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Conquista De Mexico


Enviado por   •  7 de Octubre de 2013  •  12.478 Palabras (50 Páginas)  •  253 Visitas

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CONQUISTA DE MEXICO LAMARCA

Carlos Navarro Lamarca – Historia de América

Francisco Hernández de Córdoba había descubierto Yucatán, llave de un poderoso Imperio y que Juan Grijalva descubrió las islas de Cozumel y San Juan de Ulua, regresando a Cuba convencido que había tocado el limite de un Imperio grande como los sacrificios necesarios para su descubrimiento y conquista(1518).

Entusiasmado Velásquez gobernador de la isla de Cuba, por este doble testimonio, prepara una expedición más que considerable y coloca al frente de la misma a un soldado notable por su talento y valor llamado Hernán Cortes.

La flota se componía de 11 navíos, tripuladas por 627 hombres, de los que 518 eran soldados y 109 marineros; no llevaban mas de 16 caballos y 10 cañones de poco alcance. “Sigamos la cruz, que con este signo venceremos” ese era el lema escrito por estos castellanos. En vano Velásquez, celoso de que Cortés le arrebatara la gloria, trato de retirarle sus despachos; el futuro conquistador del imperio de Moctezuma se embarco de noche con su gente y al amanecer del día después zarpo con su flota sin que el gobernador de la plaza se diese cuenta de ello.

Sin embargo, avisado éste de lo que ocurría acude al puerto a primera hora y pregunta a Cortés como sorprendido: ¿Que es esto? ¿Así os despedís de mi?--- Que queréis señor, contesto Cortés desde una chalupa. Saludo este a Velásquez con mucha cortesía y se alejó del puerto con la escuadrilla.

En Noviembre de 1518, arribaron aquellos expedicionarios a los puertos de Trinidad y Habana; allí enrolaron alguna gente, recibiendo Cortes la orden de rendirse por haber caducado su autoridad. Cortes haciendo caso omiso de aquella orden, se alejo de la costa y llego, después de una lucha sostenida contra los vientos y las olas, a la isla de Cozumel. Allí indignado en presencia de los resto de sacrificios humanos, despedazo los ídolos Mexicanos y recogió a un clérigo llamado Jerónimo de Aguilar, que tan importantes servicios había de prestar a Cortes en la conquista en calidad de interprete de la lengua yucateca. Es de notar que Aguilar había sido uno de los que se había salvado del naufragio de la expedición de Nicuesa acaecido en aquellos mares.

Llegaron los castellanos a un rió llamado Tabasco, donde necesitaron trabar sangrientas luchas con los indios, los que vencidos en numero de mas de 2000, se declararon súbditos de Carlos V. Entregaron estos en testimonio, 20 de sus mas hermosas mujeres entre las que se encontraba la india Doña Marina, que utilizaron los conquistadores ya que poseía el conocimiento de la lengua mejicana, ignorada por el clérigo Aguilar.

Siguieron navegando sin perder de vista la costa, y llegaron al paraje descubierto por Grijalva, denominado San Juan de Ulua, donde tuvieron ya noticias más exactas de la existencia del imperio Mexicano y del Emperador Moctezuma.

Todavía no habían atracado en el puerto cuando vieron que se acercaba una Piragua (canoa) llena de indios: figuraban entre ellos dos, comisionados por las autoridades de la provincia que iban a informarse de la venida de los castellanos. Su lenguaje no era ya el yucateca; Aguilar no lo comprendía, pero se valieron de la india Marina que traducía la conversación del mejicano al Yucateca y Aguilar del Yucateca al castellano.

Por tales intérpretes, tuvieron noticia los expedicionarios que se hallaban en las playas de un imperio organizado con regularidad, defendido por ejércitos numerosos y cuyo jefe se llamaba Moctezuma. Cortes les advirtió que venia en propósitos pacíficos, pero que solicitaba una entrevista con las autoridades de la provincia. No espero el impaciente extremeño la respuesta; descendió de las naves y acampo en una posición guarnecida de todo ataque indígena. Allí recibió a Teuhtlite y Pilpatoe, gobernador el primero y capitán general el segundo, Cortes le manifestó que necesitaba hablar con el emperador, pues tenia asuntos de importancia que comunicarle en nombre del mayor monarca del Oriente, Carlos V; que deseaba por tanto le condujeran ante su presencia.

El gobernador manifestó su desagrado al escuchar dicha proposición y le entregaron vistoso regalos por orden del emperador Moctezuma, inmediatamente partieron los indígenas a comunicarle al emperador las pretensiones de los extranjeros.

Entonces observo Cortes, que algunos indios dibujaban en lienzos preparados, los caballos, las naves, los mismos europeos y todo aquello que llamara la atención de los naturales con el objeto de entregarlos a Moctezuma, entonces Cortes hizo desplegar todo el aparato de una batalla en campo abierto, el estampido de los cañones y la agilidad de los caballos y jinetes asombro a los naturales, creciendo al punto de tener terror a consecuencia de aquellos disparos de artillería que destrozaron varios árboles.

Hacia una semana que habían partido los embajadores, cuando regresaron estos con la respuesta y los regalos de Moctezuma: en cuanto a los regalos eran valiosos y venían transportados en hombros de un centenar de indios. Estos se componían de ricos tejidos de algodón, penachos de plumas, armas, flechas, rodelas, y dos laminas, una de oro que representaba el sol y otra de plata que representaba la luna, además de collares, perlas, joyas y aros. Además el español recibió la más formal negativa de tratar cara a cara con Moctezuma, agravado esto con el ultimátum de que se alejaran del imperio.

Cortes sin embargo se mostró sereno de su propósito de conferenciar inmediatamente con el monarca, los indios no le contradijeron esta vez; y se ofrecieron a persuadir nuevamente a Moctezuma, debiendo Cortes esperar en su campo la respuesta.

No era fácil, sin embargo el acceso de los expedicionarios a la corte del emperador: una superstición arraigada había hecho creer que en tiempos lejanos, el dios Quetzalcoalt había desaparecido; dejando dicho a los mejicanos que volvería a reinar en el porvenir.

Temeroso Moctezuma de perder el trono por la llegada de aquel dios, cuya escolta creía formaban los españoles, trataba a todo transe de alejarlos con presentes, no teniendo en cuenta el receloso monarca que aquellos regalos no servían mas que para estimular mas y mas la codicia de los extranjeros. Diez días habían transcurrido desde la salida de los comisionados cuando regreso Teuhtlile con nuevos presentes y nueva intimación de que se alejaran estos de las costas del imperio. Cortes hizo caso omiso a esto y por tercera vez solicito pasar ante la corte con el monarca, sorprendidos los comisionados, al día siguiente se retiraron tierra adentro cortando con los españoles toda comunicación.

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