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Cortes Y La Malinche


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2013  •  3.039 Palabras (13 Páginas)  •  379 Visitas

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Cortés y la Malinche

Cuando Hernán Cortés pisó1

la tierra del Nuevo Mundo y se dio cuenta

de que había un mundo que no era el suyo, su imaginación se llenó2

de

deseos. Él necesitaba oro. Todo el oro que hubiera a su alcance3

. Quería

deslumbrar4

a todos. Cortés sabía que no le bastarían los caballos, la

5 artillería y los arcabuces para lograr el dominio de aquellas tierras. Estos

indígenas eran civilizados. Los cañones y la caballería surtían efecto entre la barbarie, pero dentro de

un contexto civilizado lo ideal era lograr alianzas, negociar, prometer, convencer, y todo esto sólo

podía lograrse por medio del diálogo, del cual se veía privado desde el principio.

En este mundo recién descubierto, Cortés sabía que tenía en sus manos la oportunidad de su vida.

10 Sin embargo no podía negociar, necesitaba con urgencia alguna manera de manejar la lengua de los

indígenas. Sin el dominio del lenguaje, de poco le servirían sus armas. Sin palabras, sin lengua, sin

discurso, y sin empresa, no había conquista.

Cortés nunca había sentido tanta fe reunida. Y pensó que si estos indios, en vez de dedicar su fe a

un dios equivocado la encaminaran con el mismo empeño5

al dios

15 verdadero, iban a ser capaces de producir milagros. Esta reflexión lo

llevó a concluir que tal vez ésa era su verdadera misión, salvar de las

tinieblas6

a todos los indios, ponerlos en contacto con la religión

verdadera, acabar con7

la idolatría y con la nefasta práctica de los

sacrificios humanos, para lo cual tenía que tener poder, y para

20 adquirirlo tenía que enfrentarse al poderoso imperio de Moctezuma.

Con toda la fe que le fue posible, le pidió a la Virgen que le

permitiera salir triunfante en esta empresa.

Y precisamente en el momento en que con más fervor pedía

ayuda, sus ojos se cruzaron con los de Malinalli. Malinalli sintió que

25 ese hombre la podía proteger; Cortés, que esa mujer podía ayudarlo.

Malinalli, con su nuevo nombre, recién bautizada Marina y purificada al lado de Cortés, iniciaba la

etapa más importante de su vida. Los pocos días que habían pasado desde que llegó al campamento

de los españoles habían sido inolvidables. Nunca se había sentido amenazada o insegura.

Hacía poco, Cortés la había nombrado “la lengua”, la que traducía lo que él decía al idioma

30 náhuatl y lo que los enviados de Moctezuma hablaban del náhuatl al español. Ser la “lengua” era una

enorme responsabilidad. No quería errar8

, no quería equivocarse y no veía cómo no hacerlo, pues era

muy difícil traducir de una lengua a otra conceptos complicados.

1

Pisar: fouler, marcher sur

2

Llenarse: se remplir

3 A su alcance: à sa portée

4 Deslumbrar: éblouir

5 El empeño: l’acharnement, l’obstination

6 Las tinieblas: les ténèbres

7 Acabar con: en finir avec, mettre un terme à

8 Errar = equivocarse

2

Pronto aprendió que aquel que maneja la información, los

significados, adquiere poder, y descubrió que al traducir, ella

35 dominaba la situación y no sólo eso, sino que la palabra podía ser un

arma. La mejor de las armas. Ella, la esclava que en silencio recibía

órdenes, ella, que no podía ni mirar directo a los hombres, ahora

tenía voz, y los hombres, mirándola a los ojos, esperaban atentos lo

que su boca pronunciara.

40 Desgraciadamente, esa posición de privilegio era muy inestable. Sólo el triunfo de los españoles le

garantizaba su libertad, por lo que no había tenido empacho9

en afirmar varias veces que los

españoles eran enviados del señor Quetzalcóatl10 y no sólo eso, sino que Cortés mismo era la

encarnación del venerado dios.

