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Comunicacion


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  8.226 Palabras (33 Páginas)  •  160 Visitas

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Desarrollo.

El lenguaje como instrumento de la comunicación.

El instrumento de comunicación utilizado en las relaciones ‘formales’, es decir, en todas aquellas situaciones en las que no existe un cierto grado de afectividad o intimidad entre los interlocutores (Carbonero, 1985)

Existe un argumento de base, pues suponemos que la norma, en términos descriptivos, tiende a señalar los usos más frecuentes: el uso oral. Pero, por cuestiones de prestigio, de eficacia y de corrección comunicativa, es el nivel culto de lengua el que los hablantes suelen contemplar como modelo de imitación, es la modalidad escrita del nivel culto la que conforma el ‘corpus’ fundamental de la lengua estándar o común.

Por ello que la expresión culta formal la que constituye el español estándar: la lengua que todos empleamos, o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de expresarnos con corrección; la lengua que se enseña en las escuelas; la que, con mayor o menor acierto, utilizamos al hablar en público o emplean los medios de comunicación; la lengua de los ensayos y de los libros científicos y técnicos.

Su principal fin con los que el hombre utiliza la lengua es el de organizar y describir su entorno y su pensamiento. El código lingüístico es el instrumento que nos permite conocer el mundo que nos rodea e interpretarlo, para así poder desenvolvernos en él. Pero la lengua también permite realizar una gran cantidad de actividades: manifestar opiniones, agradecer, quejarse, saludar, ordenar, expresar sentimientos, afirmar, negar, etc.; es decir, es también el instrumento que nos permite relacionarnos y comunicarnos. El intercambio lingüístico es una actividad que tiene lugar entre dos partes participantes cuyo objetivo es que estas partes se comuniquen, entendiendo comunicar en su sentido más amplio, incluyendo no sólo la transmisión de hechos o conceptos, sino también la expresión de sentimientos, emociones, o simplemente la intención de relacionarse socialmente. Y esa comunicación se produce cuando una de las partes, el hablante, consigue transmitir lingüísticamente alguna de esas informaciones a la otra parte, el oyente. Es precisamente la elaboración y transmisión de información mediante la lengua lo que permite la interacción social, la comunicación (Garrido Medina, 1994).

Es así como cada vez que se usa la lengua se produce un acto comunicativo que debe entenderse como un proceso cooperativo de interpretación de intenciones cuyo objetivo es un intercambio de información (Tusón, 1997). Para que esa transmisión de información sea efectiva y el hablante consiga comunicar sus significados e intenciones al oyente, en la realización de todo acto comunicativo, los participantes ponen en funcionamiento dos tipos de conocimientos: el conocimiento del código lingüístico —el conocimiento gramatical de la lengua: la fonología, la morfología, la sintaxis, la semántica y el léxico— y el conocimiento de los recursos que permiten usar ese código de manera efectiva en las distintas situaciones comunicativas en las que pueden verse implicados los hablantes, de acuerdo con las normas de su entorno sociocultural. Es decir, el conocimiento de todas aquellas convenciones que permiten saber, por ejemplo, qué variedad lingüística es más apropiada en cada situación, cuál es el momento, el lugar y los interlocutores adecuados para hablar de un determinado asunto, o qué nivel de formalidad requiere una determinada situación. El grado de conocimiento que tiene un hablante del funcionamiento del código lingüístico nos informa de su competencia lingüística, y el grado de conocimiento de las convenciones que regulan el uso de ese código nos informa de su competencia pragmática. La integración de ambos tipos de conocimientos, gramaticales y pragmáticos constituye la competencia comunicativa de los hablantes.

Historia del lenguaje

La aparición del lenguaje en los seres humanos ha contribuido de gran manera a la elevación de la raza con respecto de cualquier otra forma de vida conocida. Sin el lenguaje, en estos momentos seguiríamos siendo una raza animal más dentro del planeta, sin sociedades complejas, sin una capacidad desarrollada de expresión... sin ciencia.

Es importante resaltar que en la historia del lenguaje existen varias teorías:

-La teoría divina, esta nos indica que el lenguaje humano es un don Divino entregado por Dios para todos nosotros los hombres. La Biblia cuenta la creación del primer hombre: de su cuerpo material y de su alma espiritual e inmortal, por eso no se puede decir que el hombre viene del mono, así, simplemente. Es necesario admitir la especial intervención de Dios. El cuerpo puede venir por evolución; pero no el alma, que es espiritual. El alma humana ha sido infundida por Dios en el momento de la concepción. Nunca el espíritu puede venir por evolución de la materia. El salto de la materia al espíritu sólo puede darse por la intervención de Dios.

Entre el mono y el hombre hay un abismo. Este abismo es la inteligencia. La inteligencia es de orden espiritual. Dijo el Premio Nobel de Medicina John C. Eccles en el prólogo de “Las fronteras del evolucionismo” lo siguiente: “Cada alma es una nueva creación divina. Me permito decir que ninguna otra explicación es sostenible”.

La Iglesia siempre ha insistido en el hecho de que siendo espiritual el alma humana sólo puede existir por haber sido creada, y no es posible que proceda de un animal inferior por evolución “La fe católica nos obliga a retener que el alma humana ha sido creada inmediatamente por Dios”, dice Pío XII en la Encíclica Humani Generis. Con todo, no hay dificultad en admitir, dentro de la doctrina católica, que Dios infundió el alma espiritual en un mono antropomorfo. Un cuerpo animal no es más indigno que un pedazo de barro para percibir el soplo espiritual de Dios.

En la historia bíblica de la formación del primer hombre lo que se quiere destacar es que el hombre proviene de Dios. La intervención de Dios en la infusión del alma espiritual en el hombre se explica en la Biblia con las palabras: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza... Dios Creó al hombre a imagen suya”. El hombre es imagen de Dios sólo en el alma espiritual, pues Dios - Creador no tiene cuerpo material. Dios es espíritu puro. Alma significa el principio espiritual del hombre. El llevar en sí la imagen y semejanza de Dios lo debe el hombre, no a su figura corporal, sino a su alma espiritual, dotada de entendimiento y voluntad. Sin duda alguna, la palabra hebrea bará (creó) indica una acción especial divina.

El individuo es la cumbre

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