ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Crisis Legitimidad


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2014  •  2.033 Palabras (9 Páginas)  •  231 Visitas

Página 1 de 9

La crisis de legitimidad se expresa de múltiples maneras, una de ellas, que es la que nos interesa es la violencia social, referida al ámbito de la política. Primero, porque la violencia sólo se expresa allí donde la autoridad ha dejado de funcionar; segundo, la acción colectiva, desde la sociedad, con carácter violento expresa una forma de poder; y tercero, la violencia expresa, irremediablemente, todo aquello que significa anti-poder. De ahí que toda forma de violencia social esté referida a la crisis de las instituciones, los mecanismos y los valores, que han funcionado y son puestos en cuestión por fragmentos de la sociedad.

La violencia política se expresa en los motines en las cárceles, los linchamientos en diferentes regiones del país, o bien en rebeliones como las que tienen lugar, hoy día en Chiapas, Guerrero, Oaxaca. Violencia social que grupos indiferenciados de ciudadanos llevan a cabo para poner coto a la negligencia de las autoridades gubernamentales, a la corrupción de funcionarios (jueces, policías, secretarios de estado, gobernadores, etc.).

Violencia, poder y acción colectiva.

En el presente artículo se aborda un fenómeno nuevo en el contexto de cambio socio-político del país: la acción colectiva y la violencia social de grupos heterogéneos que pretenden restituir el orden social y político, cuyas características principales son: un alto grado de organización; hacer justicia por propia mano, "espontaneidad" y cohesión social. Acción colectiva y violencia social referidos al poder, concebido éste como: la capacidad humana de actuar concertadamente. El poder nunca es propiedad de un individuo; pertenece a un grupo y sigue existiendo mientras que el grupo se mantenga unido. Cuando decimos de alguien que está "en el poder" nos referimos realmente a que tiene un poder de cierto número de personas para actuar en su nombre1

Poder es, a decir de Hannah Arendt, "la aptitud humana para actuar en conjunto, y de ahí deriva la importancia decisiva del derecho de asociación para una comunidad política, puesto que es la asociación lo que genera el poder del que se valen los gobernantes"2 . Son los gobernados los que generan el poder, de ahí que el poder no necesita justificación, pero sí requiere legitimidad.

José Barbeito, nos dice que: “El Poder aparece referido a la voluntad de una conciencia colectiva que, al reducir la violencia a razón, implementa su búsqueda de sentido, en el proyecto de un orden social deseable. Esta voluntad de una conciencia colectiva es la esencia de lo que citamos al hablar de autoridad política"3

Al respecto, podemos decir que Max Weber no se equivocaba al pensar poder y autoridad como dos formas que tienen como sustento, el primero la violencia cruda, y el segundo el consentimiento de los gobernados, es decir la legitimidad, de ahí que su concepto de Estado exprese o bien sintetice violencia y poder con carácter legitimo. Podemos afirmar que tanto Hobbes como Locke y Marx entendían el problema del poder en cuanto su origen social, necesario para imponer el orden, en el caso del primero; como garante de la paz, la propiedad y la libertad, a decir del segundo, y como instrumento de opresión en manos de una clase social para explotar a la otra , según el tercero.

Poder y autoridad son fenómenos plurales, colectivos, distintos, por su naturaleza de la fuerza, del vigor y de la violencia, que se ubican en el singular. La violencia tiene un carácter instrumental y en el mundo contemporáneo su alcance se vio multiplicado por la técnica. A la violencia, Sorel le atribuía el carácter de un "acto mesiánico, purificador", cuyo origen, a decir de los marxistas, son las estructuras de la sociedad; o bien como señala Hobbes, es producto de la libertad que no tiene límite o freno de algún poder superior.

Violencia y poder forman una díada inseparable y complementaria, con múltiples raíces, que sólo se hace comprensible a la luz del conjunto de relaciones sociales, económicas, culturales y regionales que se establecen en y entre grupos, individuos e instituciones. "Una de las distinciones más obvias entre poder y violencia es que el poder siempre precisa el número, mientras que la violencia, hasta cierto punto, puede presindir del número porque descansa en sus instrumentos.(...) La extrema forma de poder es la de Todos contra Uno, la extrema forma de violencia es la de Uno contra Todos."4

Nuestra reflexión es sobre la acción colectiva con carácter violento en ámbitos diferenciados y con actores anónimos que invaden o se apropian del espacio público (frente a la crisis de las instituciones públicas entre las cuales se encuentran los aparatos encargados de impartir justicia, los cuerpos policiacos, las instituciones carcelarias, etc. entre otras) por periodos más o menos cortos, lo cual les confiere identidad y coherencia. Para nuestros fines podemos mencionar que es necesario recuperar viejos conceptos y dotarlos de nuevos sentidos, tal es el caso de: el motín, la revuelta y la rebelión, conceptos que expresan y/o dan cuenta de fenómenos diferenciados, y al mismo tiempo interrelacionados, en donde la injusticia juega el papel de ordenador, cohesionador y detonante de sentimientos tales como la indignación moral, que orienta y dota a la acción colectiva de un alto contenido emocional, y al mismo tiempo explica el papel de la venganza (como una expresión de la crisis de legitimidad).

Siendo el motín, la revuelta y la rebelión tres formas de acción colectiva con organización e intensidad diferentes y con capacidad de transformación sobre ámbitos de extensión menor o mayor, según sus motivos, son la espontaneidad y el sentimiento de venganza elementos característicos con los que se pretende la transformación parcial o localizada del orden, a diferencia de la revolución, que busca una transformación global.

El orden político de cualquier sociedad tiene como fundamento un código moral que sirve de vínculo entre las instituciones y la sociedad. Dicho código expresa el consentimiento por parte de la sociedad de las reglas y valores que han de regir el comportamiento social, así como el de cada autoridad. Es así que los conflictos y formas de solución de los mismos requieren de la aplicación rigurosa y justa de las reglas para mantener o restituir el orden social y político.

En ambas situaciones mantener o restituir el orden, la existencia del consenso popular es una necesidad, en cuanto a qué prácticas

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12.8 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com