Tal vez los españoles sí eran enviados de Quetzalcóatl y era su obligación colaborar con ellos

45 hasta la muerte, compartiendo la información privilegiada que había obtenido de una mujer de

Cholula. Con la intención de salvarle la vida, le había confiado que en Cholula se estaba preparando

una emboscada en contra de los españoles. Malinalli, ahora, tenía la responsabilidad de decidir si

compartía esta información con los españoles o no.

Lo más preocupante para Milanelli, independientemente de si los españoles lograban su propósito

de derrocar11 50 a Moctezuma o no, era que su vida y su libertad estaban en juego. Todo esto se había

iniciado meses atrás cuando de manera fortuita Cortés se había dado cuenta de que

ella hablaba náhuatl. Entonces, le pidió a Milanelli que lo ayudara a traducir y a

cambio le daría la libertad.

Cortés y sus hombres habían llegado a Cholula de camino a Tenochtitlán.

55 Fueron recibidos y alimentados. Cortés quedó impactado ante la belleza y

grandeza de Cholula. Era una ciudad próspera y densamente poblada. Sus templos indicaban que era

sin duda uno de los más importantes centros religiosos del Nuevo Mundo. El templo principal estaba

dedicado al culto de Quetzalcóatl y la ciudad tenía la pirámide más alta de México, con ciento veinte

gradas.

60 Sin embargo, a los tres días de la llegada de los españoles, los habitantes de Cholula,

aparentando12 una baja de provisiones, dejaron de suministrarles

comida a los españoles y sólo les dieron agua y leña13

. En la ciudad se

respiraba una atmósfera de suspicacia14 y nerviosismo. Cortés se

enteró de que afuera de la ciudad se estaban juntando tropas mexicas.

65 Sus informantes le advirtieron de que lo más probable era que

estuviesen preparando una emboscada en su contra. Ante el clima de

intriga, Cortés tenía que tomar una decisión. Tenía que seguir adelante

con sus planes de conquista. Tenía que llegar a Tenochtitlán. No iba a permitir que lo detuvieran.

Tenía que tomar una decisión determinante.

9

El empacho: l’indigestion

10 Quetzalcóatl es el nombre que dieron los pueblos de habla náhuatl al Ser Supremo. Se compone de dos raíces: Cóatl,

“serpiente”, y Quetzal, “plumas".

11 Derrocar: renverser

12 Aparentar: feindre, simuler

13 La leña: le bois de chauffage

14 La suspicacia: la méfiance3

70 Él, Cortés, no era un simple soldado, era el emisario y el representante del rey de España y la

emboscada que se preparaba en su contra, por extensión, también estaba dirigida contra el rey de

España. Por lo que tenía que actuar en nombre de la Corona, defenderla con firmeza15 y castigar16

con la muerte la traición que se estaba fraguando17 en contra del rey de España.

Cortés había decidido adelantarse18 y matar a los habitantes de Cholula, en lo que él consideraba

75 un acto de defensa propia. Quería prevenir antes de ser tomado desprevenido. Quería dar una lección

a los indígenas que estuvieran albergando pensamientos19 de ataque en su contra y, a su vez, deseaba

enviar un claro mensaje a Moctezuma.

Reunió a los señores de Cholula en el patio del templo de Quetzalcóatl, con el pretexto de

despedirse de20 ellos y agradecerles sus atenciones. Malinalli le sirvió de intérprete ante los tres mil

80 hombres que ahí se habían reunido. Una vez dentro las puertas fueron cerradas. Cortés, a lomo de

caballo, habló fuerte, su voz sonó como trueno21, como el ruido de la tierra cuando tiembla. Cortés

les reclamó a los cholultecas que quisieran matarlo, cuando él había llegado a Cholula en son de

paz22 y lo único que había hecho desde su arribo23 era advertirles de lo erróneo de adorar ídolos y de

realizar sacrificios humanos. No acababa Malinalli de traducir estas últimas palabras cuando el

disparo24 de un arcabuz dio la señal para que comenzara la carnicería25 85 .

