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Consolidacion


Enviado por   •  25 de Enero de 2013  •  1.066 Palabras (5 Páginas)  •  263 Visitas

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Uno de los peores negocios del mundo a lo largo del último medio siglo ha sido apostarle al fin de régimen de la llamada revolución cubana. El número de libros, ensayos, artículos, declaraciones y resoluciones vaticinando la caída de Fidel Castro es casi infinito, superado sólo por la cantidad de errores de información y de análisis a los que debemos tanta frustración para quienes el cambio de fondo o el fin del régimen constituía un deseo inocultado. Recuerdo una columna que publiqué en este diario y en la revista Newsweek en 1990, titulada El viejo y la isla, casi suplicándole al "caballo" que se fuera; tal vez nos entierre a todos.

Pero a pesar de los antecedentes negativos, y de la enorme carga de los yerros pasados, es posible que la dictadura tropical empiece a escuchar por primera vez pasos en la azotea. La conjunción de tres factores justifica una nueva aventura analítica: tal vez esta ocasión sea la buena (o la mala, según para quien).

El primer elemento nuevo, o en todo caso ausente desde el "Período especial" en 1994, es una crisis económica feroz, que ha introducido elementos de hambre y miseria en Cuba desconocidos desde aquella época. La caída del precio del níquel y del turismo el año pasado, el estancamiento de las remesas procedentes de Miami y los huracanes en tiempos recientes han paralizado la actividad en la isla; los apagones, las terribles deficiencias del sistema de salud, la falta de alimentos producidos nacionalmente o importados principalmente desde Estados Unidos, la crisis de vivienda generalizada y la suspensión de pagos de Cuba a todos sus acreedores -amigos o adversarios- desde enero del 2009, pintan un panorama desolador.

El subsidio venezolano resulta a la vez indispensable e insuficiente: las privaciones y las dificultades de la vida cotidiana alcanzan un grado inusitado, incluso para un pueblo acostumbrado a sufrir. Y ya no es tan fácil echarle la culpa al "imperio": no es lo mismo George Bush o Ronald Reagan que Barack Obama, cuya popularidad entre el cubano de a pie parece ser descomunal. Como lo han señalado muchos autores, una crisis económica más, por sí sola, no va a derrocar a los Castro. Pero junto con los factores siguientes, tal vez nos conduzca a territorios inexplorados.

En efecto, a pesar de su carácter lógicamente minoritario y aislado, tanto el movimiento de los huelguistas de hambre como el de las Damas de Blanco han generado un elemento discordante y novedoso en la política cubana. La muerte de Orlando Zapata colocó al Gobierno a la defensiva, y canceló cualquier posibilidad de una normalización con la Unión Europea o con México, a pesar del vergonzoso cinismo de Lula, Calderón y Moratinos, y pospuso indefinidamente el acercamiento con Washington. La perseverancia de Guillermo Fariñas en su propia huelga de hambre, su rechazo a las invitaciones españolas, su creciente carácter de líder opositor articulado y centrado, además del claro altruismo de su causa (no es un preso político, pero suspendió el consumo de agua y alimentos para obtener la liberación de los que sí lo son) le dan un relieve interno y externo que pocos disidentes habían logrado. Si se confirman las noticias sobre Darsi Ferrer y Franklin Pelegrino,

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