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Cosmovision Indigena, Pensamiento Politico Latinoamericano


Enviado por   •  24 de Marzo de 2012  •  4.882 Palabras (20 Páginas)  •  2.238 Visitas

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1.- Cosmovisión Indígena

La cosmovisión está íntimamente ligada a la religión, la política, la economía y el medio ambiente. En los sistemas cosmológicos de los indígenas mexicanos la tradición tiene un enorme peso y, gracias a las investigaciones de arqueólogos, historiadores y lingüistas, ha sido posible conocer el origen prehispánico de muchos de los elementos que forman los sistemas actuales de creencia y conocimiento.

La cosmovisión expresa la relación de los hombres con los dioses, establece el orden jerárquico del cosmos, la concepción del cuerpo humano, estructura la vida comunitaria y agrupa el conjunto de los mitos que explican el origen del mundo. La cosmovisión indígena tiene un claro origen agrícola; en ella el medio ambiente (el territorio real y simbólico es un factor fundamental y tiene como uno de sus rasgos característicos el que no exista una separación -como en el pensamiento occidental- entre naturaleza y cultura, orden natural y orden social, individuo y sociedad. El ámbito de lo sobrenatural ocupa un lugar preponderante de la cosmovisión y tampoco está desligado del mundo social. Se considera que el orden político está fundado en la jerarquía divina, que numerosas enfermedades del cuerpo son resultado de la acción de desequilibrios o daños causados por fuerzas sobrenaturales. Las calamidades, las tensiones sociales y los enfrentamientos entre individuos o grupos también pueden ser entendidos como resultado de un conflicto entre los hombres y la divinidad (los dueños de aguas, bosques, cuevas, montes, cerros).

La intervención de los dioses se busca constantemente para obtener la protección y conseguir el buen desempeño de las distintas actividades de la vida cotidiana. En el nacimiento, el matrimonio, la construcción de una casa y de un temazcal o la preparación de la milpa para la siembra se invoca la ayuda de las divinidades o se busca ahuyentar aquellas entidades que pudieran ser una amenaza para la tarea que se lleva a cabo.

En las cosmovisiones indígenas el tiempo y el calendario ocupan un lugar destacado. Los mitos sobre el origen del mundo establecen cómo se pasó de un tiempo primordial, dónde sólo existían los dioses, al tiempo de los hombres. Por su parte, tanto el calendario de 365 días como el ritual de 260 tienen una importancia clave en los sistemas cosmológicos y en la organización de la vida social. El calendario no sólo determina los tiempos adecuados para la siembra y la cosecha, sino que fija los días en que deben realizarse las fiestas religiosas, las cuales sirven para adorar a los dioses (y desde tiempos coloniales a los santos patronos), realizar intercambios comerciales y renovar las autoridades tradicionales.

Existe también una estrecha relación entre el conjunto de los sistemas de creencias y saberes y la estructura familiar. Las comunidades indígenas suelen estar formadas por familias extensas, cuyo vínculo no es exclusivamente consanguíneo sino que está establecido en términos de la pertenencia a un linaje en que un dios tutelar es considerado como el antepasado común de los miembros del grupo.

2.- Resistencia indígena como germen del pensamiento emancipador

Nuestros aborígenes, desde que Cristóbal Colón “descubriera” América en 1492, se han resistido a dejar que los españoles y nosotros sus descendientes, cambiemos sus costumbres, y con justa razón, pues ellos son los verdaderos dueños de esta tierra.

Su amor por la vida y por su milenaria historia les ha dado valor para luchar por sus derechos, han intensificado sus reclamos y se han preparado para reivindicarse. A pesar del tiempo transcurrido, han logrado que sus costumbres, su lengua nativa y su raza pura perduren.

Primero los conquistadores españoles, sus representantes y luego los gobernantes de la república sólo se han dedicado a obligarlos e inducirlos a que aprendan nuestra lengua, pero ¿por qué no aprendemos nosotros también su idioma?, después de todo, es el idioma que en realidad nos correspondería hablar.

Los españoles trajeron sus ideas de superioridad de la raza blanca, y sólo porque estaban más adelantados que nuestros nativos en ciertos avances de “civilización”, sólo porque según ellos, Dios les había encomendado el sagrado y privilegiado deber de evangelizar a los salvajes, sin derecho real alguno, les arrebataron sus territorios, los obligaron a trabajar cual animales de carga, día y noche, duramente y sin descansar para servir a sus amos.

Ya dice el refrán: “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”; sin embargo en este caso, pasaron cien años y más, hasta que los “indios”, mal nombrados así, empezaran a comprender el estado de miseria en el que estaban sumidos. El gobierno y la sociedad civil, poco a poco, están aprendiendo a valorarlos y respetarlos, ya no pueden estar confiados en que los “indiecitos” no harán ningún tipo de reclamos por los abusos de que son objeto.

Es cierto que los españoles nos enseñaron mucho y que trajeron numerosos frutos y animales que en nuestro continente no existían, pero abramos los ojos y entendamos nuestra historia, porque nosotros también les dimos mucho, con nuestro trabajo, nuestras pertenencias y nuestras riquezas. Ellos llegaron a cambiarlo todo, de repente y tan drásticamente, nos arrebataron nuestras creencias, nuestras costumbres, se llevaron el oro, alteraron nuestras paz y mezclaron nuestra raza.

Los españoles celebran la conmemoración cada 12 de octubre, del descubrimiento de América, como ellos lo denominan; pero nuestros aborígenes recuerdan en esa fecha los años que han mantenido su Resistencia Indígena, pues este continente ya estaba poblado cuando llegaron los ibéricos, por tanto NO se trata de un descubrimiento. Los conquistadores lo que hicieron fue unir lazos entre dos continentes que no se conocían entre sí; el primero, Europa, que se encontraba en pleno apogeo de la civilización, y el segundo, América, que iba progresando lentamente.

Por lo tanto, fue tan sólo el encuentro entre dos culturas, no un descubrimiento.

Conozcamos nuestra historia, entendámosla, porque es la única forma en que aprenderemos a respetarnos.

Debemos apoyar a nuestros nativos en la defensa de sus derechos, aquellos derechos que les legaron sus antepasados y que durante siglos les han sido negados. Tenemos el deber de gritarle al mundo que nosotros no somos ni hemos sido nunca inferiores a los españoles y en general a los europeos, pues bajo el color de la piel, tenemos la misma estructura física.

Es nuestra obligación preservar lo poco que nos queda de nuestro pasado, porque si permitimos su destrucción o desaparición, en el futuro

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