Durante más de dos horas los españoles apuñalaron26, golpearon27

,

mataron a todos los indios que ahí se encontraban reunidos. Malinalli

corrió a refugiarse en un rincón y con ojos llenos de espanto28 vio a Cortés

y sus soldados cortar brazos, orejas, cabezas. El sonido del metal

rasgando29 músculos y huesos30 90 , los gritos, los lamentos aterrorizaron su

corazón. El bello huipil31 que portaba pronto quedó salpicado32 de sangre.

La sangre empapaba33 los penachos de plumas, las ropas, las mantas34 de

los cholultecas; formaba charcos35 en el suelo. Los morteros y los

arcabuces despedazaban36 a la multitud aterrorizada. Nadie pudo huir.

95 Nadie pudo escalar los muros. Todos fueron asesinados sin que pudieran

defenderse.

15 La firmeza: la fermeté

16 Castigar: punir

17 Fraguarse: se tramer

18 Adelantarse: ici, prendre les devants

19 Albergar pensamientos: nourrir des pensées

20 Despedirse de: prendre congé de

21 El trueno: le tonnerre

22 En son de paz: avec des intentions pacifiques

23 El arribo: l’arrivée (en bâteau)

24 El disparo: le coup de feu

25 La carnicería: la boucherie

26 Apuñalar: poignarder

27 Golpear: frapper

28 El espanto: l’épouvante, la frayeur

29 Rasgar: déchirer

30 El hueso: l’os

31 El huipil: la tunique (portée par les indiennes)

32 Salpicado: éclaboussé

33 Empapar: tremper

34 La manta: la couverture

35 El charco: la flaque, la mare

36 Despedazar: dépecer4

En cuanto asesinaron a todos los hombres que se encontraban ahí reunidos, se abrieron las puertas

del patio y Malinalli huyó horrorizada. En la ciudad, los aliados de Cortés saqueaban37 la ciudad. Era

impresionante el odio38 con el que asesinaban a hombres, mujeres y niños. El templo de

Huitzilopochtli, el dios que enfatiza39 100 el dominio mexica, fue incendiado.

El frenesí de asesinatos, saqueo y sangre duró dos días hasta que Cortés restableció el orden.

Murieron en total cerca de seis mil cholultecas. Cortés ordenó a los pocos sacerdotes40 que quedaron

vivos que limpiaran los templos de ídolos, lavaran las paredes y los pisos41 y, en su lugar, colocaran42

cruces y efigies de la Virgen María.

105 Según Cortés, este horror fue bueno para que los indios viesen y conociesen que todos sus ídolos

eran falsos mentirosos, que no les protegían adecuadamente, pues, más que dioses eran demonios.

Para Cortés, la conquista era una lucha del bien contra el mal. Del dios verdadero contra los dioses

falsos. De seres superiores contra seres inferiores. Él consideraba que tenía la misión sagrada de

salvar a todos esos indios de la ignorancia en la que vivían, la misma que provocaba que, según él,

110 cometieran todo tipo de actos salvajes e incivilizados.

Los miles de cadáveres desmembrados, sin vida, sin

propósitos tomaron presa43 el alma de Malinalli. ¿Qué venía

como respuesta a este horrendo44 asesinato del que ella se

sentía culpable? Trataba de disculparse pensando que,

aunque ella no le hubiera confiado a Cortés la plática45 115 que

había sostenido con la mujer cholulteca, Cortés se habría

enterado de los planes por otros medios.

Ya no se sentía segura con nadie. Si en un principio se

había sentido feliz de haber sido elegida como “la lengua” y

120 de haber recibido la promesa de que se le daría la libertad a cambio de su trabajo como intérprete,

ahora ya nada le garantizaba su anhelada46 libertad. ¿Qué le garantizaba que su vida sería respetada

por esos hombres que no respetaban nada? ¿Qué podía ofrecerle un hombre que mataba con tal

crueldad? ¿Qué tipo de dios permitía que en su nombre se asesinara sin piedad a inocentes? Ya no

entendía nada.

