciones colectivas (ideología) no son, como para Marx, las superestructuras de una base real constituida por las relaciones sociales de producción; son por el contrario, fenómenos autónomos. Además comenta que incluso Marx y Engels ya habían descubierto la relación histórica entre el capitalismo y el protestantismo, como una variable moderna de la ideología cristiana" (p. 58).

Al cierre de esta primera parte que es "la formación y desarrollo del pensamiento político moderno", Fougeyrollas examina la obra de Alexis de Toqueville (1805-1859) a quien sin haber creado ni una escuela, ni una ciencia ni un método se le considera el precursor de la ciencia política o la politología a través de sus escritos condensados en dos libros: La democracia en América, acerca de la sociedad norteamericana tal y como la observó Toqueville en los años 1831-1832, y El antiguo régimen y la revolución que gira en torno a la decadencia política de la nobreza y la revolución francesa. "En el fondo, lo que Toqueville describe y analiza a partir del excepcional ejemplo de los Estados Unidos es lo que Marx, diez años después, llamará

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