125 Ella en verdad había creído que el dios de los españoles era el dios verdadero y que éste no era

otro que una nueva manifestación de Quetzalcóatl, quien había venido a aclarar47 que él no

necesitaba que los hombres murieran en la piedra de los sacrificios. Pero la manera en que había visto

actuar a los españoles la dejaba desolada48, desamparada49, desilusionada y, más que nada,

aterrorizada.

Laura Esquivel (México), Malinche, 2005

37 Saquear: mettre à sac, piller

38 El odio: la haine

39 Enfatizar: ici, vanter

40 El sacerdote: le prêtre

41 El piso = el suelo

42 Colocar: placer, mettre

43 La presa: la proie

44 Horrendo = horrible, atroz

45 La plática = la conversación

46 Anhelado = soñado

47 Aclarar = ici, precisar

48 Desolado: angoissé

49 Desamparado: abandonné, délaissé

Una de las figuras más polémicas de la conquista española es la mujer conocida como La Malinche o Doña Marina (ca. 1500-1527), quien ejemplifica la importancia de los intérpretes en el curso de la historia. De familia noble, La Malinche fue esclavizada, se convirtió en intérprete y en la persona de confianza del explorador español Hernán Cortés, a quien dio un hijo. Algunos la ven como la traidora de los aztecas, mientras que otros la consideran el chivo expiatorio del fracaso de Moctezuma, quien no fue capaz de defender su reino.

Marina nació en una familia noble en la provincia de Paynalla en Coatzacoalcos, en la región de Veracruz al sur de México. Cuando su padre murió, su madre se volvió a casar y dio a luz a un varón. Aunque Marina era la primogénita y heredera legítima, su madre y su padrastro favorecieron al nuevo bebé. Y para que el nuevo vástago fuera heredero único, su madre la regaló o la vendió como esclava y la declaró muerta.

Antes de convertirse en propiedad del cacique de Tabasco, Marina viajó en cautiverio desde su región natal de habla náhuatl a las regiones de habla maya en Yucatán, donde aprendió dicha lengua. Durante esta época, Hernán Cortés había llegado desde Cuba a la costa de Tabasco con su intérprete, Jerónimo de Aguilar, quien había aprendido el maya después de naufragar, ser esclavizado por los mayas de Yucatán y posteriormente rescatado por los españoles.

Habiendo tomado la decisión de buscar favores de los españoles en lugar de pelear con ellos, los mayas les ofrecieron alimento, vestido, oro y esclavos, incluso a 20 mujeres. Aguilar, quien también se había ordenado como sacerdote, además de servir como intérprete ayudó en la conversión de los mayas. Las mujeres, Marina entre ellas, fueron bautizadas en marzo de 1519. Se desconoce la edad que tenía cuando la bautizaron.

Cortés obsequió las mujeres bautizadas a sus militares y Marina estuvo destinada primero a Alonso Hernández de Puertocarrero; luego regresó un mes después a donde Cortés. Casi de inmediato empezó a trabajar con Aguilar como intérprete. Cuando Cortés llegó a las regiones de habla náhuatl, hacia el occidente por la costa del golfo, ella interpretaba entre el náhuatl y el maya para Aguilar, quien sabía interpretar entre el maya y el español.

Marina rápidamente amplió sus conocimientos lingüísticos al aprender español o castellano. Se ganó la confianza de Cortés, se convirtió en su secretaria y después en su querida, y hasta llegó a darle un hijo. A Cortés se le ofrecían a menudo otras mujeres, pero él siempre las rechazaba, demostrando así su respeto y cariño por Marina. En una carta escribió, "Después de Dios, le debemos la conquista de la Nueva España a Doña Marina".

Los historiadores no consideran a Marina la responsable del éxito de la conquista española. El apetito de los españoles por el oro, la epidemia de la viruela y, por supuesto, su superioridad militar fueron factores primordiales. Sin embargo, sus habilidades para servir de intérprete jugaron un papel enorme. Se tiene certeza de que ella facilitó la comunicación entre Cortés y varios de los líderes indígenas de la antigua América, entre quienes fueron claves los tlaxcaltecas, pues estaban a la búsqueda de aliados en contra de los aztecas debido a sus brutales exigencias de sacrificio humano y tributo.

Sin duda, el punto culminante de su carrera como intérprete fue el encuentro inicial, cara a cara, entre Cortés y Moctezuma, pero asimismo participó directamente en numerosos intercambios entre los españoles y la gran cantidad de personas que encontraron y trataron. Se dice que ella favorecía activamente las negociaciones en lugar del derramamiento de sangre.

Aunque algunos la consideran una traidora, muchas chicanas consideran a La Malinche una preponderante figura histórica, cuya denigración y difamación de carácter tiene paralelos con su situación actual. Ella fue repudiada por su gente y no debía lealtad a los otros poderes mesoamericanos. Y aprovechó sus facultades lingüísticas para asegurar su propia posición social. Pero hay evidencia certera de que, una vez que se alineó con la causa española, fue totalmente leal a Cortés, a pesar de las múltiples oportunidades que tuvo para traicionarlo, a medida que la intrincada historia de la conquista se desenvolvía.

El autor mexicano Gómez de Orozco afirma que La Malinche "fue una parte instrumental de la estrategia [española], al interpretar en tres idiomas y al ofrecer información esencial sobre la organización económica, el conocimiento de las costumbres nativas, el orden y la sucesión de los reinos, las formas de tributo, las reglas que regían las relaciones familiares, etcétera".

El sueño de la Malinche

de Antonio Ruiz, 1939

Después de la conquista, Cortés, quien ya tenía una esposa en España, demostró su respeto por Marina al concertarle un matrimonio con Don Juan Jaramillo, un teniente de Castilla. Aunque Marina fue apenas una de las mujeres indígenas que tuvo hijos de padres españoles, es la más destacada, y el hijo que tuvo con Cortés, Don Martín Cortés, fue el primer mestizo de relevancia histórica y alguien que eventualmente tuvo un cargo en el gobierno. Fue el Comendador de la Orden de San Jago. En 1548, fue acusado de conspirar en contra del virrey y posteriormente ejecutado. Marina también tuvo una hija de su esposo, Don Juan Jaramillo, llamada Doña María. Como la madre de un hijo y una hija de dos razas, con la misma sangre mestiza que corre por las venas de la mayoría de los mexicanos, a Doña Marina se le puede reconocer legítimamente como la madre de la nación mexicana.

¿Qué hay detrás de un nombre?

La mujer llamada "la lengua de Cortés" o su intérprete, al nacer fue llamada Malinalli (el nombre en náhuatl para uno de los 20 días del mes mexicatl, así como para un tipo de hierba que sirve para elaborar cuerdas). También se le llamaba Malinalli Tenépal. La palabra náhuatl tenépal significa "persona que tiene facilidad de palabra, que habla mucho y con animación".

A la hora de bautizarla, un cura español le dio el nombre de Marina. Bernal Díaz, quien fuera testigo e hiciera una crónica de esta época en La conquista de la Nueva España, se refiere a ella como Doña Marina. El homónimo del nombre español, Malina, se convirtió en Malintzin (el sufijo náhuatl "-tzin" denota respeto). Cortés era conocido como Malintzin-é, porque los indígenas no podían pronunciar bien la r española, de manera que Cortés y Malintzin eran conocidos por casi el mismo nombre. Luego, al tratar de pronunciar este nombre náhuatl, los españoles cambiaron el sonido suave de tzin-é a la ch española y el resultado fue Malinche.

Díaz del Castillo coincide en que, debido a su asociación cercana con Marina, a Cortés también lo llamaban Malinche, lo cual, de acuerdo a Díaz, se traduce como "El capitán de Marina". En el libro Conquest of Mexico, Prescott también afirma que Cortés era llamado Malinche, pero lo traduce como "capitán" y dice que La Malinche quiere decir "La mujer del capitán".

En la actualidad, los mexicanos de habla hispana usan la palabra "malinchista" para referirse a "alguien que prefiere las cosas extranjeras" y, para muchos, la palabra Malinche es sinónimo de "traidor".

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